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Pilar Sordo: “Las mujeres hemos aprendido a gozar desde la imperfección”

Luchamos por ser esbeltas, por ser las mejores madres del colegio, por ser amantes inolvidables y la empleada del mes. Porque “quizás uno de los errores propios de la ansiedad femenina es tratar de hacer todo perfecto para no sentirnos culpables”. De ello y de cómo hemos cambiado las mujeres en la última década, conversamos con la destacada sicóloga, charlista y bestseller hispanoamericana.

 

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Por Karen Uribarri G.

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Hace unas semanas tomé una revista argentina y vi sorprendida, una columna de nuestra Pilar Sordo en sus páginas. Días después veo una noticia de cómo llena salones enormes en países como Uruguay, México, Ecuador, entre otros. Y es que sin duda alguna, ha logrado encantar a la audiencia, hablar desde el corazón con un humor muy estiloso y, además, trabajar ‘calladita’ para hacer de sus estudios los mejores en la materia.

Por eso es que en el Día Internacional de la Mujer, no podía ser otra nuestra entrevistada, la que nos diera un barniz de cómo la chilena ha cambiado en el último tiempo, de cómo hemos ido marcando una pauta en materia profesional pero lo que nos ha costado mantener la emocionalidad a flote y, por supuesto, cómo seguimos siendo mujeres aunque modernas.

¿Hemos evolucionado o involucionado las mujeres en las últimas dos décadas?

Creo que hemos ido tratando de encontrar la tendencia, hemos ido ganando espacios –absolutamente merecidos de acuerdo a nuestras capacidades- en lo público. Y eso nos ha dado opinión, nos ha dado votos, nos ha dado posibilidades de intervenir en los procesos sociales más masivos o más públicos.

Pasó un rato –que no es el momento en el que estamos hoy día- en el que por meternos en lo público, dejamos de lado lo privado, que tenía que ver con las relaciones afectivas, emocionales, el cuidado de los hijos, etcétera. Creo que eso ya pasó. Creo que hoy estamos buscando o encontrando un equilibrio, que es el goce en lo privado y el goce en lo público. Creo que hemos aprendido a cuidarnos, a darnos gustos, a tener menos culpas, a poder disfrutar del espacio privado, de poder hacer una torta en la casa y al mismo tiempo participar del ambiente laboral desde el disfrute. En este punto creo que hemos avanzado muchísimo.

¿Y en ese proceso no nos estresamos más de la cuenta y finalmente, por abarcar mucho, comenzamos a hacer todo más o menos?

Es que yo creo que siempre una es más o menos en todo. Yo creo que la pretensión de perfección es absurda e irracional. Todo depende de cómo una haga las cosas. Si una las hace desde el placer y desde la buena intención, igual no lo vas a hacer perfecta. La perfección no existe y quizás uno de los errores propios de la ansiedad femenina es tratar de hacer todo perfecto para no sentirnos culpables: tener el cuerpo perfecto, ser la mamá perfecta, trabajar perfectamente, tener la casa impecable y eso no se puede. Entonces yo creo que el gran salto que nos estamos pegando las mujeres es que hemos aprendido a gozar desde la imperfección y desde ella poder darnos los espacios para las cosas que de verdad nos importan. En eso hemos avanzado mucho.

¿En qué áreas nos falta aún por avanzar?

Por lo menos en Chile, en mayor fuerza laboral femenina. Creo que necesitamos más redes estatales y solidarias que permitan a la gran mayoría de las mujeres poder dejar a sus hijos en forma tranquila para poder trabajar… y no cambiar plata por plata que es lo que pasa muchas veces. Siento que todavía las leyes son injustas en las que todavía las mujeres ganamos menos en los mismos puestos que los hombres. ¡Hay muchas cosas por hacer! Pero en esas cosas, creo que no podemos perder de vista los avances que internamente, en nuestras cabezas, las mujeres hemos tenido en la reconciliación con el goce, con el definir las culpas y con este equilibrio entre lo privado y lo público.

Me da la sensación que hemos ido valorando el tiempo personal, ¿crees que hemos logrado dárnoslo?

Creo que cada día es más y en forma transversal, en los distintos niveles sociales y económicos. Esto ya no va de la mano con el poder adquisitivo, sino que tiene que ver con un tema de actitud y eso ha ido mejorando en términos de darte tiempo para darte un masaje en el pelo mientras ves un matinal, o pintarte las uñas, de darte recreos en la vida… El porcentaje de las mujeres que trabajan hoy que gastan en cosas para ellas ha ido aumentando también. Eso refleja un síntoma pequeño de cómo el trabajo interno y el autocuidado se está empezando a notar hacia fuera.

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