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Expertas en provocar problemas sexuales: ¿Eres una mujer impotentizadora?

AUNQUE PAREZCA INCREÍBLE, HAY MUJERES CAPACES DE PROVOCAR DISFUNCIONES SEXUALES EN LOS HOMBRES. A ellas se les llama “Impotentizadoras”, UN TÉRMINO QUE DEFINE TANTO A LAS que los castigan con eliminar el sexo COMO A las que con palabras PUEDEN GATILLAR problemas de erección y eyaculación.

 

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Por Karen Uribarri Guzmán.

Cortar el agua», compararlo con otros que estuvieron en tu historia sexual, menospreciarlo, humillarlo… Todo eso, que puedes hacer producto de la molestia o la bronca de un momento, podría producir angustia, malestar, resentimiento y un gran daño a la autoestima del hombre. Para él puede ser realmente un problema cuando le niegas intimidad por demasiado tiempo, rechazas mostrar tu cuerpo o lo amenazas en una pelea con dejarlo sin sexo. Esto es lo que hacen las mujeres «impotentizadoras», que se reconocen en las consultas de los sexólogos con suma facilidad.

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«No hay persona que no conozca alguna expresión de este tipo de mujeres. También han sido llamadas las ‘mujeres castradoras’, pues su afán, consciente o inconsciente, es impedir la expresión de la masculinidad del varón. En otras palabras, transformarse ellas en las portadoras del símbolo del poder, el falo», afirma el médico especialista en sexualidad y director de Cesch, Christian Thomas.

 

Errores fatales
«Quizás el más grave de todos sea pensar a la escena sexual como un lugar de castigo», explica el sexólogo Ezequiel López Peralta. Él no te llevó a su salida con sus amigos, o te dijo algo que no te gustó delante de su madre, y entonces tú se lo reprochas en pleno acto. O incluso, por ese mismo motivo, te niegas al acto como tal, hasta lo haces con total apatía, pero nunca dices las razones. Eso es lo que se llama en sicología una personalidad «pasivo-agresiva».

Lo que habitualmente está a la base de este comportamiento poco feliz es el poder, poder que se le ha denegado y, por lo tanto, hay un gran resentimiento. O bien, porque aprendió muy identificada a la figura del padre que es la masculinidad la que prima en la vida.

 

La búsqueda de la pareja
En las mujeres «impotentizadoras» sorprende la elección de la pareja. «Hay un cerebro oculto que buscará aquello que mejor se amolde a las necesidades aprendidas desde la tierna infancia. Es así como estas mujeres suelen encontrarse varones (y también mujeres) que responderán de manera ideal a este actuar castrador. Suele verse en terapia de parejas que estas mujeres eligen hombres que desarrollan eyaculación precoz o disfunción eréctil, por ejemplo, y que a pesar de la ayuda que estos hombres puedan solicitar, tarde o temprano se encuentran con el muro infranqueable de su querida señora, quien no colabora en la terapia o devalúa los resultados, o bien, sigue en la crítica pertinaz con el hombrecillo aquel, perjudicando la recuperación intentada por el varón luego de meses de tratamiento», cuenta Thomas.

Es decir, son mujeres que tienen gran habilidad en encontrar los puntos débiles, frágiles de su pareja, y los usan para someter la relación o para controlar todo intento de competencia del hombre.

Este tipo de mujeres se ven frecuentemente en las consultas especializadas. «Recuerdo un varón que luego de un largo proceso terapéutico logró recuperar su disfunción sexual (eyaculación precoz y en oportunidades fallas en la erección), y que no contó con el apoyo de su pareja, a pesar de las quejas de ella en este plano», dice el Christian Thomas, añadiendo que «cuando este hombre hubo recuperado su valor y entró a la etapa de compartirse con su mujer en el coito, especialmente en aquella fase de mirarse a los ojos, para leerse mutuamente y apoyarse en los ritmos, ella dejó caer toda su artillería diciéndole: ‘Me carga que te frenes para controlarte, me desconcentras, no te sirvió de nada la terapia’. Por supuesto que el resultado fue la reaparición de la disfunción de él y ella logró tener nuevamente el poder de la relación».

 

¿Cómo identificarlas?
La historia y la mitología hablan desde siempre de mujeres castradoras, que impotentizan o sumergen en la ruina a sus amantes. «Desde Eva, que le hace perder el paraíso a Adán, hasta Las Sirenas, que hechizaban a los navegantes con su canto. También, la Gorgona, que los mataba con su mirada; en cierta manera Pandora, o Circe, que convertía a sus amantes en chanchos», rememora el destacado sexólogo argentino, Adrián Sapetti.
Son mujeres «profundamente identificadas al padre», pues lo común es que su hombre no dé nunca en el ancho con la imagen de papá. De igual forma, son muy controladoras, tanto en la relación como en el trabajo. Se les distingue porque son aquellas que públicamente devalúan a los hombres y se mantienen separadas o solteras por largo tiempo; la feminista acérrima o la guerrillera identificada al combate de sexos, a la lucha sin cuartel de géneros. En todas estas tipologías puede esconderse una castradora en potencia, que se alimente de hombres dispuestos a ser castrados con o sin su voluntad.

«Son mujeres que suelen estar solas, porque los que no estás de novios o casados, son estúpidos, no ganan mucho dinero, son perdedores, muchos homosexuales y no saben hacer el amor. El amante o novio que tuvieron antes tenía ‘una cama maravillosa’, pero nunca conformaron una pareja. Suelen jugar la seducción cuando al tipo al que seducen está con otra mujer, pero –como en el célebre caso Dora de Freud– cuando está solo lo rechazan. Es una variante femenina del Don Juan, cree que ‘sabe y puede’, al menos en lo que a cantidad de conquistas amorosas se refiere. En cuanto al contacto auténtico y hondo, enaltecedor, de solidaridad, compañerismo, amor y compromiso, estas mujeres terminan siendo un patético fracaso. Por suerte son las menos», advierte Sapetti.

Por eso es que «si tu pareja presenta un problema sexual, no dejes de revisar cómo te comportas, porque allí puede estar al menos parte de la explicación. La sexualidad es como el tango, se «baila» de a dos, y la peor actitud es la de esconder la cabeza como un avestruz. Mirar la situación desde un ángulo más amplio, asumiendo responsabilidades de las dos partes, te engrandece y dignifica», explica Ezequiel López Peralta.

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