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Persa Bio Bio

Ubicado en el corazón del Santiago viejo, el persa Bio Bio, también conocido por los más habitués con cariño como “Franklin”, es el más co…

Recorrer los pasillos de este anacrónico laberinto, resulta muy entretenido. En el camino uno se encontrará con cámaras fotográficas, viejas botellas, discos de vinilo o juegos de Atari. Incluso, si andas de suerte, te puedes topar con una vieja rockola funcionando.

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Sin dudas, el menú de objetos es insuperable.

A la hora de pagar, nada de plástico, nada de tarjetas. Acá todo se mueve con billetes. ¿Cheques? Conversable. Quizás para algunos esté demás está decirlo. Pero vamos con una pequeña recomendación: mirar bien el producto.

Palparlo. Si te gusta, no esbozar la más mínima sonrisa. Preguntar el precio.

Proponer una contraoferta. Y, si es necesario, regatear hasta conseguir el precio adecuado. 
/>Durante los fines de semana abren el cien por ciento de los puestos. En cambio, los días hábiles la oferta de productos baja a menos de la mitad. Por lo mismo, lo mejor es transformar una visita al barrio Franklin en un panorama para los sábados o los domingos. Otra cosa. Hay que llegar temprano, tipo diez de la mañana. Ya que ha mediodía el flujo de gente aumenta. Y harto. 

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