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Para celebrar el día de los Enamorados, mi mujer y yo (acompañados de nuestro retoño) fuimos a conocer una nueva inclusión en el catálogo del Club de Lectores del Mercurio (lo que implica descuento del 25%, ni tontos). El restaurant Alfresco de Loreto 305, de especialidad peruana.
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El local está hecho conservando la estructura de una vieja casona de ladrillo cuyo interior se ha remozado cambiando el piso, ubicando plantas y biombos estratégicamente y aprovechando un llamativo tragaluz central.
Todo muy bonito, excepto porque hacía un calor infernal y los equipos de aire acondicionado claramente no daban abasto para enfriar el lugar. La tarea estaba reforzada con ventiladores de techo (famosos por que no ayudan en nada) y de pie, que cuando te apuntaban algo refrescaban.
Como Santiago (mi hijo) se puso furioso -odia el calor- nos fuimos al fondo a la sección fumadores en donde por suerte no había nadie. Ahí estábamos fuera de la zona más cálida del lugar y al pie de un aire acondicionado, por lo que el calor fue más soportable.
Mi mujer pidió un jugo de frambuesa ($1850) y yo un Pisco Sour Catedral con pisco peruano ($4850). Caro pero valía la pena porque además de exquisito era muy abundante. Estaba como se dice muy cabezón pero en el caso del perfumado pisco peruano eso es algo bueno. No como ocurre con el pisco chileno que cuando la piscola queda fuerte te dan arcadas.
Para comer, mi señora pidió lo que pide casi siempre: Lomo Saltado
($6800 aprox). Es lomo de vacuno en cubitos saltado con tomate y cebolla morada. Se acompaña de papas fritas y arroz graneado. Estaba bueno pero ella es experta en ese plato y me dijo que en otros lugares le ha gustado más. Yo además opiné que para el precio, la porción era algo mezquina.
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Yo con el calor que hacía no pedí el chupe de camarón que tanto me gusta sino que opté por una trilogía del mar ($8700 aprox) que traía tres tipos de ceviche. Estaba delicioso y cada tipo venía acompañado de un trozo de camote y un poco de choclo peruano, además de coronado por un anillo de rocoto. Me comí uno y quedé en llamas… nunca aprendo. Pero, nuevamente, para el precio me pareció algo mezquina la cantidad.
Tengo que decir que los platos se demoraron bastante, pero nos lo advirtieron antes. Como era San Valentín tenían un menú especial, y pedir cosas fuera de ese menú era resignarse a la demora. Cuando llegaron los platos mi mujer había terminado el jugo y yo el pisco sour
(y ya veía doble), amén de dos paneras de exquisito pan al eneldo.
Tuvimos que pedir bebidas para acompañar la comida.
De postre mi mujer pidió una leche volteada ($3250) y yo un café express, ambos de correcta elaboración. Al final, para dos personas la cuenta ascendió a 27 lucas pero con la tarjeta del club de Lectores del Mercurio quedó en 21 y algo. Digamos, 24 con propina para dos personas.
Conclusión
Sería injusto decir que Alfresco ofrece lo mismo que cualquier otro restaurant peruano, porque tiene platos propios (como un famoso, recomendado y carísimo pulpo grillado con puré de porotos) y combinaciones ingeniosas (como los duos y trilogías que permiten probar porciones pequeñas de varias recetas típicas). Sería injusto también no reconocer que hay una gran diferencia en la atención, que es extraordinaria y el lugar -dejando de lado el calor- es precioso. Sin embargo si nos ponemos reduccionistas, en realidad un ceviche de ocho lucas y un lomo saltado de siete son una exageración para platos que sí se encuentran en cualquier local del género.
Con mi mujer conocemos muchos locales de comida peruana como el mentado Ají Seco en el lado de las picadas, y el Otro Sitio en Borderío, pasando por el Macchu Picchu, Alto Perú, Tres Continentes, Las Delicias del Chef y El Señor de Sipán, sin contar alguno que se me queda en el tintero. Todos tienen fortalezas y defectos pero creo que Alfresco no saca una buena calificación en la relación precio/calidad. No en comparación a otros locales.
Donde sí se destaca es en lo bien logrado de la ambientación y en la excelente atención. Una vez escuché que “no hay ningún restaurant en donde la comida sea tan buena como para compensar una mala atención” y comulgo al 100%. A la inversa, es difícil no salir contento de un lugar en donde te atienden tan amablemente como Alfresco, pero como dije antes, no puedo decir que es bueno, bonito y barato, porque de barato no tiene nada.