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Viajes: lo más bello de Praga, la Ciudad Dorada

Se trata de una de las ciudades más bellas de Europa: pequeña, con torres y puentes alucinantes. Si vas al Viejo Continente, no dejes de visitarla.

 

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Por Carolina Palma F.

A los que viajan a Europa, recorriendo varios países, a la larga les cuesta sorprenderse con cada ciudad, porque «todo es lo mismo». Bueno, esto no pasa con Praga, la capital de Republica Checa. Cuenta con más de un millón de habitantes, es pequeña y se puede conocer caminando calmadamente. De esta forma, es posible sorprenderse con cada esquina, calle, café maravilloso, esculturas antiguas y modernas y, por qué no, con sus cervezas y dulces.

Se conoce como la Ciudad de las Cien Torres o La Ciudad Dorada. Y cómo no, si sus torres y luces cautivan todos nuestros sentidos, especialmente por su aire medieval. Sin embargo, los estilos arquitectónicos que se aprecian son muchos, y pasan por el gótico, el renacentista y el Art Nouveau.

Ahora, pon atención a lo más bello de Praga:

• Primero, debes saber que existe un tour gratuito impecable para los turistas en español (das el dinero que desees), y parte todos los días en la mañana en el centro de la ciudad. Busca información en http://www.neweuropetours.eu.

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• La Plaza de la Ciudad Vieja es un imperdible, y puedes pasar una tarde entera observando a la gente, tomando un café o simplemente «estando». Aquí encontrarás la iglesia Týn y el Reloj Astronómico, el reloj medieval más famoso del mundo. No sólo marca la hora, sino representa los meses del año con pinturas, los signos del zodiaco y hasta las órbitas del Sol y la Luna.

• El Castillo de Praga del siglo IX, donde vivió el Príncipe Bořivoja de la dinastía premyslida, ahora es la sede de la presidencia. Es imprescindible recorrer «El Callejón Dorado», que está en su exterior, y sorprenderse con casitas chicas, muy coloridas y con puertas pequeñas. ¿Qué pasa acá? Dicen que era el hogar de alquimistas durante los siglos XVI y XVII.

• El Puente de Carlos es alucinante, uno de los más bonitos del mundo, gracias a su estilo, torres y esculturas. Incluso, dicen que sus estatuas conceden deseos… ¡quién sabe! Es más, se cree que Carlos IV fue aconsejado por astrólogos para que el puente se empezara a construir a una hora en que reinaran los números impares. De ahí su atmosfera mágica, quizás.

• El Barrio Judío es otro de los imprescindibles, porque permite descubrir su forma de vivir, su cementerio y sus sinagogas. No olvides la instantánea con la estatua de Kafka y el gigante sin cabeza.

• Visitar una real cervecería es vital para probar la pilsen sin pasteurizar en barriles. Recordemos que, para los checos, beber cerveza es como tomar agua. Incluso, es más barata que una bebida. ¿Un dato? La cervecería Lokál, ubicada en el centro de la Ciudad Vieja. Ideal si reservas el día antes.

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