[ficha]Pocas películas habían despertado tantas pasiones como el Código Da Vinci. Las editoriales, columnas de opinión y cartas al director han saturado los medios respecto a esta película, y en nuestro país ya la han visto 450.000 personas. Es uno de los estrenos más esperados del año, y tal como se esperaba ha sido mucho más exitoso que la novela original de Dan Brown.
Lo que ha despertado tanto interés, en el caso de esta película, no es el reparto, ni las actuaciones, ni la millonaria producción, si no que es la trama que enjuicia los valores y dogmas clásicos de una de las religiones más importantes del mundo: el cristianismo.
La teoría de esta obra es que Jesucristo tuvo descendencia con María Magdalena, y que sus descendientes llegan hasta hoy. Y como el catolicismo ha creído todo lo contrario, que Jesús no tuvo hijos ya que jamás tuvo relaciones con una mujer, si esto llegara a saberse podría causar un cisma de tamañas proporciones en el seno de la fe, por lo que durante toda la historia los fieles al Vaticano han intentado aplacar a esta decendencia.
El antagonismo se da entre el Opus Dei que representa el ala más ortodoxo del catolicismo y quienes están dispuesto incluso a matar para que no se quiebre la divinidad de Jesús, en contra de los Caballeros Templarios -brazo armado del Priorato de Sión- quienes desde el principio del cristianismo se han sentido con la responsabilidad de cuidar a la familia de Jesús y María Magdalena.
También se cuestiona el histórico Santo Grial, que popularmente se ha considerado que es la copa con que Cristo celebró la última cena, pero según la teoría de Dan Brown, no es otra cosa que la divinidad femenina representada por los restos mortales de María Magdalena.
Se ha dicho que esta película podría socavar la fe de almas poco sólidad, sin embargo, estos argumentos emanados del catolicismo son absurdos ya que el film y toda su trama es más que nada una historia de misterios, que encuentra su principal origen en teorías populares y no pretende convertirse en una nueva fe ni en plantear nuevas posibilidades de la adoración a Dios.
El Código da Vinci, es ante nada, una película ambientada en las elites eclesiásticas y culturales de la Europa Actual que proceden de acuerdo a parametros bien poco novedosos para los amantes del chisme histórico y que sin embargo, está muy bien llevada a cabo. El Opus Dei, que se ha considerado la peor víctima de Brown y de la película es mostrado como una organización de soldados de Cristo capaces de realizar lo que sea con tal que no se hundan sus dogmas que los han regido por tantos años, pero en ningún caso es para provocar en un terremoto en la «Obra», ya que el lector- o espectador- encontrará una entretenida obra que juega con las verdades históricas pero que en ningún caso se plantea como la verdad absoluta.
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