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Dime cómo quieres y te diré quién eres: mira los cuatro arquetipos que existen

El vínculo afectivo es “uno de los factores más decisivos del desarrollo y equilibrio de la persona”.

 

 

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Imagen: Getty

El psicólogo Xavier Guix presenta en su libro, «¡Cuánto te quiero!», cuáles son los cuatro arquetipos de estilos afectivos
modernos y por qué el miedo al compromiso se ha extendido entre las parejas propiciando una crisis del modelo tradicional de matrimonio y un aumento significativo de divorcios.

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«Mi manera de comprometerme fue darme a la fuga» cantaba el cantante y compositor español Joaquín Sabina en su último disco. Es la esencia de lo que Xavier Guix cuenta en su último libro, «¡Cuánto te quiero!» respecto a los estilos afectivos con los que afrontamos las relaciones y el miedo al compromiso tan propio de las parejas modernas.

Guix, psicólogo especializado en desarrollo personal, comunicación y liderazgo, es autor de libros de divulgación psicológica centrados en explicar aspectos de la vida cotidiana que deberían cambiarse para alcanzar una vida mejor a través del crecimiento personal. Con «¡Cuánto te quiero!» pretende que reconozcamos cuál es nuestro estilo afectivo y cuál el de nuestra pareja en aras de una mejor comprensión mutua.

 

AMAR Y QUERER.

El vínculo afectivo es «uno de los factores más decisivos del desarrollo y equilibrio de la persona». Imprescindible y tan primario «como lo es la alimentación». Partiendo de este hecho, Guix analiza la necesidad de afecto y los diferentes estilos y estrategias que seguimos a la hora de amar, «que no es lo mismo que querer», puntualiza el autor.

«Querer siempre es posesivo -yo te quiero para mí, siento que me perteneces- ,amar siempre es expansivo -yo te doy, es abrirme a ti, es hacerte espacio para ti- y esto es una diferencia fundamental» entre un amor altruista y uno egoísta.

El amor egoísta, el «yo te quiero», es un amor condicionado porque se ama con la condición de que las necesidades tienen que ser satisfechas y, si no sucede, aparece el rechazo y la búsqueda de otra persona.

 

ESTILOS AFECTIVOS.

Las categorías de estilos afectivos que utiliza Guix están sacadas de los estudios de Bowlby, Bartholomew y Horowitz. Estos arquetipos contemporáneos se basan en el cruce de dos variables (autoestima y confianza en los demás), que pueden ser positivas o negativas, y dos subvariables (dependencia y evitación), que pueden ser altas o bajas.

De ese cruce resultarían los 4 estilos. 

A saber, el seguro, el preocupado, el temeroso y el huidizo. Los preocupados y los temerosos son personas con una baja autoestima y un alto grado de dependencia. La diferencia es que los preocupados sí confían en los demás y no evitan el contacto. Son aquellos que siempre están pendientes de la relación, los de «por qué no me dices» y «por
qué no haces». Su miedo a sentirse abandonados les hace estar en un permanente estado de ansiedad que conlleva un matiz negativo y dramático de cada situación. La «Suspicious mind» de la canción de Elvis.

El temeroso es una persona con pocas habilidades sociales y pocos compromisos. Pero cuando los tiene se apodera de él un miedo a que lo abandonen. Suele ser un soñador con grandes deseos de afecto que, al no hacerse realidad, se siente frustrado y aumenta su «miedo a la burla». Les caracteriza una infancia donde recibieron muy poca
atención.

En el lado positivo de la autoestima y de la baja dependencia nos encontramos con los seguros y los huidizos. Como a los anteriores, les diferencia su grado de confianza y evitación de otras personas. El huidizo es el estilo mayoritario de las sociedades modernas, según el autor, y es al que le dedica una mayor atención.

Individualista, autosuficiente, desconfiado, evasivo y exigente lo adjetivan. Es el que rehuye de la intimidad y el compromiso duradero por un inconcreto apetito faústico. Representa una sociedad desconectada «con el sentido colectivo, con la capacidad de empatizar y de tener en cuenta al otro, al entorno».

El seguro es una persona autónoma que ama, sin miedo al compromiso. Están cómodos con la intimidad. Es el estilo ideal -«el que ama»- la forma más sana del amor porque nace «desde la libertad, desde la confianza, desde la autoestima». Aunque parezca «el Superman de los estilos afectivos, una cosa fantástica pero irreal», el psicólogo afirma que no es una entelequia porque «hay gente que ama así».

Se puede ser así y también se puede educar para llegar a serlo. En la línea de lo que otros divulgadores -como Eduard Punset- han señalado sobre educación emocional en la infancia, Guix afirma que «hay que trabajar la compasión desde pequeños, enseñar lo que son las emociones para desarrollar la inteligencia emocional». «Es necesario saber gestionar las emociones» porque, «al fin y al cabo, nos ganamos la vida en las relaciones».

 

Fuente: EFE 

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