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A tres años del terremoto: temblores y redes sociales tras el 27F

El 27 de febrero del 2010 marcó un antes y un después en la sicología de nuestro país. Comenzamos a convivir con avisos visibles de Zonas de Emergencia y Zonas de Tsunami, aprendimos a la fuerza cómo debíamos actuar en caso de otro episodio similar y hoy vivimos una sobreinformación de cada movimiento telúrico, por pequeño que éste sea. Este es nuestro Chile actual.

 

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Por Karen Uribarri.

«¿Qué grado fue?». «Yo creo que 5». Es una conversación tipo tras un movimiento telúrico en nuestro país. Acto seguido, comienza la lluvia de información en las redes sociales. Retuiteos, teorías y demases. Pero el tema no para ahí. Si hay un terremoto, por muy lejano que sea a nuestro país, de inmediato comienzan los tuit del tipo: «El Shoa informa que no hay alerta de tsunami para Chile». Tal cual. El 27F nos hizo semi expertos en actividad sísmica y de seguro tenemos en nuestra cultura mucha más información de la que podríamos imaginar.

Todos los días las redes sociales dan cuenta de un sinnúmero de sismos ocurridos en todas partes del mundo y de todas las intensidades. Hemos aprendido a convivir con anuncios de estos movimientos telúricos, con sobre información, e incluso, con un sinnúmero de avisos que nos señalan las zonas seguras donde ubicarnos en caso de Tsunami… palabra casi desconocida hace pocos años.

Los efectos sicológicos que se instalaron

Mabel tiene 52 años, 2 hijos y vive con su madre de 84 en la comuna de Santiago. Siempre le ha tenido miedo a los temblores, pero desde el 27F, éste se transformó en pánico. Tiene instalado en su iPhone las aplicaciones que la alertan cuando está por sentirse el temblor y sigue en Twitter las cuentas que dan aviso de los movimientos telúricos en todo el planeta. Está sobre excitada con el tema y sabe perfectamente cuándo ocurrirá un Tsunami producto de algún  terremoto al otro lado del mundo. Ella sabe que esta sobre información no le ayuda a superar sus temores y que, muy por el contrario, la mantiene susceptible constantemente… pero sigue haciéndolo.

Existen varios efectos sicológicos en los chilenos post terremoto. «Ansiedad, hiperalerta, dificultades para dormir, angustia, irritabilidad e incluso depresión son algunas de las consecuencias psicológicas que un evento como el terremoto pueden ocasionar. Estas consecuencias son totalmente esperables y normales en el contexto inmediato al evento», advierte la sicóloga de Prisma sicología, Katusa Nishihara.

Pero, ¿estamos viviendo una sicosis? «No creo que sea para tanto, aunque sí existe una hipersensibilidad frente a los eventos naturales catastróficos», asegura Nishihara.

Lo cierto es que esta hipersensibilidad de los chilenos traspasó con los años el foco de los temblores. Hoy por hoy, nos preocupamos y nos alertamos frente a cualquier efecto de la naturaleza, como inundaciones, incendios, huracanes… Éstos, en la actualidad, generan una mayor inquietud y más generalizada.

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