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Dar palmadas: Las terribles consecuencias cerebrales que pueden causar en un niño

LaImagen foto_0000002220150608080800.jpg columna de Varinia Signorelli C.
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Estamos claros; hoy los avances científicos son suficientes, y ya sabemos que dar palmadas a los niños para corregir sus errores –o como forma de castigo– es algo que sólo les genera perjuicio emocional y cerebral.
Lamentablemente algo nos pasa como sociedad: si observamos a alguien golpeando a un perro en la calle, nos genera rabia y aparecemos a ayudar. Sin embargo, si alguien le da un tirón de orejas a un niño, parece no importar. Es grave: la violencia hacia los niños es invisible para las personas.
¿Por qué nos cuesta entender algo que es obvio?
Seguramente porque a nosotros nos golpearon y sentimos que está todo correcto con eso, que nuestros padres lo hicieron «por nuestro bien». Sin duda, nuestros padres seguramente no sabían de las repercusiones de un golpe, ellos creían que nos ayudaban. Podemos perdonar o no a nuestros padres, pero lo que no podemos elegir hacer es golpear a nuestros hijos.
¿Por qué no?
Fundamentalmente porque ningún niño merece ser golpeado por la persona a la que más ama en el mundo. Porque los niños que son golpeados por sus padres (coscorrón, palmadas en el trasero, manotazos, golpes en la cabeza, etcétera) son niños que viven a la defensiva y alertas ante la amenaza, lo que les hace más vulnerables a generar problemas de salud mental en el futuro, especialmente ansiedad o estrés, y a repetir el patrón y normalizar la violencia.
La tensión en el cerebro de los niños al estar expuesto a violencia por parte de los padres genera estrés ambiental, lo cual altera a los niños en todas las áreas de su desarrollo. Está demostrado que los castigos físicos alteran el cerebro; tal cual, la materia gris de un niño que ha sido golpeado por sus padres es menor que la de un niño que nunca fue golpeado, lo cual está asociado a menor CI.
Además, mientras más golpes recibes de tus padres (por falta de autocontrol de los adultos), menos autocontrol podrás adquirir. Entonces, la triste realidad es que aprenden a ser regulados desde fuera y en forma violenta, pero cuando la «autoridad» no está, no logran hacerlo. Es decir: no sirve de nada. Es entonces que se puede asociar a los golpes por parte de los padres a múltiples formas de agresión en la adultez, delincuencia, problemas de salud mental del adulto, y otras.
Si usted quiere que su hijo sea inteligente, buena persona y un aporte a la sociedad, por favor parta tratándolo con respeto, y nunca lo golpee. Si pierde la paciencia, si está cansado, si no tiene ganas de hacer cariño y quiere descargar su rabia, entonces pida ayuda a algún adulto que pueda relevarlo hasta que usted se sienta mejor para contener a sus hijos y explicarles con cariño.

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