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5 frases típicas de mi madre que jamás pensé usar

… y heme aquí percatándome que no aprendí sus palabras sabias en vano

Además del “¡ya es hora de dormir, apaga esa TV!“, algunas frases típicas de mi madre me taladraban los oídos cuando era niña. No las soportaba; para mí era peor que escuchar a alguien arañando el pizarrón y es que tener que escuchar la misma cantaleta 34 veces en una semana me parecía tedioso y detestable.

Me prometí a mí misma que cuando creciera no caería en lo mismo y, sin embargo, aquí estoy, repitiendo las sabias palabras de mi madre como si fueran parte de los diez mandamientos. La diferencia es que ahora entiendo por qué tienen sentido.

Estas son las 5 frases típicas de mi madre que jamás pensé usar y en qué situaciones me han servido:

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1. “¿Y si todos se tiran de un puente, tú también te vas a tirar?”: Ajá. Cuando el novio estaba disculpándose por haber ido a un table dance porque se le pasaron las copas con los amigos “pero es que, mi amor, todos estaban borrachos y alborotados y se nos olvidó y ya no supe qué paso después”

2. “¿Tú crees que esta casa es un hotel o qué?”:  Con el paso de los años, mi familia y yo cada vez coincidíamos menos a la hora de la comida o en la casa en general. Hace no mucho, uno de mis hermanos llegó a pasar el fin de semana (vive en otro estado) y prácticamente no le vi la cara más que 5 minutos. Antes de que partiera de nuevo, salí a la puerta de la casa a decirle que para la próxima esperaba verlo más y a recordarle, amablemente, que la casa no es un hotel a donde uno va a lavarse la cara y cambiarse de ropa. Sólo me faltó tener entubado el cabello, en serio

3. “¿Para qué me preguntas si de todas formas vas a hacer lo que quieras?”: Ah, esta ya la he usado varias veces. Con el novio, con las amigas e incluso con mi papá. El enojo y cara de no quiero verte un rato van perfecto con esta frase

4. “Ya quisieran tener tus amigos una *novia* como yo”: (Sustituya el *novia* por *mamá*)

5. “Qué maleducada es ________, ni las buenas tardes dijo”: Nunca entendí por qué tanto alboroto por los convencionalismos sociales hasta ahora; ¿por qué había que saludar a todos y cada uno de los presentes en una fiesta? ¿Por qué gritar “Buenas tardes” o “Hasta luego” si la mayoría continuará con su plática como si nunca hubieses pasado por ahí? Esas son algunas de las cosas que me preguntaba cuando al llegar a un lugar mi mamá me recordaba saludar a todos. Ah, pero luego cuando se es anfitriona una entiende por qué es importante que la gente no entre “como Pancho por su casa” a tu casa

 

¿Ustedes se han sorprendido diciendo o haciendo las mismas cosas que en algún momento le criticaron a su madre o padre?

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