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Las 5 tiaras que te harán lucir como toda una ‘royal’ y que están al alcance de todas

Algunas diseñadas en platino y con diamantes, otras adornadas con rubíes y perlas, las tiaras de la realeza son objetos con mucha historia

Reinas y princesas del mundo coronan su belleza con tiaras, joyas de la realeza que cualquier plebeya desearía lucir tan solo por un par de segundos.

Algunas diseñadas en platino y con diamantes, otras adornadas con rubíes y perlas: las tiaras de la realeza son objetos con mucha historia en sí mismos y  un signo de distinción y elegancia dentro de las mujeres de la realeza.

Estas son  algunas de las tiaras de la realeza más hermosas:

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Tiara Cambridge Lover’s Knot: Diana de Gales

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Una de las tiaras de la realeza favoritas de la princesa Diana de Gales.

Fue creada originalmente para la Reina María en 1914 por los joyeros reales Garrards, basados en el diseño de una tiara perteneciente a su abuela materna Princesa Augusta de Hesse, duquesa de Cambridge.

La joya está compuesta  por 19 arcos abiertos de nudos brillantes de los que cuelgan 38 perlas, 19 de ellas removibles.

Después de la muerte de Diana, en 1997, la tiara no había sido vista en público hasta 2015, cuando Kate Middleton, duquesa de Cambridge, la usó durante una recepción diplomática en el Palacio de Buckingham.

Tiara de Lis: Reina Letizia

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Es una de las joyas de la realeza más importantes de la monarquía española. La Reina Letizia la lució por primera vez en febrero de 2017.

Se le conoce como Tiara de Lis, porque su diseñado está formado por tres flores de lis, símbolo de la Casa de los Borbones, con un esqueleto de platino y de diamantes.

La usó por primera vez la reina Victoria Eugenia de Battenberg en 1906, siendo un regalo de su esposo el rey Alfonso XIII. Esta joya solo puede ser usada por las reinas de España, nunca ha sido lucida por las infantas Elena o Cristina.

Tiara Braganza: Silvia de Suecia

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Es una de las más bellas joyas de la realeza, llamativas y también de las más grandes del mundo: ¡pesa un kilo! Con 12,5cm de altura y 50cm de longitud.

Fue realizada en Francia en 1829, con diamantes brasileños engarzados en oro y plata, por encargo del Emperador Pedro I de Brasil, para regalársela  a su segunda esposa, Amelia de Leuchtemberg el día de su boda.

El emperador también fue Duque  de Braganza, de ahí el nombre de la tiara, flora  y de estilo neoclásico. La Reina Silvia solo la usa para actos muy solemnes que se desarrollan dentro de Suecia.

Tiara Brunswick: Carolina de Mónaco

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Es una joya llena de historia porque, aunque pertenece a la familia Hannover,  pudo haber sido fabricada por el joyero de la emperatriz Josefina, esposa de Napoleón I. Está compuesta completamente por diamantes.

La princesa Victoria Luisa de Prusia, hija del emperador Guillermo II, recibió esta tiara como regalo de bodas, quien estaba cerca de contraer nupcias con el príncipe Ernesto Augusto III de Hannover, el futuro duque de Brunswick.

La ceremonia se realizó en 1913 y la princesa usó la corona durante toda su vida, pero cuando murió en 1980, la joya desapareció del público.

Solo reapareció en 2004, cuando la princesa Carolina de Mónaco, casa con Ernesto de Hannover, la lució en la boda del príncipe heredero Federico de Dinamarca con Mary Donaldson.

Tiara prusiana: Marie-Chantal Miller

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Perteneció a la Reina Sofía de Prusia, hija del Káiser Federico III, y propietaria de un joyero. Esta tiara había permanecido en el misterio desde que Federica de Grecia, madre de la Reina Sofía, la usara por última vez en 1960.

Tras medio siglo sin su rastro, la princesa Marie Chantal, esposa de Pablo de Grecia, usó esta joya de la realeza en una gala en enero de 2012. Imposible no voltear a ver esta diadema de diamantes.

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