Si hay algo que siempre caracterizó a Diana Spencer durante su reinado como Princesa Diana, era que siempre fue pionera y visionaria en cuanto al papel de la mujer. Su visibilidad más allá de darle aires de superioridad, fue usado por ella para enviar un mensaje de inclusión e igualdad, incluso en temas tan superficiales como la moda. Así fue que en muchas oportunidades, sus actos de rebeldía eran vistos con malos ojos por la realeza.
PUBLICIDAD
Sucedió el 22 de abril de 1988, cuando Diana asitió a su primera gran evento de caridad. Justo en el hipódromo de Wembley, la prensa de la época quedó deslumbrada y muy sorprendida cuando Diana apareció con un traje de tres piezas de hombre y con tacones. Nunca nadie, había hecho algo así en la realeza y era precisamente Diana, la figura debutante, la que se atrevía a romper con los paradigmas.
Las reglas de la corona son muy claras y tradicionales, las mujeres deben usar vestidos siempre, en evento públicos, de gala, o benéficos, es regla que se vistan muy femeninas y sin ningún toque vulgar, pero Diana transformó esa ley y la hizo suya, cuando se vistió como un hombre, para demostrar, que las mujeres tienen derecho de expresarse también con la forma de vestir.