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Por Karina T. Arias.
El Fondo Multilateral de Inversiones del Banco Interamericano de Desarrollo, el Cirque du Soleil y el Circo del Mundo-Chile ya están trabajando en el proyecto «El Circo Social como alternativa para mejorar la empleabilidad», un ejemplo de Responsabilidad Social Empresarial que beneficia a 1.500 jóvenes de sectores vulnerables de Chile, Argentina y Perú. Gil Favreau, director de Acción Social, Relaciones en las Comunidades y Servicio de Ciudadanía del Cirque du Soleil, considera que «esta es una oportunidad increíble de dar a conocer la práctica del circo social por medio de su utilización para la empleabilidad. Es interesante igualmente a largo plazo, porque vamos a participar en este proceso durante 3 años, con posibilidad de replicarlo y beneficiar a otras organizaciones, en otros países».
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Se trata de una iniciativa ingeniosa, atractiva –atrevida también– que comenzó como un sueño y que se concretó gracias al esfuerzo y la unidad de muchos actores, tal como señala la directora del Circo del Mundo-Chile, Alejandra Jiménez: «Nació como un proyecto regional de La Tarumba de Perú, Circo Social del Sur de Argentina, y Circo del Mundo de Chile, hace más de 2 años. Hicimos el primer proyecto, fuimos avanzando en los componentes, objetivos y metodologías, y cuando pensamos en las contrapartes apareció la idea de invitar al Cirque Du Soleil; aceptaron, y su labor es de asistencia técnica en apoyo a la formación de los jóvenes».
El circo social pone énfasis en la experiencia artística de quienes lo practican más que en su desempeño, permitiendo durante su práctica formarse y asumir responsabilidades desde una perspectiva creativa, profesional y social. Todos estos factores contribuyen a mejorar las tasas de deserción educativa y a fortalecer las competencias socioemocionales necesarias para ingresar al mercado laboral o establecer sus propios emprendimientos laborales.
Y LOS ELEGIDOS SON…
Esta oportunidad trasciende al talento natural de quienes postulan. Alejandra aclara que «en Chile apostamos a apoyar la capacitación técnica y a mejorar las habilidades blandas de los jóvenes, para que puedan también mejorar sus prácticas laborales y obtener mejores empleos. Por eso elegimos liceos técnicos de comunas vulnerables, para cumplir con ese objetivo». Gil Favreau agrega que «se trabaja la confianza en ellos mismos para fijarse objetivos, el trabajo en equipo, cierto rigor como la puntualidad, etcétera».
Además, en nuestro país otra área que considera este proyecto es fortalecer la empleabilidad en artistas emergentes profesionales y de Escuelas de Circo, y de esta manera apoyar emprendimientos culturales y modelos de negocios. A los artistas de circo se los dota de herramientas para que generen sus propios emprendimientos culturales, mejoren sus ingresos y vivan de su trabajo. Sin duda un plus adicional porque, como señala Alejandra, «apostamos a que el arte es un espacio de transformación cultural y social, pero también una vehículo laboral, de trabajo, de sustento de quienes dedican su vida a ello. En esta área se beneficiarán a 50 artistas jóvenes de compañías emergentes profesionales, entre las que se encuentra nuestra Escuela de Artes Circenses y otras que se sumarán a nuestras capacitaciones».
Esta visión tan revolucionaria a la que tenemos del circo es compartida por Gil Favreau, conciente de que las responsabilidades son compartidas. «El circo forma parte de la solución para una inserción al empleo, siempre y cuando ella se inscriba en un sistema más amplio en el cual las variables económicas, culturales, sociales y políticas estén presentes para garantizar el éxito. Esperamos que el proyecto influencie a otros actores económicos a invertir en esta práctica, en otros lugares del mundo».
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