Espectáculos

Antonella Ríos al desnudo y en su mejor momento: “Ahora creo más en mí”

Es totalmente lúdica, cero pudorosa y le gusta hacer mil cosas a la vez. Ha sido su gran año en televisión, y se catapultó como una de las mujeres más sensuales del medio ad portas de los 40 años, tal como demuestra en nuestra portada, con su cuerpo cubierto de strass y pintura. ¡De fiesta en su mejor momento!

Por Carolina Palma F. Fotografías: Gonzalo Muñoz. Maquillaje: Sole Donoso.

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Si pudiéramos definirla en una palabra sería «desatada», y no es que ande sin freno por la vida, al contrario, pero es visiblemente energética. ¿Qué más? Alegre, tira «la talla» constantemente, le vuelve loca la bachata, dice lo que piensa y esconde excelentemente bien el malgenio que dice tener. Quizás esas características la llevaron a convertirse en animadora de «Mujeres Primero», de La Red, y desde enero la veremos como panelista de «Intrusos», de la misma casa televisiva.

La gente la quiere, y cómo no, si más que causar el recelo femenino, Antonella Ríos (38) se asemeja a la amiga divertida. Hace dos semanas la vimos causando furor en la Vedetón de la Teletón, donde se lució mostrando una figura estilizada que ha conseguido sin ejercicio pero sí a punta de dieta más una genética envidiable. Además, confiesa que con todos sus compañeros telefonistas se juntan, hacen asados y se «whatsapean» todo el día, lo que pudimos comprobar.

Es actriz y animadora, pero principalmente mamá de Bruno, de 5 años, un niño exquisito que estuvo presente en la última parte de la sesión fotográfica de Navidad. ¿Si le costó verr a su mamá así? Nada, estaba feliz, lo ve como una performance más, y se desenvolvió como en su casa, tal cual.

¿Tienes algún apodo?
La Lupita (ríe). Es una historia larga, pero también coincide con que estaba en un casting de una producción que se llamaba algo así como «Buscando a Lupita», y pensé que ese sería mi apodo, porque la gente me llama por mi nombre y quería tener un alter ego.

¿Y cómo es Lupita?
Es mi lado alegre…, digámoslo así (ríe). Igual trato de ser lo más alegre posible, trabajo en el matinal, donde hay que alegrar a la gente, tirar buena onda, pero eso cansa y no quieres más a veces. En la Teletón lo experimenté sin dormir muchas horas, despierta del viernes hasta las 6 de la mañana, y fue un desafío no quedarse dormida; el malgenio venía, venía.

¿Un sueño ser vedette?
No, era un desafío, una cosa adrenalínica que buscaba. En mi caso me llama la atención tener multidisciplinas y desarrollarlas, ser lo más versátil posible.

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¿Qué es lo mejor de estar en el escenario?
Uno está instalado para realizar una interpretación, y dentro de ella existe la escenografía, tu cuerpo, porque uno no puede desdecirse del cuerpo que tienes tampoco po. Por ejemplo, en la Teletón estaba con las pechugas al aire, pero dentro de ese contexto traté de hacer algo elegante y hacer sentir emociones.

¿Crees que tu rol en la televisión es sexy?
No, soy más bien juguetona que sexy, más jugada, me río de mí misma. La vedetón responde más a un desafío personal de hacer escenario en una instancia que era particular, porque todos te ven, y eso causa nervios, miedo.

¿Es uno de los momentos en que te has sentido más sensual o exagero?
(Ríe) Tengo mejores performance, ¡eso es lo único que les digo!

¿Alguna vez tuviste un tipo de pudor?
Al ver las cosas que hago, después, digo «¡basta, basta, basta!». No me reviso mucho, y quizás debería hacerlo para corregir las cosas malas. Más que pudor, soy inconsciente de lo que hago. Después cacho lo que hice; me arrojo no más, y a veces ando reculado.

¿Cuáles son tus límites? ¿O no tienes?
Sí, tengo… La Lupita no tiene límites (ríe). Yo sí. Por ejemplo, digo cosas públicamente sin filtro, lo hago, pero hay muchas cosas que jamás diría. Tan sin filtro no soy, creo…

¿Tú hijo te vio?
El cacha todo, pero no le he mostrado el show. A él le llaman la atención mis lechugas, como le dice él, que las ha visto en vivo.

A todos les llamó la atención tu cuerpo, tonificado al máximo…
¡No! ¡Al máximo no!

Sí, estabas estupenda.
Soy malaza para el ejercicio, como proteínas y nada de carbohidratos hace un mes, gracias a Gianccarlo Petaccia. Me tocó remplazar a Pamela Díaz en radio Candela, mientras estaba en el reality, y él me contó que no había podido hacer ejercicio por una lesión. Le dije que era floja, he pagado gimnasios y no voy, me aburro. Me dijo que comiera todos los días pollo y lechuga al almuerzo (ríe). Cuando uno consume menos grasas y azúcares, el cuerpo se empieza a desintoxicar, y olvida que necesita eso. Ahora, cuando me dijeron vedetón, no comí nada de pan porque no tenía ganas de comer en realidad, no me pasaba nada. Es que estaba nerviosa.

