Son pinturas, pero parecen fotografías, y no sólo por su evidente realismo visual. La principal característica de las obras de Tristan Pigott es que exploran las propias características del ser humano y se sumergen en la simpleza de su cotidianidad y su autoproyección, visible en la moda, el consumo de bienes y diversas tendencias que marcan nuestra época, llevándonos a sentirnos identificados o reflejarnos en éstas.
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Sin embargo, tras ese evidente manto de realismo casi fotográfico, existe una ambigüedad que nace a partir de los juegos e ideas surrealistas que Pigott le confiere a sus imágenes. De esta forma, distancia al espectador de lo más real y le permite entrar en un juego de interpretaciones de sus narraciones surrealistas.
Un artista que juega con nuestras percepciones usando modelos de moda que señalan el camino hacia al cuestionamiento y el descubrimiento de las construcciones sociales más superficiales creadas socialmente. Pinturas figurativas que no hacen más que resaltar y contrastar con su aspecto más surrealista, el mismo que ayuda a interpretar lo que estamos viendo.
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Si quieres conocer más pinturas de este artista, te invitamos a visitar su sitio web oficial.
Fuente: Tristan Pigott