El regreso a la rutina puede resultar muy duro para los perros, que estuvieron acostumbrados por un período de tiempo a disfrutar de la compañía de sus dueños, pasear por la playa y el parque, y comer todo tipo de manjares.
A diferencia de los niños, los perros no comprenden las diferencias entre tiempo de vacaciones y tiempo de rutina y obligaciones, y pueden caer, al regresar a casa, en una profunda depresión que se traduce en problemas psicológicos o físicos.
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«Un detonante clave para detectar que la mascota sufre algún estado de ansiedad es cuando quiere escaparse del hogar, afirma Maria José Vélez, médico veterinaria de www.mascotasonline.cl. «El perro puede escaparse de la casa en busca de las añoradas excursiones por la playa y el campo, y sobre todo porque echa de menos a su dueño y sale a buscarlo. Durante las vacaciones tuvo una gran cantidad de actividad física y ahora la rutina lo obliga a acostumbrarse al ocio, es aquí donde debemos apoyarlo y procurar entretenerle con paseos, juegos, y no olvidar hacerle mucho cariño», indica la profesional.
Según María José Vélez, si el perro presenta cambios notables en su comportamiento como inapetencia, conductas destructivas, hacer movimientos repetitivos o evidencia problemas de control de esfínteres, estamos ante trastornos psicológicos. La buena noticia es que pueden ser revertidos con acciones puntuales.
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