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En Chile, alrededor del 70% de la población adulta sufre de sobrepeso y obesidad, el 30% es hipertenso y el 95% tiene una alimentación poco saludable. A ello se suma que en el caso de los niños, nuestro país se sitúa en el top ten mundial den obesidad infantil. Sin embargo y a pesar de estas alarmantes cifras, el acceso a una consulta nutricional en el sistema público es muy limitado, contrariando la necesidad de una atención oportuna para controlar de forma adecuada la salud nutricional.
Respecto al rol de FONASA, Samuel Durán, Presidente del Colegio de Nutricionistas Universitarios de Chile, explica que «solo se puede acceder al bono para nutricionista que consiste en un ingreso y dos controles, y este plan de atención puede ser utilizado con un máximo de 3 veces al año. Es bastante restrictivo el acceso a ese bono, porque primero debes ser derivado por un médico, y cumplir ciertos requisitos como riesgo cardiovascular modificable con dieta, sobrepeso u obesidad. Queremos prevención, no más pacientes obesos».
Si no se dan estos requisitos, el paciente no puede acceder a la atención del nutricionista en el sistema público. En tanto, en las isapres el temas es más complejo, ya que no hay reembolso de la consulta, por lo que muchos chilenos no pueden acceder a un tratamiento profesional.
Acceso directo
Otro de los puntos relevantes para el Colegio de Nutricionistas Universitarios, es que los chilenos puedan ir a sus consultas sin la necesidad de ser derivados por un médico como única vía de acceso a atención nutricional. «Queremos que cada chileno, con o sin exceso de peso, con o sin derivación médica, tenga acceso a una atención oportuna con el fin de prevenir o tratar enfermedades, educar en alimentación saludable y adecuada a cada grupo etario, y disminuir en gran parte los altos índices de riesgo nutricional que hay en nuestro país», afirma Durán.
