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La idea es lograr ser honestos en el escenario, entregarse sin freno ni pudor, dejar atrás los prejuicios y trabajar para construir nuestro clown a partir de esa entrega sincera. Trabajaremos fuertemente con el fracaso ya que el clown encuentra en éste una posibilidad de indagar en la ternura y el amor, no se defiende de nada ni de nadie, vive.
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En cinco días de trabajo se indagará en la espiritualidad de cada clown, el objetivo es adentrarse en la fragilidad a partir de improvisaciones con distintas situaciones que nos permitan abordar temáticas particulares, y cotidianas tales como el amor, el abandono, el deseo, el hambre, el descubrimiento, el deber, entre otros, todo esto a través de técnicas de improvisación grupal e individual.
Cada jornada comenzará con un entrenamiento físico, vocal y emocional teniendo en cuenta que las emociones son dragones dormidos en nuestro interior, los despertaremos cada jornada con el objetivo de preparar el cuerpo del actor para el trabajo expresivo de cada día a través de la disponibilidad corporal y lúdica, (sensibilidad, escucha, presencia física, etc.)