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Frozen: liberándonos del cliché de la princesa Disney

Las dos nuevas integrantes de la liga de las princesas Disney muestran que también los dibujos animados pueden evolucionar.

El pasado diciembre , Disney sacó en América Latina lo que parecía otra película de princesas. Recuerdo que el día que fuimos al cine, con los primeros minutos sí pensé que era una más donde habría dos princesas bonitas para agregar a la lista. Pero antes de proceder a comentarla, tengo que decirles que si no la han visto y quieren sorprenderse mejor lean este post hasta después de verla, ¿De acuerdo? No queremos reclamos.

Frozen es una historia de amor entre hermanas, si me preguntan, la primera vez donde no todo es sobre conquistar al príncipe. Se trata de recuperar ese lazo que se pierde cuando Elsa, la hemana mayor, lastima accidentalmente a Anna con sus poderes para crear nieve.

Por muchos años, la relación entre las hermanas se rompe, hasta que logran arreglar sus conflictos internos: en Elsa el miedo a lastimar a las personas que ama y a la vez aislarse por la culpa y en Anna una enorme necesidad de afecto. Claro, no pudieron dejar el romance totalmente de lado, pero digamos que no es el tema central. Si aún no hay visto la película, les advierto que el resto del texto contiene spoilers sobre la trama.

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Escala de grises

La primera causa por la que creo que esta película rompe el típico paradigma “Disney” es porque no todo es blanco o negro. Es decir, no sabemos quién es el villano en realidad, y todos los personajes cometen errores. Los padres de las princesas son los primeros en equivocarse al tratar de reprimir las emociones de su hija mayor y ponerla en una situación de desolación muy fuerte. Obviamente no lo hacen con mala intención, pero le causan un grave daño.

Cuando Elsa congela el pueblo tampoco puede ser vista como villana de la historia, de hecho es de las partes más interesantes, porque abandona el pueblo y se empodera. En otras palabras, se libera de esa represión que estaba viviendo con la fabulosa canción de “Libre soy”, interpretada en los créditos en español por Martina Stoessel .

En la versión en inglés de la película, la canción es interpretada por Idina Menzel.

Esto no tiene precedentes en las princesas Disney, porque no recuerdo ninguna que valore más su libertad y su poder personal que el amor del príncipe -con excepción de Merida, de Brave, también reciente-. Ah y por supuesto, Hans parece el guapo príncipe perfecto hasta que vemos sus verdaderas intenciones.

Adiós a la chica perfecta

Ni Anna ni Elsa son perfectas. Anna es un poco torpe, choca con caballos, está tirando cosas todo el tiempo y hasta ocasionalmente demasiado sincera. Ninguna de las dos parece tener un andar perfecto, vaya, ni siquiera el cabello perfecto que tienen algunas de sus predecesoras. Lo cual me parece fabuloso.

Hola a las obligaciones

Es la primer película en la que vemos que las princesas tomen el mando real. O sea, en que nos muestran que sí tienen obligaciones más allá de tener un vestido bonito y verse perfectas todo el día. Supongo que en otras ocasiones sólo asumimos que el príncipe se encarga del trabajo. Pero cuando Elsa se convierte en reina, ella asume la responsabilidad. Incluso hablan sobre intercambios comerciales y el bienestar de la gente de Arendelle, gran novedad.

Adiós a las bodas de dos desconocidos

Creo que fue lo que más me dio gracia de toda la película. Anna se compromete con Hans, literalmente 5 minutos después de conocerlo (¡los conté!)…. (ok, no los conté)
Elsa le dice:

No te puedes casar con un hombre que no conoces.

Ya era hora de que Disney se burlara de este patrón repetitivo. Tenemos un montón de parejas en las películas de esta cadena que se casan sin conocerse, conociéndose muy poco o a veces sin que los hayamos visto intercambiar palabras. Cenicienta, Blancanieves, La Sirenita y La Bella Durmiente, son algunos ejemplos.

Como buena adolescente Anna sigue obsesionada con casarse con Hans, cosa que sale mal. Qué bueno que las princesas Disney están dejando de confiar en príncipes que acaban de conocer, aunque sean príncipes. Además de que ya están siguiendo la tradición de Enredados al no enamorarse sólo de príncipes, como le sucede a Anna y Kristoff después de conocerse.

Quizás no tiene tanto que ver con las princesas, pero también se valora que haya una pequeña aparición con una familia diversa (la familia del comerciante Oaken tiene dos papás). Podemos decir que la película fue bastante ambiciosa al abarcar tantos temas, no les mentiré, la trama a veces se siente un poco desbalanceada, pero en general logra lo que otras películas no han logrado. ¿Qué opinan?

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