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Hace algunos años, con un amigo coreano íbamos bastante seguido los restoranes coreanos de patronato, el Kil Mok, el Sukine y otro que no me acuerdo. Aprendí a disfrutar de esa comida fuertemente aliñada que combina picante y dulce en su salsa característica.
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Como fuimos perdiendo el contacto con este amigo dejamos de comer comida coreana: de puro tontos. Aprovechando nuestras mini-vacaciones, hoy almorzamos con mi mujer en el Gaon, un restarant coreano que se instaló hace un par de años en Manquehue Sur. Antes de empezar debo emitir mi veredicto: la comida es igual de exquisita que en Patronato, pero este lugar es más caro.
Está hecho en una amplia casa adaptada para funcionar como restaurant. El comedor está en lo que debe haber sido el living-comedor, mientras que las habitaciones se han destinado a comedores privados y salones-tatami en donde el público coreano come sentado en el suelo.No todos usan esa opción.
Sobre las mesas hay un ducto de cobre destinado a evacuar el humo y vapor, pues la cocina coreana tiene muchos platos que se cocinan en la mesa del cliente .Empezamos con un aperitivo de Ko Chu Jeon ($4.200), ají relleno con carne, rebosado y frito, acompañado de una salsa agridulce. Cinco unidades, muy rico, no tan picante de buen tamaño. De segundo pedimos el plato típico, rey de la cocina coreana, el Bul Go Ki ($15.000). Es lomo vetado machacado hasta dejarlo completamente desmenuzado. Eso se cuece en una parrilla que te traen a la mesa. Los trozos ya asados o cocidos te los comes envolviéndolos en una hoja de lechuga a la que además le añades algo de la omnipresente salsa roja dulce y picante. Entre medio me puse a jugar con las opciones del telefono y las siguientes fotos se desenfocaron en mala. En fin. La carne en la parrilla se riega abundantemente con un caldo dulzón que te traen en una tetera. Si no lo usas terminarás con puros pedazos de carne chamuscada.Otro error que cometí fue pedir un segundo plato, el Saewoo Bok Um Bap ($5.500), arroz frito con camarones, huevo, verduras. Viene en un bowl de piedra que mantiene el calor. Fue un error porque en realidad subestimamos el tamaño de las porciones o sobreestimamos nuestra hambre. No pudimos comerlo todo, sobró más de la mitad de ese plato y odio cuando eso pasa.
A esta altura ya habría arruinado la configuración de la cámara asi que la foto también salió pésimo. Además, en la comida coreana es muy común (al menos ha sido así en todos los restoranes coreanos donde he ido) que los platos sean acompañados por pequeñas porciones de acompañamientos que son por cuenta de la casa, vienen incluídos con la comida pero no se si todos los platos traen o sólo algunos. En nuestro caso al menos sí teníamos derecho a ellos. Esos platitos reciben un nombre genérico que no sé cómo se escribe: “fanchan”, “pancha”, “fam chan”, como sea, el rey de entre ellos es el Kim Chi, repollo fermentado durante meses, picante y agridulce, como un chukrut pero coreano.
También nos trajeron un platito de brocoli con carne, casi sin aliño, un arroz aguado con sésamo, pepino aliñado al estilo Kim Chi, y unos huevos de pescado muy salados, también aliñados al estilo kim chi. Todos estos platillos son gratis y puedes pedir más, supongo que para los coreanos son como el pan, están para acompañar los platos fuertes. Aunque sólo son la comparsa son deliciosos, muy fuertes y no aptos para el paladar temeroso. Creo que el arroz blanco también está incluido en el valor del plato principal asi que si les da susto el kimchi pueden acompañar la carne con arroz. No tengo foto del fan cham porque es la más desenfocada de todas.
Acompañamos todo con dos deliciosos jugos de chirimoya (2.100 c/u) y cuando los terminamos (se toma harto líquido por el picor) compartimos una coca light (1.200)