Apenas hace un día que nació el bebé de los duques de Sussex, Meghan Markle y el príncipe Harry, y ya generado polémica.
Y es que Meghan Markle rompió las reglas de la realeza y finalmente no posó junto al bebé como era costumbre, ni fue atendida por ninguno de los médicos que atendieron a Kate Middleton.
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Además, medios británicos aseguran que la operación secreta del parto de Meghan fue tan discreta que ni el Palacio de Kensington estaba enterado, pues anunciaron el lunes por la mañana que la duquesa estaba en trabajo de parto, cuando el bebé ya había nacido a las 5:26 de la madrugada.
Con un plan ideado por el equipo de seguridad de Scotland Yard, Meghan salió de su hogar en Frogmore Cottage la noche del domingo a la clínica privada The Portland, con total discreción y allí estuvo hasta la mañana del lunes, tras dar a luz a su bebé.
Los medios aseguran que Meghan Markle no pudo tener un parto en casa como lo había planeado porque se retrasó una semana, lo que preocupó a su equipo de ginecólogas y parteras que llevarían el parto natural, y tuvo que ser llevada a la lujosa clínica.