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¿Quién no ama a Christian Grey? Los efectos secundarios de conocer al personaje

Estamos ad portas del estreno mundial de la película basada en el libro británico más vendido de todos los tiempos. ¿Las principales compradoras? Nosotras. ¿La razón? Christian Grey.

 

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Por Carla Ingus Marín

Escuché a decenas de amigas haber leído Cincuenta sombras de Grey y, aunque tanta conmoción me causaba algo de curiosidad, las 541 páginas y mi déficit atencional impedían que me animara a tomar el libro, un verdadero manual, aparentemente, de lo que es una vida sexual ardiente.

Un año más tarde, a días del estreno de la película, me veo desafiada a saber de qué están todos hablando. Sin mucha información lo compré. Y además de leerlo en un día y medio –hecho que habla por sí sólo– me despertó una profunda curiosidad sobre el fenómeno que Christian Grey, el protagonista, provoca en las mujeres.

«Es el hombre que todas queremos», me dice una amiga que, literalmente, devoró los 3 libros. ¿Es posible que un millonario, estupendo, de 27 años, con fijaciones sexuales sadomasoquistas, sea el hombre que todas queremos? Si bien hay muchos aspectos muy atractivos en este personaje, me cuesta entender que Linda Murray, directora de BabyCenter.com, afirmara en su minuto que el fenómeno provocó una explosión demográfica, «ya que está actuando como afrodisíaco para muchas lectoras».

En pocas palabras, estamos hablando de un millonario joven, descrito como atractivo al máximo, dominante, posesivo, obsesivo, de infancia tortuosa y gustos sexuales extremos, que se encandila por una egresada de periodismo de 21 años y la quiere convertir en su esclava sexual (literal), a cambio de que los dos experimenten placer. Una invitación que no suena del todo mal, pero que al profundizarla puede generar sensaciones encontradas.

 

Múltiples explicaciones
Evidentemente, no he sido la única que ha buscado una explicación frente al fenómeno que produce Grey, no sólo en la protagonista sino en millones de mujeres. En un blog de servicios sicológicos de Madrid señalan que «es frecuente que en la terapia de mujeres aparezcan fantasías masoquistas: juegos de sometimiento, que las aten, las encadenen y así consiguen alcanzar el orgasmo. Esto no necesariamente tiene que ocurrir en la realidad, sino que suele formar parte de las ensoñaciones de nuestras pacientes y, en general, nos atreveríamos a decir que de todas las mujeres de una u otra forma. No se busca el daño físico, sino que lo importante es la escena que imaginamos», detallan.

¿Qué se está poniendo en juego en este tema? El mismo blog parte con una frase: «Quien bien te quiere, te hará llorar». Y explican esta sentencia de una manera bastante lógica: «En el libro lo podemos observar claramente. Anastasia Steele (la protagonista) nunca ha llorado tanto, pero curiosamente nunca se ha sentido tan viva y tan feliz. ¿Cómo entendemos esto? Ella se plantea ‘¿cómo un hombre tan perfecto puede interesarse por mí?’. Y parece que automáticamente una se encuentra en deuda con este Adonis y tiene que satisfacer todos sus deseos. Podríamos pensar entonces en otra frase mítica: ‘Tus deseos son órdenes para mí'».

 

Sigue en página 2…. 

 

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