Ecuador

¡Sube a una chiva! Así es cómo un bus campesino se transformó en la fiesta rodante que enciende las Fiestas de Quito

Lo que comenzó como un transporte campesino para trasladar familias, mercancías y sueños por los Andes se reinventó como una “discoteca ambulante”. Hoy, las chivas inundan las calles de Quito con luces, baile y canelazo, recordándonos que la fiesta también tiene historia.

Chiva quiteña
Chiva quiteña 27 de noviembre del 2024 Centenar de personas acudieron al desfile de los mercados de Quito, esto es parte de los eventos por las fiestas de la capital. API/HENRY LAPO (HENRY LAPO)

La historia de la chiva arranca a comienzos del siglo XX en la región andina de Colombia, especialmente en el departamento de Antioquia. En 1908, el ingeniero Luciano Restrepo y el mecánico Roberto Tisnés importaron un chasis desde Estados Unidos, sobre el cual construyeron la primera carrocería de lo que luego sería el mítico “bus escalera” o “chiva”.

Esta primera chiva cubría rutas entre zonas urbanas y rurales — uniendo centros de ciudad con pueblos remotos. Sus estructuras eran simples: un techo (originalmente de lona), bancos de madera, y un diseño pensado para transportar tanto personas como mercancías, animales o víveres.

Con el tiempo, ese vehículo funcional adquirió identidad propia: su carrocería artesanal, combinando madera y metal, se adornó con colores vivos, figuras regionales y arabescos. A su paleta característica — amarillo, azul y rojo — se sumaron murales, frases pintorescas y símbolos de identidad regional.

Así nació un icono cultural: la chiva pasó de ser un medio de transporte rústico a un símbolo del mundo rural andino, con identidad propia, historia y folclore.


Chiva en Fiestas de Quito
Chiva en Fiestas de Quito (Cortesía La Guaragua)

La metamorfosis: cuando la chiva se convierte en fiesta

Aunque su origen fue utilitario, con el paso de las décadas — y gracias a su diseño abierto, alegre y colorido — las chivas comenzaron a transformarse. Lo que antes servía para transportar carga, familias y cosechas, empezó a vivir una segunda vida como espacios de encuentro, música y celebración.

En ese giro, los asientos se retiraron, se instaló sonido, luces, barras, y se convirtió en vehículos de baile, canto, y socialización. En muchos casos, dejaron de ser transporte para convertirse en una “discoteca ambulante”.

Hoy, las chivas no son solo parte del paisaje rural: en ciudades como Quito, durante las Fiestas de Quito — que conmemoran la fundación de la capital — se reinventan como alegres plataformas de música, danza, nostalgia y diversión.

Quito las adopta: del transporte campesino a emblema urbano

La bonita historia de la chiva llegó a Quito, transformándose en celebración colectiva. Desde fines de noviembre, cuando comienzan los festejos por la fundación de la ciudad, las chivas recorren sus calles, llenas de luces, adornos, música y alegría.

Fue en diciembre de 1993 cuando, luego de la llegada de algunas unidades a la capital por la realización de la Copa América 1993, las chivas se empezaron a popularizar como parte imprescindible de las fiestas quiteñas.

Lo que antes era solo un vehículo rural para transporte se transformó en una experiencia urbana: “discotecas rodantes” que, con DJs o bandas en vivo, luces de colores, canelazo en mano y mucha energía, ofrecen rutas por el Centro Histórico, zonas emblemáticas y avenidas populares.

Para muchos quiteños — y visitantes — subir a una chiva es hoy una tradición: una forma de celebrar la ciudad, reencontrarse con amigos, bailar y recorrer Quito desde otra perspectiva.

Cultura, identidad y fiesta: el valor simbólico de las chivas

Más allá del colorido y el sonido — el encanto de las chivas radica en lo que representan: una fusión entre lo rural y lo urbano, lo ancestral y lo moderno. Una chiva une pasado y presente: el transporte campesino, la necesidad de conectar pueblos y caminos, con la alegría, la fiesta y la sociabilidad de las ciudades.

En Quito, se convirtieron en un emblema de identidad, un símbolo colectivo de “quiteñidad”: recorrer la ciudad en chiva durante las Fiestas es una manera de celebrar historia, cultura, comunidad y pertenencia. Para muchas familias, jóvenes o turistas, representa la oportunidad de redescubrir la ciudad de una forma alegre, festiva y compartida.

También son un espacio intergeneracional: personas de distintas edades, orígenes o condiciones suben juntas, bailan, conversan, ríen y comparten una experiencia singular que trasciende generaciones.

Hoy y siempre: la chiva sigue rodando

Hoy, las chivas operan con regulaciones especiales en Quito. Solo algunas unidades con permisos autorizados pueden circular durante las fiestas, pero esa restricción no disminuye su magia: al contrario, cada recorrido se vive con entusiasmo, expectativa y celebración.

Estas “chivatecas modernas” mantienen la esencia: luces, música, baile, risas, y en muchos casos, ese toque de nostalgia por lo rural, lo artesanal, lo auténtico.

Así, la chiva se consolida como un ícono viviente: hoy rueda por Quito recordándonos que la historia, la tradición y la fiesta pueden viajar juntas, sobre ruedas, al ritmo de la ciudad.

       

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