[ficha]Una volada de esas alucinantes. Eso es lo que ofrece esta sólida banda nacional, que con sus covers en vivo de Pink Floyd te transporta a esos lugares que valen la pena ser visitados cada cierto tiempo. Es que desde el espacio donde se presentan (el Planetario trae recuerdos escolares imposibles de olvidar) hasta el poder de su música (muy buena amplificación, mejor proyección de imágenes) se convierten en una mezcla peligrosamente fascinante. Incluso el viaje en metro es entretenido, repasando los temas favoritos de cada uno. Los más cómodos, tienen estacionamiento privado. Para los fanáticos de Roger Waters, David Gilmour y compañía, imperdible. Para todos los demás, una oportunidad de pasar a formar parte de los primeros. Ah, ojo con las “chiquillas” del coro, que aparte de ricas, son unas diosas cantando. Un plus nada despreciable, pues el complemento entre ellas y los 5 del escenario te confirma la calidad del show. Sensaciones varias, entonces. Y la sonrisa post la-cagó-que-buen-concierto te dura un buen rato. Puede ser por la mezcla de canciones inmortales del “Dark Side of the Moon”, “Wish you were Here” o el “Animals”, por nombrar algunos de los álbumes que se vienen para este Viernes, o puede ser también por el infaltable “sahumerio” (no, no de cigarro) que termina por completar un carrete, o pre carrete pa los más prendidos, de los buenos. Al Planetario entonces. Las entradas son con butaca numerada y no son muchas. El link de contacto está arriba. Tus emociones y sensaciones, van para allá. Y para los que se lo estarán preguntando, la hierba no es obligatoria, pero si altamente recomendable. Es el marco de esta verdadera obra de arte. Gracias Floyd. Gracias Brain Damage. (VG)
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