Últimamente y debido a causas que todavía no entiendo, ando refugiándome en todas las cartas de amor que encuentro y cada día voy descubriendo unas más bonitas que otras. En esta ocasión quiero compartirte una que particularmente me causó mucha alegría y principalmente ternura por la parte del final, pero te cuento un poquito la historia y así tal vez sientes lo mismo que yo.
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En la década de los años cuarenta, el escritor mexicano Juan Rulfo se enamoró de una muchacha, Clara Aparicio, y la cortejó como pudo. Él era once años mayor que ella y fingió ser un empleado de migración para poder ir muy seguido a casa de los Aparicio e investigar todo lo que necesitaba sobre esta familia.
Luego, Rulfo decidió pagar anónimamente todos los helados que Clara y sus hermanas quisieran comprar para, consecuentemente, pasar a las llamadas telefónicas, donde Consuelo Reyes de Aparicio (la madre de Clara) fingió ser su hija para saber quién era ese tal Juan que la andaba pretendiendo. Finalmente, don Agustín Aparicio (el padre de Clara) los vio juntos caminando un día y le exigió a Juan Rulfo que si quería ver a su hija, tendría que ir a visitarla a su casa. Al final -y después de varias cartas de amor- se casaron en 1947 y tuvieron cuatro hijos (uno de ellos, el reconocido cineasta mexicano Juan Carlos Rulfo).
Ahora sí, después de contarte la historia, procedo a compartirte esta carta que Rulfo mandó a Clara durante su conquista. Espero que la veas tan bonita como yo la vi pues, la verdad, me encantan las cartas de amor y se me hace triste que sea una costumbre que sustituimos por los emojis de WhatsApp. Espero te guste y me compartas tu opinión.
Carta del escritor mexicano Juan Rulfo a Clara Aparicio
Desde que te conozco, hay un eco en cada rama que repite tu nombre; en las ramas altas, lejanas; en las ramas que están junto a nosotros, se oye.
Foto: GlobalGoodGroup