El príncipe William es actualmente uno de los representantes de la realeza británica más serios y responsables, el segundo en el trono después de su padre el príncipe Carlos y padre de tres hijos, Charlotte, George y Louis.
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Pero de niño, siempre fue el dolor de cabeza de su madre la princesa Diana por ser un niño bastante travieso, lo que originaba a menudo algunos accidentes menores.
Eso lo ha revelado el libro William and Harry, de Katie Nicholl, en el que describe episodios de la infancia y juventud de los príncipes, reseñó el diario británico Express.
Nicholl explicó en la publicación que el príncipe William, con 10 años, fue “herido en un accidente en un patio de juegos en junio de 1991”.
Ella explicó: “William había estado jugando a un amigo en el patio de la escuela cuando fue golpeado accidentalmente en la cabeza con un palo de golf”, lo que le dejó una tenue cicatriz encima de la ceja izquierda.
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De ahí el príncipe William fue trasladado al Royal Berkshire Hospital para ser atendido de emergencia.
Allí fue “diagnosticado con una fractura deprimida y se sometió a una operación correctiva de setenta minutos que lo dejó con veinticuatro puntos de sutura”.
Ella agregó: “Hoy todavía tiene un recordatorio del accidente al que llama cicatriz de Harry Potter”.
La Sra. Nicholl también informó cómo el padre de William, el príncipe Carlos, fue criticado en ese momento, porque mientras la princesa Diana estaba en el hospital, él se fue a un evento oficial de la realeza en la Royal Opera House.