¿Eres más actriz o animadora?
Ahora, conductora de un programa.

¿Extrañas actuar?
Es que no he dejado de actuar totalmente, ahora hago una obra de teatro. Igual me gustan los dos roles, me siento contenta conduciendo, animando, me entretiene, estoy aprendiendo…

Y es más estable.
Sí, ese es un punto sumamente importante.

¿Te parece que los actores son mejores animadores que los periodistas, por ejemplo?
No podría categorizarlo. A ver… Los periodistas que animan tienen una forma de comunicar diferente a los actores, pero cada uno en su rol. Los periodistas pueden ser más informativos, asertivos, y un actor pareciera que se puede dar la licencia de ser más lúdico, pelusón. Haciéndome una observación a mí, creo que hay que tener más dominio de la escena nacional, de lo que pasa, de la contingencia, de tener una opinión, y eso es una lucha constante. Claro, porque jugar y reírse se me da fácil.

¿Cuál es tu sueño como animadora? ¿El Festival, ponte tú?
(Ríe) No sé, tomar todos los desafíos que me siento capaz de hacer, aprender, mantenerme con una pega que me guste, que lo pase bien y que me sienta cómoda.

Ahora estarás en «Intrusos». ¿Te costó asumir ese desafío?
¿Cómo supiste? (ríe). Sí, me costó, porque el formato farándula no es lo mío. No reniego de la farándula, pero no estoy a caballo en los temas, el dato exacto, solamente como espectador, pero finalmente mi rol será ese. No ser opinóloga sino panelista, y decir lo que opino de diversos temas si realmente vale la pena hablar de algo; jugar, pasarlo bien. Se integra Felipe Avello, Víctor Gutiérrez, Pamela Jiles, Villouta y se armará una dinámica divertida, porque todos tenemos un humor más o menos parecido.

¿Y no te da un poquitín de miedo?
¡Temo por mi colon, un poco! Bueno, cuando uno tiene que opinar, tiene que opinar, tiene que mojarse el potito no más.

 

«NO QUIERO ENVEJECER»
En «Mujeres Primero» se nota tu llegada con las mujeres, y no es fácil tenerla.

Sí, somos complicadas. A veces se me acercan para tomarme una foto para su marido, para su pololo; yo no haría algo así, soy muy celosa (ríe). Será porque soy tal como soy, trato de no ser lo que no soy. Actuar tan temprano sería un poquito mucho.

¿Eres de grupito de amigas?
Tengo amigas pero soy bien sola igual, me gusta estar sola porque tengo un mundo interno desarrollado (ríe). No, es que soy un poquito mañosa, la verdad. Al cine me gusta ir sola, porque quiero ver la película que quiero ver; si quiero hablar me voy donde una amiga, y hablamos horas…

¿Qué es lo peor de levantarse temprano? No me digas que eso mismo…
Antes hubiese dicho eso, pero levantarse temprano me gusta ahora. Estuve muchos años levantándome después de las doce del día, así que es como compensación. Me levanto a las seis de la mañana, y me duermo a las doce o a la una, tarde. Siempre cuando veía televisión pensaba que las niñas de los matinales se acostaban a las ocho de la tarde, pero las noticias terminan a las diez y media y uno se queda enganchado, no te da sueño.

Eres Leo, ¿cómo manejas el ego? Porque dicen que los Leo tienen un ego graaande…
Sí, a veces uno es «yoyoista», y esa es la lucha, poner las cosas en proporción. A veces a uno le cansa escuchar mucho del otro, a veces yo igual debo marear a los demás, esa es la lucha constante. Soy actriz además, y dicen que los actores somos así.

¿Ser mamá es lo que mejor en la vida de una mujer?
Más que ser mamá, conocer a mi hijo, conversar con él, compartir momentos.

¿Tu separación fue caótica, difícil?
Para nadie es fácil separarse. Y sin pega más encima, así que fue todo junto. Lo pasé súper mal, pero es un proceso necesario. Estuvimos seis años juntos, pero ahora tenemos buena relación, nos llevamos bien. Ha sido la raja como papá, súper presente, aperrado.

¿Te casarías?
Sí, creo en la institución de la familia. No tendría una ceremonia formal, pero sería una ceremonia de campo, un sacerdote o algo así, no sé.

¿Tendrías más hijos?
Antes decía que no, que estaba lista. Ahora, puede ser. Igual me da susto, principalmente por el estado físico para poder hacerme cargo, tener energía para criarlo, tener tiempo. Uno trabaja mucho la paciencia también, pero llega un minuto que te cansas, sobre todo cuando uno es madre proveedora y madre cariñosa, cercana. Al tener dos no sé cómo dividiría las energías… Pero mi hijo no está ni ahí con tener hermanos…

Estás ad portas de los 40. ¿Es un tema para ti?
Sí, no quiero envejecer. O sea, la verdad es que me da un poco de susto, más que lo estético, no ser autovalente. Ahora creo más en mí, me siento más energética que a los veinte. Aunque tengo que seguir aprendiendo cosas, por supuesto. Pero si se me caen las cosas puedo hacerme un retoque, y desde el lunes iré al gimnasio (ríe).

