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Colapso en la red: ¿se acerca la muerte de Facebook?

Se convirtió en un espacio para mostrar nuestra familia, amigos, fiestas, vacaciones, mascotas y hasta comida, pero cambia todo cambia. Según un reciente estudio, muchos se cansaron y han decido cerrar la cuenta o aumentar la privacidad.

 

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Por Carolina Palma F.

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Seguramente, conoces muy pocas personas sin una cuenta en Facebook, la mayor red social, con más de mil millones de usuarios en el mundo. Nos conquistó desde el primer minuto: cuando encontramos a nuestra compañera de educación básica, al primer pololo, al primo perdido y, además, nos recordó que el mundo es tremendamente grande, y que existen miles de formas de vivir… Una ventana al mundo, como se dice.

Admiramos miles de fotografías, más de las que podemos recordar, incluimos las nuestras -con nuestra mejor cara- y logramos organizar reuniones con grupos sociales que habíamos olvidado. Sí, nos cambió la vida. Seguro que más de alguna viajó, conoció a grandes amigos o hasta encontró novio por esta vía. ¿Cuándo se «pudrió» todo? O mejor dicho, ¿se pudrió todo?

Los expertos creen que, al ver transgredida nuestra privacidad, al exponer tanto nuestra vida, y ver la de otros constantemente en el celular, Smartphone, computador, Ipad, etcétera, colapsamos.

Un estudio realizado por la Universidad de Humboldt y la Universidad Técnica de Darmstadt descubrió una envidia «desenfrenada» en Facebook.  ¿Te pasó? Seguro que sí –o soy sólo yo- al ver las vacaciones de ensueño de alguien, la feliz vida sentimental de «ella», los éxitos laborales de «él». Todo causaría tristeza y soledad, y ni hablar de consecuencias más graves, como peleas entre parejas o amistades por dichos, posteos, fotos o nuevas «amigas». En fin.

Una de cada tres personas se sintió insatisfecha con su vida tras ver la vida de otros, frustrados, solos o enojados.  La principal causa del resentimiento fueron las vacaciones y le sigue la interacción social (por ejemplo, que más personas comenten sus estados o tenga más «me gusta»). «El seguimiento pasivo despierta envidia y los usuarios anhelan especialmente la felicidad de los otros, el modo en el que los otros pasan sus vacaciones y socializan», dijeron los investigadores a la prensa, y agregaron que algunos abandonarán Facebook o reducirán su uso.

El sicólogo de Clínica Santa María, Cristián Bahamondes, explica que las sicopatías se analizan caso a caso, y es complejo generalizar, pero en Facebook se vería mucho narcisismo porque es un lugar donde no hay límites, entonces la gente pone o infla su vida en pro de ostentar y enmascarar lo que realmente le está sucediendo. «Hay gente que depende de eso, que les gusta que le posteen, les gusta que les digan qué lindos los niños, qué linda familia, qué buenas vacaciones, qué buena casa. Necesitan estar reafirmándose todo el tiempo, porque seguramente en la vida real no lo pueden hacer todo el tiempo. Están reflejando para tapar carencias personales, y en este espacio se sienten mejores», piensa.

Y con respecto a esta «adicción» a Facebook -que pasa por ver el teléfono cada 10 minutos o verlo todos los días-, confirma que se relaciona con la dependencia. «Hay gente con problemas en su infancia. Los que están todos los días ahí tienen un fijación con esa etapa que se relaciona con los vínculos con nuestros padres. Muchos están predispuestos a depender de algo, y si no está ese ‘algo’, se angustian. Si te angustiaste mucho cuando la madre no estaba, obviamente serás más dependiente todo el tiempo. Ahora, si se asocia a ver lo que el resto hace, debes ver qué le pasa a esa persona, si tiene envidia o si necesita ver la vida de otros para alimentarse», ejemplifica el sicólogo.

No ha tenido pacientes que vayan a su consulta directamente por problemas con Facebook, pero van por otras razones, y finalmente aparece el tema de la dependencia a las redes sociales. ¿El tratamiento? Es muy particular, pero no se quita de la noche a la mañana, más bien es lento, como quitarle el chupete a un bebé.

Sorprende todas las emociones que produciría, pero quizás deberíamos ahondar en nuestros propios sentimientos cuando vemos «la vida perfecta» de otros… ¿no? Los más envidiosos serían los treintañeros, lo que se explicaría porque en esta etapa «se debe» mantener una vida estable: matrimonio, hijos, casa, autos, vacaciones divertidas, y más; y las mujeres envidiaríamos los atributos físicos de otras (qué feo). Otro ítem es que ellos promocionan sus logros laborales, y nosotras  nuestra imagen y vida social.

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