Gatitos gigantes, caramelos, peluches, pájaros que cantan y otros endulzantes se mezclan con eróticas (y a ratos perversas) imágenes de mujeres en la obra del artista alemán Martin Eder. Pinturas contradictorias en las que sus “jovencitas” de ensueño posan en escenarios dulzones que a ratos parecen pesadillas.
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Tomando referencias fotográficas, el autor de estas obras hace uso de los altos contrastes y sombras poco definidas que le dan a éstas un toque de imperfección o espontaneidad, y que las hace lucir realistas, pero en su justa medida. Es esta misma característica la que -finalmente- logra un efecto tétrico. Asimismo, las desproporciones de los objetos y sujetos en las pinturas también aporta con una cuota de sordidez.
Fuente: Martin Eder