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Autolimitación: Cuando Vivir con lo justo aumenta la libertad

Por Carolina Palma Fuentealba

¿Conoces el término frugalidad? Es más bien una filosofía de vida, que confirma que se puede vivir con lo justo y ser feliz. No significa pasar necesidades y andar con harapos, sino que gastar lo justo, estar informado sobre los productos y servicios locales para escoger mejor, practicar el trueque e incluso ahorrar para no sentir miedo de un futuro con escasez. Propone alternativas al consumismo que nos consume, paradójicamente, así que en definitiva mejora nuestro estilo de vida.

Esa típica frase «disfrutar las cosas simples de la vida» ¡es tan cierta! Quién no se emociona con un lindo atardecer, ver reír a los hijos o un abrazo de un gran amigo. Aunque convengamos que también disfrutamos de un buen plato de comida, un vino costoso o una joya valiosa, y el término frugalidad no los excluye. El punto es que se conviertan en una excepción, sino perderían valor, ¿no?

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El endeudamiento promedio de los hogares chilenos alcanzó a más del 61% de sus ingresos disponibles, una cifra histórica según el informe de cuentas nacionales del Banco Central. Es que la mayoría «entre más ganamos más gastamos», y en nada ayuda el bombardeo de información en televisión, calles, radio, Internet… habría que ser un monje tibetano para no sucumbir a esos llamados.

VÍCTIMAS DE NUESTROS DESEOS
Esto lo explica todo: cuando compramos liberamos dopamina, hormona y neurotransmisor que suministra la sensación de placer, nos ponemos más felices. Sí, ¡por eso amas comprar! De hecho, el neuromarketing es una ciencia que muchas tiendas incorporan para que compremos más y más. De alguna forma, nos drogan con dopamina.

Andrea Sucre, economista especialista en marketing, de la universidad Andrés Bello, nos explica que los niveles de consumo se relacionan con ciertos niveles de bienestar. Hay segmentos que consideran que el bienestar es mejor en la medida que consumen mejores alimentos o se visten con ropa de mejor calidad. «Hay segmentos que les importa vestir con ropa de marca, a otros le importa el estilo. Ahora, en una economía de libre mercado, tener acceso a bienes de mejor calidad está relacionada con la administración de nuestro presupuesto. Recibo mes a mes un dinero, y la persona quiere obtener el máximo de satisfacción», dice.

La especialista comenta que una parte de un grupo socioeconómico medio busca la representación a través de marcas, son aspiracionales, palabra que se malinterpreta y que algunos miran con desprecio. «Una cosa es una persona que busca mejor nivel de vida para sí misma y su familia, lo que es transversal a todos los grupos socioeconómicos. Ahora, cuando yo pretendo pertenecer a un grupo social más alto del que realmente pertenezco, eso es criticado y está mal visto. Estas son excepciones a la regla, son grupos pequeños», asegura.
En Chile vemos una gran interpretación de la relación entre precio y calidad, pero a mayores precios no siempre obtenemos mejor calidad. La experta en marketing nos explica a los simples mortales que la base filosófica del libre mercado es que se busca generar el beneficio individual para generar beneficios sociales. «Hay un error al decir que el marketing crea necesidades, porque sería como inventar la gallina de los huevos de oro. Nadie crea una necesidad inexistente, más bien se genera el deseo de satisfacerla con un producto específico. Si tienes hambre trataré de influir en el consumidor para que la satisfaga con mi producto».

 

¿SOBRIEDAD ANTE TODO?
¿Qué hacemos para no caer totalmente en las redes del consumismo? (si quieres, claro). Para vivir gastando menos, Andrea Sucre nos presenta el segmento identificado como «perseguidor de ofertas» que realiza una compra inteligente, lo que requiere de mucha organización. ¿De qué se trata? Se organiza el gasto en relación a las ofertas que se vayan encontrando. Por ejemplo, comprar la ropa escolar en enero, y quizás mantenerla guardada un año o comprar por Internet si el precio menor.

«Otras actividades son ir a la Vega en vez de la feria dos veces al mes, congelar alguna comida y verduras. Si termina el invierno y las botas están en oferta, adquirirlas para la temporada siguiente es una compra inteligente. Los famosos outlets cumplen una buena función porque hay zapatos, muebles, juguetes, etcétera, a bajo costo y misma calidad. Ideal aprovechar los descuentos de última hora en el Día del Niño para guardarlos como regalo de Navidad, por ejemplo. Se requiere de organización y hacer seguimiento a los precios. Un buen consumidor cotiza, tiene una idea acabada de cuáles son los precios en el mercado y sabrá cuándo la oferta vale la pena».

Hay que saber administrar, y lo primero es organizar los gastos fijos, como el colegio, universidad, arriendo, agua, luz, teléfono, bencina, alimentación. Si tengo un sobrante del total, llevarlo al ahorro y, en algún caso, destinarlo a actividades recreativas como ir al cine, conciertos, comer fuera de la casa, etcétera.

Se sugiere analizar con cuidado qué necesitamos, no endeudarse. «Endeudarse se recomienda sólo con productos de una duración de largo plazo, como una casa. Cuando una persona se endeuda debe entender que posterga su consumo en el futuro. Si gano 100 y pido un préstamo de 10 cuotas de 10, habrá 10 meses que mi liquidad será 90. No vale la pena endeudarse para un viaje que durará 10 días; mejor ahorrar el monto que gastaré».

Recordemos que «menos es más», tal como concluyó el sicólogo estadounidense Barry Schwart, que aseguraba que mientras asociamos tener muchas cosas y posibilidades de elección al bienestar, en realidad nos esclavizamos y nos dejan en una constante insatisfacción.

El ex Presidente de Uruguay, José Mujica, es casi un símbolo para quienes quieren profundamente vivir una vida sencilla, sobria, alejada de grandes lujos. Ha confesado que lleva casi 30 años viviendo en su rancho, y no le parece raro, al contrario, siente que los otros presidentes que viven como minoría y se alejan de la realidad social son más raros. Cree que es más satisfactorio vivir liviano de equipaje, con poco: «Vivir con lo justo para que las cosas no me roben la libertad». ¿Qué opinas?

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