Insuperable la presentación de Jon Stewart, y Capote se llevó finalmente el premio al mejor actor con Philip Seymour Hoffmann.
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Pobrecito Philip, este espléndido y camaleónico actor, embargado por la emoción se acordó de agradecer a todo el mundo, menos a su señora. Hillary Swank estaba ahí para consolarlo, “No te tortures, lo que pasó, pasó”, le dijo la protagonista de “Million dollar baby”, quien también olvidó agradecer a su esposo Chad Lowe cuando ganó el Oscar a mejor actriz el año pasado. Lo que no le dijo, porque ella es una chica atinada, es que ahora se encuentra en proceso de separación.
Pero volvamos a Capote, que por mucho que los publicistas digan y repitan que no es necesario leer los libros y que las películas son autosuficientes, lo cierto es que ayuda,y bastante, al disfrute de esta película el conocer la obra de Capote, haber leído “A sangre fría” y también el libro de su compinche, la escritora lesbiana Harper Lee (“Matar a un ruiseñor”) interpretada por Catherine Keener.
La película va sobre el periodo que a Capote le granjeó su fama inmortal, según muchos a cambio de su alma inmortal. Digamos que fue un trueque.
Truman tenía la novela que haría historia, que impondría el género de la No-Ficción. Pero para poder publicarla necesitaba que sus dos principales fuentes fueran ajusticiados con la pena de muerte. A esto se le añade que tras años de conversar con ellos y conocerlos, Capote ya había entablado una complicidad emocional con uno de ellos, Perry Smith.
Hay algo que la película no dice, pero merece la pena discutirlo. “A sangre fría” no se publicó en vida de los asesinos de la familia Clutter, fue sólo para no enturbiar el proceso?
¿O fue para evitar que los asesinos lo desmintieran?
Director: Bennet Miller
Elenco: Philip Seymour Hoffman, Clifton Colins Jr., Chris Cooper, Catherine Keener, Bruce Greenwood.
Año: 2005