Espectáculos

Abusos sexuales encubiertos: cuando los límites se pierden en la relación de pareja

Al hablar de abuso sexual apuntamos a otros, porque creemos nunca haberlo vivido. ¿Estás segura? Existen muchas formas de abuso que pasan totalmente inadvertidas, porque se dan incluso en relaciones de parejas estables

 

Imagen foto_0000002420130710133725.jpg

Por Carolina Palma F.

Recomendados

Según el Ministerio Público, un promedio de 17 personas son violadas diariamente, y 34 son víctimas de otros abusos sexuales en nuestro país. ¿Qué es un abuso sexual para ti? ¿Sólo que te toquen partes íntimas sin tu consentimiento? Al parecer engloba mucho más, porque existen una serie de abusos encubiertos que no consideramos o que dudamos si realmente lo son, porque finalmente conllevan una cuota de subjetividad. Por ejemplo, se puede dar si mantuviste relaciones sexuales con tu pareja sin ganas, se lo dijiste, y él simplemente siguió; si te tocaron en el Metro porque «no había espacio»; una pareja te juzgó por tu pasado sexual, o finges orgasmos porque tu pareja realmente no se preocupa de mejorarlo o hablarlo.

No pretendemos exagerar, pero sí entender y darnos cuenta cuál es el límite, porque a veces esta sociedad, históricamente machista, nos confunde e incita a dar el carácter de «normal» a ciertas conductas, o incluso a cuestionar nuestra responsabilidad en situaciones abiertamente desagradables. Carolina Carrera, presidenta de la Corporación Humanas, cree que el problema es que la violencia contra las mujeres se ha naturalizado, dado que todavía existen desigualdades de poder entre hombres y mujeres; que el Estado no ha sido claro en dar una señal de que la violencia contra nosotras es siempre un «delito», y que una de sus manifestaciones es la violencia sexual, la que en nuestro país ha estado permanentemente invisibilizada.

«No se cuenta con datos oficiales ni con encuestas sobre la prevalencia de la violencia contra las mujeres, y tampoco con una política pública destinada a su erradicación. Cuando la violencia sexual se da en un contexto de ‘supuesto afecto’ o ‘afecto’, les cuesta ver que se está cometiendo un delito en su contra, ya que el cuerpo de las mujeres ha sido instalado como un objeto de deseo, en otros contextos como un campo de batalla que hay que conquistar, finalmente como un objeto que no pertenece a la mujer y que todos pueden decidir sobre él, menos ella», explica Carrera.

Es más, expone que el acoso sexual está sancionado únicamente en el ámbito laboral, previéndose un procedimiento especial de investigación ante la Dirección del Trabajo, pero que es escasamente utilizado, más que nada por la dificultad de probar que ciertos comportamientos constituyen abuso sexual ante la negativa de los agresores a reconocerlo y la falta de testigos. «El acoso en el ámbito educacional, en la atención de salud, en las cárceles o en la calle es totalmente ignorado como violencia. La ausencia de políticas al respecto y la falta de sanciones ciertamente incide en la dificultad que enfrentan muchas mujeres para reconocer ciertas situaciones como atentados a su integridad personal, y en la percepción generalizada de que se trata de situaciones aisladas o poco graves», agrega Carrera.

Con Michelle Thomas (@MichelleThomasV), directora académica de Cesch y sicóloga clínica especialista en sexualidad, logramos retratar situaciones y aclarar algunos conceptos que todas deberíamos reflexionar, porque forman parte de una cotidianidad que tiende a confundirnos.

1) Agresión sexual en una relación de pareja

¿Cómo identificarla? Aunque suene un poco extraño, dentro de una relación de pareja normal se pueden dar agresiones que quizás pasan inadvertidas porque transitan de la agresión al cariño, pero cuidado si se trata de una constante o se disfraza de «sadomasoquismo». «La agresión o el abuso habitualmente tiene que ver con la rigidización de un patrón relacional en una pareja en donde uno es el dominador y el otro es el dominado o sometido. A veces este límite es tenue, porque además él o la sometida tiende a adecuarse a esta función y evita denunciar o comentarlo. Muchas veces, la mayoría del tiempo tiene estrecha relación con la forma que ha aprendido de amar. Los golpes en la infancia nos enseñan que aquel que nos ama puede generarnos daño al mismo tiempo, y nos acostumbramos a que eso sea lo normal en las relaciones. Tener un vínculo en el que el otro pueda hacerme daño», comenta Michelle Thomas.

2) Desde una molestia hasta sensación de vulnerabilidad

«Independiente del género, la agresión sexual que ocurre sin consentimiento, al ser tocado por otro u otra, es una invasión a la privacidad e intimidad. Sin duda que hay personas que por razones sociales o estructurales en su personalidad no vivirían una situación así como agresión, pero sin duda son las menos, poquísimas. Los sentimientos en general pueden ir desde una molestia hasta una enorme sensación de vulnerabilidad, que puede llegar a vivirse como traumática, con graves consecuencias para la persona. Hay experiencias que para algunos pueden ser muy intimidantes, y para otros no revisten mayor importancia. Es muy subjetivo, y debe respetarse la emoción particular que surge en cada persona».

3) Aceptar prácticas sexuales que desagradan por amor a la pareja

«La libertad es poder elegir, y no necesariamente hacer cualquier cosa en nombre de la libertad. A eso más bien podemos llamarlo libertinaje. Cuando en una relación de pareja uno de ellos pierde la capacidad de elegir, estamos en una situación abusiva, es decir una agresión sexual. La relación sexual, para que sea satisfactoria y sana, debe ser entre dos adultos, consensuada; debe permitir la libre expresión de las necesidades y por sobre todo mantener el respeto por lo que uno u otro desee. Esto significa que si uno de los dos no quiere hacer algo, debe ser respetado».

Sigue > >

 

Tags

Lo Último


Te recomendamos