¿Alguna vez te has sentido atraída por mujeres?
No, pero siento que hay mujeres muy estupendas, uno no puede desconocerlo.

 

LA GRINCH DE NAVIDAD
¿Hasta qué edad creíste en el Viejito Pascuero?


Hasta los siete años, bien chica. Vi los paquetitos en el clóset de mi mamá. Fue poco viva… No, en realidad yo soy muy intrusa.

¿Te has vestido de Viejita Pascuera? ¿En qué contexto?
Cuando mi hermano era chico e iba al jardín, llegué disfrazada de Viejito Pascuero y hasta el día de hoy me hace buylling. Me decía «qué ordinario el viejito, flaco, chico y con cara de mujer» (ríe). ¡Tengo fotos que lo comprueban!

¿A quién le darías el regalo más grande, y cuál sería?
A mi hijo le regalaría más tiempo, he estado un poquito en otra.

¿Cuánto lo ves?
Lo voy a dejar al colegio antes de irme al trabajo, aperra y entiende. No le importa levantarse temprano, iría conmigo al programa, porque no le gusta mucho el colegio. A veces lo voy a buscar, fin de semana por medio lo tengo conmigo, porque se va con el papá algunos.

¿Quién de la televisión no merece regalo?
El «lagarto Murdock» no necesita nada, lo tiene todo.

¿Cuál fue tu mejor Navidad?
Cuando hice de oveja en la iglesia de la Divina Providencia. Era la oveja ocho, pero fue la primera vez que actúe, entonces me sentía lo máximo, y además ese mismo año me regalaron una bici que era increíble…

¿Qué es lo mejor de la Navidad?
Igual soy media Grinch, no me gusta tanto. La verdad es que es un día estresante, agotador, y uno se sobreexige tanto que al final se te va de los dedos y al otro día ves tu cuenta corriente más baja.

No estás con todos los paquetes en las manos en un mall, entonces.
No, no, no. La hago «shorty», como se dice. Le compro a mi mamá algo que necesite, que le guste, bien enfocada; a mi papá algo divertido, a mi hermano, a mi pareja si tengo… Esta Navidad ese gasto me lo voy ahorrar (ríe). Bueno, a mi hijo regalos varios, amigo secreto del canal y ahora con los telefonistas de la Teletón también.

¿Qué te regalan una y otra vez y ya estás chata?
Mmm… Generalmente me regalan cosas con brillo, ¡y no me gustan los brillos! Todos piensan que porque soy «¡ehehehe!» es lo mío. O sea, OK ciertas cosas, pero cuando me han regalado faldas o chaquetas con brillo, es como… «¿qué?».

¿Qué regalo querías y nunca te dieron?
Mi mamá es italiana, veía la RAI, y ahí salía una muñeca gigante, de mi porte a esa edad, y uno la podía peinar, era la raja. Mis papás fueron a Italia y lo único que pedí era mi muñeca, la esperaba con ansias, y me trajeron otra… Fue decepcionante. Era como una china ponte tú, todo mal (ríe).

¿Qué famoso guapo debería vestirse de Viejito Pascuero y entrar a tu casa?
Varios fíjate (ríe). Uno vestido de reno también (ríe). A ver, no sé… Zabaleta es guapo, o Johnny Depp, aunque es extranjero, pero así me gustan los hombres.

¿Recuerdas la primera Navidad con tu hijo?
¡Perfectamente! Tenía como seis meses, y estábamos con su papá esperando las doce. Nunca se quedaba dormido temprano, pero a las diez, como nunca, se quedó dormido… Cuek. Confieso que lo desperté para mostrarle los regalos (ríe).

¿Ahora cómo vivirás la Navidad?
Este año, por primera vez, me desprenderé y mi hijo pasará ese día con el papá.

¿Te da pena?
No fíjate, igual lo veré mucho. Antes nos iremos de vacaciones los dos solitos.

¿Qué deberíamos recibir las mujeres de regalo?
Las mujeres somos tan diferentes, necesitamos diferentes cosas. Algunas necesitan oportunidades, otras respeto, otras amor, pero podríamos englobarlo en amor.

¿Y tú? ¿Recibirás amor?
Si Dios quiere y Santa Claus se apiada… Igual siempre recibo amor.

¿Estás sola?
No sé, eso me lo voy a reservar…

Pero tienes ganas de tener pololo serio…
Tengo ganas de tener pololo…, bueno, no sé. Me va y me viene, se me pasa a veces (ríe).

Y en esta situación, ¿sexo con amor o, como se dice vulgarmente, por deporte?
¡Sexo para todos! (ríe). Sí, sexo como sea, para diferente necesidades; a veces el corazón necesita, y otras el cuerpo no más.

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