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Muerte de un hijo y suicidio de una madre: lo que ocurre tras esta pérdida y cómo enfrentarla

No necesariamente es una reacción esperable, ya que en general la mayoría de las personas se sobreponen mediante la resignación, lo que les permite continuar la vida.

 

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La pérdida de un hijo es sin duda el duelo menos esperado y el más doloroso en extremo, porque como explica la sicóloga Beatriz Gazmuri, de la Fundación Agostini, por una parte se espera que los padres mueran primero y siempre existe una proyección de ver crecer a los hijos, hasta la edad adulta.

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«Son nuestra descendencia y la posibilidad de que nuestra familia se proyecte en el tiempo a través delos nietos. Por otra parte no podremos acompañar a nuestro hijo(a) en su crecimiento, no lo veremos adulto, ni estará presente en nuestra vejez .Es un espacio amoroso que queda vacío y que debemos continuar experimentándolo en la cotidianeidad, en el día sin su presencia, su risa, su voz, su amor. Es una vivencia constante donde la pérdida se hace carne en los progenitores».

Y es por todos estos datos, que quizás se logra entender la desesperación de esta madre, que hace unos días, y tras la muerte de su hijo, decidió quitarse la vida, y lo hizo en forma muy pública, lanzándose desde el octavo piso, del edificio Costanera Center.

Gazmuri, asegura que el suicidio de una madre en este caso, no necesariamente es una reacción esperable, ya que en general la mayoría de las personas se sobreponen mediante la resignación, lo que les permite continuar la vida.

Sin embargo, el hecho de que además lo hiciera de manera tan publica, implica que se está frente a la «expresión de un gran dolor insoportable y el sentir que no tiene fuerza para continuar viviendo sin su hijo», algo que igualmente puede pasar en una madre que lucho, sin resultados, por la vida de su hijos.

La especialista asegura que, aquellas mujeres que sí superan este episodio, como se ha podido ver por ejemplo con una figura pública, como es Maricela Santibáñez, quien también sufrió una pérdida muy similar, lo hacen con resignación y valorando que pudieron compartir con ellos y «que forma parte de nuestro ser, hablando del tema, reunirse con padres que han vivido esta situación, llorar, pedir ayuda, no quedarse solo, acercarse a la pareja y compartir el dolor».

Aclara además, que cuando la muerte no es por enfermedad, si no repentina, el dolor puede ser aún mayor, ya que además de lo doloroso de esta perdida, no hay tiempo para prepararse en una situación que se impone y que es devastadora.

Beatriz Gazmuri señala que, si bien en ninguno de los dos casos, se trata de una situación complicada, en el duelo «se puede pedir ayuda a la familia conversar del tema ,del dolor, del miedo a la perdida, de la desesperación y la rabia, de la injusticia «porque a mí» «por qué a nosotros», acercarse a grupos espirituales que dan apoyo y contención, pedir ayuda profesional».

Y lo más importante, si se trata de una muerte tras una larga enfermedad, «acercarse al hijo (a), acompañarlo en su enfermedad, él o ella también está sufriendo, siente miedo, dolor, conversar sobre sus inquietudes y necesidades, contenerlo (a) apoyarlo(a), hasta el final, da una gran satisfacción espiritual que permite tolerar mejor el dolor».

Toda madre que pierde a un hijo ¿necesita sí o sí atención siquiátrica?
«No necesariamente. Como se menciona anteriormente, el apoyo entre la pareja, como la unión y contención familiar son indispensables. También la ayuda espiritual desde las creencias de cada uno. La ayuda psicológica y psiquiátrica es otra alternativa cuando las personas sienten que no son capaces de sobrellevar la perdida y el dolor, ni de aceptar la situación a pesar del apoyo ya mencionado. También hay otras situaciones como incapacidad de continuar con sus actividades habituales, insomnio, aislarse, no poder dejar de pensar en la experiencia de pérdida».

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