¿La Inteligencia Artificial representa una amenaza para el modo en que vivimos en la actualidad? Tal vez aún no, pero ¿qué sucedería si pasáramos al siguiente nivel, si las computadoras tuvieran la capacidad no sólo de pensar, sino también de sentir?
PUBLICIDAD
Ambientada en un futuro no muy lejano, Transcendence: Identidad Virtual explora la posibilidad,bastante factible, de que los humanos –en su intento de crear un mundo mejor y más eficiente, que se retroalimente a través de la tecnología- puedan llegar demasiado lejos. Como las emociones no siempre son positivas: ¿Una máquina con la capacidad para ser amable, no podría tener también la capacidad para ser peligrosa? Wally Pfister, el reconocido director de fotografía, quien hace su debut dictatorial en esta película, manifiesta, “Lo que me conmovió fue el poder y el peso de las ideas de la historia, las que considero que hoy en día rondan por la mente de la gente”.
Transcendence: Identidad Virtual sugiere que podemos lograr lo que se llama singularidad. Pfister comenta, “Según lo definimos en la película, la singularidad es básicamente subir el cerebro humano en una súper computadora: la duplicación de cada sinapsis, de cada neurona… cada pizca de actividad del cerebro ingresa a la máquina, la que entonces se convierte en una máquina sensible”.

La película busca ejemplificar la naturaleza coercitiva de las máquinas que creamos y el modo en que éstas nos dominan como cultura. Podríamos decir que es un camino que ya estamos transitando, y la película propone proyectar dónde nos encontraríamos en unos 10 o 20 años, igual de revolucionario, emocionante… e igual de inquietante.
Johnny Depp encarna el papel principal del científico quien no sólo proporciona los descubrimientos para alcanzar la posible singularidad –transcendencia- sino cuyo cerebro se convierte en el primer objeto de su experimento. “Lo que me resultó interesante sobre la historia fue la idea de que un hombre con una mente brillante, un tipo común que adora a su esposa y que todas las mañanas hace el crucigrama, fuera capaz de utilizar su conocimiento hasta tal punto que el ego, el poder y la pasión pudieran al final convertirlo en una especie de dios mecánico”.
Cuando el productor Andrew A. Kosoveleyó el guión, le resultó igual de fascinante. “Siempre me interesó el modo en que los adelantos tecnológicos impactan en la vida de las personas. Me pareció que el escritor Jack Paglen planteaba el interrogante de una forma maravillosa, en cuanto a lo que define a una persona frente a un objeto inanimado, y lo volcó en un gran thriller de acción emocionante”.
PUBLICIDAD
Al productor Broderick Johnson le gustó lo que él denomina “la yuxtaposición de un thriller de acción con un tema central emotivo y conmovedor –el choque de la tecnología con la experiencia humana. Sin embargo, para mí el corazón de la película era la idea de que un ser querido pudiera ser descargado en una computadora y que entonces, uno pudiera continuar con esa relación más allá de su forma física”, dice.
“Me encanta como escribe Jack”, comenta la productora Annie Marter, “y hacía mucho tiempo que quería trabajar con él. Tiempo después, leí sobre la singularidad e, instantáneamente, la idea me atrapó.
Paglen, quien había estado jugando con la premisa básica, primero desarrolló la historia con la ayuda de su esposa, una experta en informática. “Ella es mi arma secreta”, se ríe. “Lo discutimos desde el ángulo de la ciencia ficción”. Al desarrollar la idea con Marter, continúa, “todo coincidió con la idea de una mujer que intenta conservar la vida de su maridomediante cualquier medio, incluso si la única opción fuera mantenerlo con vida en forma virtual. Esa idea me abrió un abanico de posibilidades, y el argumento emotivo humaniza el accionar de estos personajes mientras que, a la vez, permite que el público los cuestione”.
Paglen les presentó el concepto a las productoras Kate Cohen y Marisa Polvino, quienes fueron las que hicieron que Pfister se sumara como director. “La visión y el entendimiento de Wally, en relación con Tanscendence: Identidad Virtual, se alinearon perfectamente con lo que para nosotros era lo más convincente de la historia y las consecuencias más profundas de la tecnología en nuestra sociedad”, afirma Polvino.
Cohen concuerda, “Todos conocíamos a Wally como un increíble director de fotografía, pero después de reunirnos con él, coincidimos en que él era la única persona que podía dirigir esta película”.
A Pfisterle encantó el guión y recabó información adicional de varios expertos incluyendo el Dr. Jose Carmena, profesor de Ingeniería Eléctrica y Neurociencia y el Dr. Michel Maharbiz, profesor de Ingeniería Eléctrica, ambos de la Universidad de California de Berkeley, quienes sirvieron como consultores técnicos de la película. Asimismo, se contactó con el antiguo investigador del Instituto de Tecnología de California, el Dr. Christof Koch, quien ahora es el director científico del Instituto Allen para la Ciencia del Cerebro,de Seattle. Gracias al haber trabajado con ellos y con otros, Pfister descubrió que las premisas científicas del guión no eran tan fantásticas como había pensado al principio. Los avances en los diferentes campos de investigación –neurociencia, nanotecnología, investigación celular y robótica- lentamente están convirtiendo la ciencia ficción en un hecho.
Carmena destaca, “Creo que la premisa de la película es definitivamente inspiradora y futurista y, al mismo tiempo, progresista en relación con el desarrollo de la interfaz de una máquina cerebral”.
Naturalmente, los cineastas se dieron ciertas licencias dramáticas para cumplir con el argumento y con el elemento “¿qué pasaría si…?” de suspenso de la película. Además, queríamos que el estudio, extremadamente intelectual, fuera claro y accesible para el público y, a medida que la película avanzaba, incorporarle esa sensación de suspenso y peligro. Sin embargo, según comenta Maharbiz, “Sin duda, es una película de ciencia ficción, pero en la vida real, la raíz de muchos de los temas en cuestión, especialmente en la primera parte de la película, están siendo investigados”.
“Todos los días, estos tipos amplían las fronteras de la tecnología”, comenta el productor Aaron Ryder. “Una simple charla con ellos es muy interesante. Ellos fueron de grandísima ayuda no sólo para contar la historia, sino también para entender lo que estábamos contando con respecto a los avances en la inteligencia emocional y la singularidad”.
“Imaginen que de repente su cerebro pueda conectarse a Internet, que tenga acceso a cada pieza de información que exista –financiera, médica, política…”, plantea Pfister. “¿Qué haría con ese tipo de conocimiento, ese tipo de poder máximo? ¿Lo utilizaría para un bien común, o para su propio beneficio, o para algo totalmente diferente? La película le presenta al público la oportunidad de ver las posibilidades y de preguntarse si es algo que algún día deberán enfrentar”.
El film se estrena en Chile el próximo 26 de junio. Para más información IMDb.