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Sexo y los efectos del cambio de temporada ¡Reviértelos!

El frío influye en la vida sexual A medida que el invierno se acerca el deseo femenino cambia, pero no desaparece. Descubre a través de las respuestas de nuestro sexólogo Ezequiel López Peralta, por qué ocurre, cómo nos afecta y si al estar informadas podemos hacer algo al respecto.

 

 

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Imagen: Getty

Dicen que en el verano sube la líbido, por lo menos en países como Chile, donde la diferencia de temperatura entre estaciones es muy marcada. Menos ropa, más calor, mostramos piel todo el día y andamos con un estado anímico más «motivador»; todos estos serían algunos de los motivos que aumentan la frecuencia sexual en esa estación del año que, dicho sea de paso, ya terminó.

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La gran pregunta es, ¿entonces la baja de las temperaturas produce el efecto contrario?

Hay quienes aseguran que baja la intensidad sexual llegado el otoño, y para qué decir en el invierno. Por eso es interesante conocer ciertos efectos y entender que pueden ser revertidos, según nos indica el experto Ezequiel López Peralta (www.ezequiellopezperalta.com.ar).

 

1) No es mito, el calor favorece el sexo. «La temporada de calor indudablemente favorece la intimidad en las parejas, tanto en lo referente a la frecuencia sexual como a la calidad y diversidad de los encuentros. El sol, el calor, y por supuesto la situación de vacaciones dan lugar a un estado de ánimo distendido y con mayor disposición para el placer. Los cuerpos comienzan a mostrarse sugerentemente, lo cual favorece en especial a los varones, que somos muy visuales y nos sentimos motivados al mirar los hombros, las caderas, los pechos, el ombligo, las piernas, pero por sobre todas las cosas nos incentiva aquello que nos imaginamos que está por debajo y no podemos ver… Esa mirada cargada de deseo y acompañada muchas veces de comentarios halagadores y de un mayor contacto físico, resulta estimulante para la mujer, que usualmente se ve incentivada (sexualmente hablando) por la situación de sentirse atractiva y el contacto con la piel (es decir el sentido del tacto)».

 

2) Tampoco es mentira, el invierno baja el deseo sexual. «Tenemos que decir que normalmente el invierno, por cuestiones lógicas, no favorece cierto tipo de exposición de los cuerpos y todo lo que se genera a partir de ahí que resulta tan sensual y erotizante. Además, es una época del año en la que en general tenemos una sobrecarga de trabajo, ocupaciones y exigencias que resultan anti-eróticas, ya que obstaculizan la conexión mental con el placer. De todos modos hay una ventaja en el invierno: el frío lleva muchas veces a buscar calor en el cuerpo del otro, y ese acercamiento, bien aprovechado, puede llevar a momentos de encuentros íntimos muy satisfactorios».

 

3) El frío afecta más a las mujeres. «Creo que el varón es menos sensible a la influencia de las estaciones. En mi opinión, encuentran la forma de ‘encender’ su deseo de una u otra manera, independientemente de la temperatura ambiente. La mujer, en cambio, tiene la tendencia a estar como más desconectada en invierno y más motivada en verano, y en eso tiene mucha relación la temperatura. Cuando hace frío, y se siente en el cuerpo, ya es suficiente como para que ellas se desmotiven sexualmente».

 

4) Efecto Caribe. «Indudablemente el verano permanente crea las condiciones para una sexualidad más activa, e incluso mucho más libre de tabúes y conflictos internos. Si analizamos, por ejemplo, las danzas típicas de países caribeños comparándolas con las de otros lugares en donde se está lejos del mar o hace frío durante el año, notaremos una gran diferencia de ritmo, cadencia y estado de ánimo. La sexualidad es también una manera de danzar, aunque en este caso sea íntima y no pública».

 

5) Solución para chilenas. «Primero que nada, ¡una buena temperatura ambiente! Quizás los hombres no le damos tanta importancia a esto, pero sí es fundamental para las mujeres. Además, si ellas tienen frío seguramente se taparán mucho o no se quitarán toda la ropa, por lo tanto ellos no podrán disfrutar plenamente de observar su cuerpo (uno de los placeres masculinos más intensos). Por otro lado, en el invierno no se dan las condiciones para incentivar el deseo sexual de manera tan espontánea, por lo tanto hay que generarlas… Hacerse el tiempo, preparar el ambiente, tomar unos tragos que den ‘calor’, hacerse unos masajes con aceites aromáticos (como el jazmín, azahar, limón) que también aumentan la temperatura corporal. Finalmente, creo que hay que aprovechar el frío como una oportunidad de acercamiento. Ofrecer a nuestra pareja un abrazo cálido, friccionar los cuerpos buscando darse calor mutuamente, decir palabras al oído que enciendan la excitación sexual y de esa manera despertar el ‘fuego interno’ al activar la circulación sanguínea. Preparar un baño erótico con agua bien caliente con algunas gotas de aceites esenciales, rodeando la tina de velas blancas y desparramando sobre nuestra pareja unos pétalos de rosa».

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