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¿Transfusiones de sangre de jóvenes para frenar el envejecimiento?

Un nuevo tratamiento estético es foco de críticas en el sector médico de los Estados Unidos.

No se trata de una película ni de una historia ficticia. Es una tendencia surgida en Silicon Valley, matriz de las innovaciones tecnológicas de los Estados Unidos, que está siendo adaptada por muchos. La modalidad consiste en la extracción de sangre de jóvenes y la segregación del plasma para aplicarla a ancianos con la intención de frenar el envejecimiento.

La técnica llamada parabiosis data del siglo XIX, cuando el científico francés Paul Bert puso en marcha un experimento fundamente en coser parejas de ratones para mezclar sus flujos sanguíneos. El resultado mostraba que los roedores más viejos comenzaban a presentar más agilidad y mejor memoria y una rápida cicatrización; características de un ratón joven.

Años después investigadores de universidades como Harvard y Stanford pusieron en práctica las ideas de Bert, que hoy día, parecen resultar una excelente oportunidad de negocios en Silicon Valley, aunque con muchos detractores.

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“Creo que el tratamiento es exitoso, que revierte el envejecimiento y funciona para una serie de males asociados con la vejez como enfermedades del corazón, diabetes o Alzheimer», dijo Jesse Karmazin, fundador de Ambrosia, un emprendimiento que investiga los efectos de la sangre de jóvenes.

 

Karmazin relató, en una entrevista para la BBC, que estos efectos podrían ir más allá del hecho estético:

Destacó que no se aplica la sangre, sino el plasma que extraen de ella. El vanguardista tratamiento puede ascender a unos ocho mil dólares y ya es aplicado en San Francisco y Tampa a personas de entre 35 y 80 años.

 

Recelo científico

Pero los detractores alzan su voz contra este tratamiento. Algunos expertos consideran que es muy pronto para ponerlas en práctica con seres humanos, incluso sus vecinos. Desde Silicon Valley, el presidente del Instituto Buck de Investigación sobre el Envejecimiento, Eric Verdin, comenta que

“Va demasiado lejos experimentar con personas sanas y darles productos de plasma con la esperanza de que puedan vivir más».

Verdin considera que existen muchos virus y afecciones relacionadas con el plasma, por eso no concibe que una persona sana pueda poner en riesgo su salud por experimentar con un novedoso tratamiento estético.

Pero Ambrosia  no es la única empresa del valle que está experimentando con la sangre y el plasma de jóvenes. Alkahest le sigue los pasos, aunque enfatizan que sus investigaciones están relacionadas con la idea de combatir el Alzheimer.

 

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