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Feminismo a la Murakami: ¿de qué tamaño son tus senos?

¿Por qué un buen escritor debe ser feminista? ¿Y por qué Murakami se obsesiona con el tamaño de los senos?

Las mujeres nos preocupamos por el tamaño de nuestros senos menos de lo que se cree. Es decir, muchas de nosotras. No es que el tema no esté en el panorama: las cirugías plásticas y los brasieres milagrosos son pan de cada día. Pero también es cierto que nuestra supuesta inquietud al respecto está tan inflada como los implantes de las que se operan.

Es curioso y divertido cuando un escritor, por darse ínfulas feministas, se obsesiona con el tamaño y la forma de los senos de sus personajes. Un caso: Haruki Murakami.

En su columna de Lit Reactor, Phil Jourdan dice que cualquier narrador interesado en lograr una buena ficción psicológica debe ser feminista: no se puede escribir personajes femeninos verosímiles sin entender por qué muchas de las mujeres practican el feminismo.

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Los escritores se proponen mostrarnos un fragmento del mundo, y para ello necesitan hablar de las mujeres, no hay escapatoria. Entonces tienen que involucrarse con lo femenino, comprender ciertas minucias. Nada fácil. Hombres y mujeres deben ponerse en los zapatos del otro, si es que buscan una historia aceptable y verosímil. Phil Jourdan define de una forma simple pero efectiva ese conflicto escritural:

Los personajes no tienen vaginas ni penes de verdad. No podemos distinguirlos científicamente ni pedirles que nos muestren sus genitales, lo que representa un problema intelectual en el oficio del escritor.

Los estereotipos son una tentación, un recurso para usar y superar. ¿Hay algo en particular que se deba captar de la “esencia” masculina o femenina en una novela o un cuento? ¿El escritor debe partir del estereotipo y moldearlo más a tono con la realidad? ¿Cuál es el punto de partida?

“Tomarse en serio la otredad para escribir mejor”, recomienda el columnista, conseguir que el personaje quede perfilado por su individualidad: que tenga vicios, que se perciba frágil, que sea humano.

El resultado tendría que ir más allá del estereotipo, para evitar casos lamentables: una lee libros como 50 sombras de Grey con una urgencia que da pena, como esperando que algo pase, y nada… el personaje es guapo, deseable, pero no podría existir jamás.

Dice Phil Jourdan que Murakami convirtió su frustración sexual en entendimiento de lo femenino (qué trancazo). Y muestra una colección de citas del autor japonés, extraídas del libro 1Q84, todas alusivas a los senos (son unas 20): cómo algunas personajes los consideran demasiado grandes o demasiado pequeños.

Lo interesante es que Murakami siempre pone los juicios en boca de sus personajes: son ellas quienes se evalúan, quienes creen que tienen las tetas enormes o diminutas. Es como si quisiera decirnos: “Miren, soy muy compresivo con las mujeres, entiendo su psicología y sus problemas, y mi forma de mostrarlo es la preocupación de mis personajes por el tamaño de sus senos.”

Es decir que no está entendiendo gran cosa. Más bien practica una especie de fetichismo escritural en torno a la mujer. Se lo perdono, igual me gusta leerlo. Pero me quedo con su percepción de los conflictos más allá del brasier.

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