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“El quería que yo fuera flaca”: Katyna Huberman revela terrible experiencia vivida durante el pololeo

En el debut de la quinta temporada de “La Divina Comida”, la actriz Katyna Huberman confesó que sufrió de bulimia

La quinta temporada de La Divina Comida comenzó con unos invitados de lujo. El grupo estuvo compuesto por la humorista Chiqui Aguayo, Sergio Lagos, Mark González y la actriz Katyna Huberman, siendo esta última quien impactó con un fuerte testimonio de violencia que vivió durante el pololeo.

Según contó, todo ocurrió cuando tenía 15 años e inició una relación con un joven. «Pololeaba conmigo porque obviamente yo le gustaba, pero él quería que yo fuera otra persona. Te criticaba todo el día, que no le gustaba lo que hacías, que no le gustaba como te vestías, me dejaba en la casa por como me vestía. Y ná poh, yo salía con mi mejor tenida, no sé, pantalones súper anchos, polera sin espalda, y me miraba y me decía ‘no. Así no’. Y cerraba la puerta y obvio que me iba a llorar», dijo.

«Nunca entendí por qué no terminaba. Pero yo siento que tenía la necesidad de que él entendiera que de la persona que estaba enamorado era de mi tal cual era yo, agregó indicando que el joven esperaba que ella luciera y se comportara de otra manera.

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«El quería que yo fuera como del Villa María, y yo no era del Villa María. El quería que yo fuera flaca, súper flaca. Podría ser flaca pero curvilínea poh. Y él encontraba que esta cosa era de rotos, como tener poto, tener cintura», señaló Katyna Huberman.

Consultada sobre cómo la afectó internamente, la actriz de 47 años reveló que se volvió muy insegura. «Terminé apocada absolutamente, ya no hablaba, súper insegura. El me decía cosas y me daba miedo contestarle (…) Me empecé a preocupar heavy del peso, empezó a ser un tema para mí, me empecé a insegurizar ene», explicó.

«No lograba terminar con él porque sentía que si terminaba me iba a quedar sola, y empecé con el cuento de la bulimia. Me encerraba porque me veían comer pero yo adelgazaba. Pero no era porque sintiera que estaba gorda, sino porque no me sentía bien conmigo, no me sentía segura con nada. Hasta que mi vieja me pilló y me sacó la chucha», dijo.

«Mi mamá me llevó al siquiatra y ahí empecé a salir de a poco. Empecé a tener de nuevo confianza en mí misma y a entenderle el sentido de la vida, porque lo que me pasó también es que, como buena adolescente y sus rollos, yo no entendía cuál era mi fin aquí», continuó.

«A mí no me podías dejar sola, porque yo sentía que si a mí me dejabas solas a mi me podían llegar a dar ganas de matarme. Y de a poco, con remedios y terapia, y un día dije ‘no me voy a preguntar nunca más para qué. Ya sé a que vine a esta hueá. Vine a pasarlo bien, a disfrutar con lo bueno y lo malo. Da lo mismo para qué. Da lo mismo porque vine a gozarla como fuera’. Y de ahí, pum, para arriba. Pero fue un proceso nada de agradable», finalizó Katyna Huberman.

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