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Limerence: conoce cómo funciona el poder de la química sexual

Ocurre en los animales con mayor frecuencia, pero en nosotros también. El tema es que encontrar a esa otra persona con la que explote esa química no es pan de cada día.

 

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Imagen: Getty

 

Por Karen Uribarri
Puede estar en cualquier parte… De pronto lo miras y ¡paf! Llegan las feromonas al fondo de tu pecho y te late a mil el corazón. Lo hueles rico, lo sientes cerca y quisieras abalanzarte en sus brazos para besarlo por completo.

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Ocurre en los animales con mayor frecuencia, pero en nosotros también. El tema es que encontrar a esa otra persona con la que explote esa química no es pan de cada día. Por el contrario, cuesta hallarla y, más aún, concretar algo para ‘probar’ el manjar del sexo caliente entre dos personas que se encienden con sólo respirarse cerca. Y tu corazón late a mil, casi se sale por la boca y duele la panza de puros nervios al pensar tanta locura carnal en cuestión de segundos.

Ese estado de ebullición a veces dura una vida, otras, sólo 24 horas, cuando la pasión tiene su desenfreno y luego se calma al aterrizar los caracteres, gustos y demases elementos que forman parte de una relación.

Andrea lleva como un año en ese juego con Ramiro. Pero pese a llevarse increíble en la cama, no pueden proyectar una relación seria porque él busca una cosa y ella vive otra. Pero son adictivos. No pueden pasar un fin de semana sin verse y terminar entre las sábanas. Y aunque hablan mucho y se llevan bien, no buscan lo mismo en la vida, por lo que para pareja no sirven… sólo para amantes… ¡pero de los buenos!

La culpa es de las feromonas, esenciales en el desarrollo de la química sexual. Y no se trata de algo anatómico, como que te guste cómo es en esos términos, sino que más allá de la perfección, cuando hay química sexual, al más mínimo contacto con esa piel se dispara el deseo y quedas lista para la acción. Por lo tanto, la química sexual existe aunque no exista encuentro sexual.

Antiguamente se le llamaba «amor romántico» –término bastante más sutil- pero hace unos años Lieblum y Brezsnyak («Sexual and Relatioship Therapy») afirmaron que la química sexual comprende los siguientes factores: Deseo sexual, atracción física, frecuencia de las relaciones, satisfacción sexual, compatibilidad sexual, atracción interpersonal y ese estado de infatuación, llamado también «limerence», amor apasionado o amor romántico. Y todos estos elementos sólo pueden ser juzgados por la pareja protagonista, es decir, sólo ellos saben lo que sienten.

Y como es algo que sólo ‘sucede’, se describe por un proceso no lineal, sino que es experimentada como un impulso. O sea, las parejas no esperaron que les ocurriera, pero se sintieron fuertemente atraídas. Pero ¡atención!, la fuerte atracción física y esa química puede o no, presentarse como sentimientos amorosos o de atracción emocional. De allí que tenga un carácter misterioso y difícil de explicar y de analizar. Sólo cabe disfrutarla, medirla y agradecer que al menos una vez en tu vida te sentiste atraída sin control hacia otro, como si vivieran una fuerte sinergia. Oh si… el poder de la química sexual causa estragos en la vida.

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