A principios de los años 80, el inglés Julian Beever empezó a dibujar espectaculares perspectivas que daban la impresión de un enorme pozo, una cascada o un subterráneo, rodeados de flora y fauna, una idea que dió un giro en los 90 cuando, inspirado por artistas grafiteros, comenzó a plasmar sus obras en las calles, literalmente sobre el asfalto, baldosas, adoquines o pavimento. Imagínate toparte con un tremendo hoyo dibujado en plena vía pública ¡como si fueras a caer en él caminando!
Más allá de su talento lo que le importa es acercar el arte a la gente “Mi arte es para cualquiera, es para las personas que no irían a una galería de arte. Porque el arte no debería estar guardado en las galerías, las bibliotecas y los libros. El arte es para cualquiera, y no solamente para los técnicos, los historiadores o los expertos”. Es así como sus obras son para tocar, fotografiar o incluso pisar.
Hasta ahora ha dibujado impresionantes dibujos de tiza en los pavimentos de diversos países del mundo, destacándose siempre por su efecto en 3 dimensiones que potencia con una proyección la que genera una ilusión óptica que incluso llega a desafiar las leyes de la perspectiva.
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Su éxito lo ha llevado, más que a galerías, a intervenciones públicas para grandes empresas o simplemente trabajos espontáneos que luego difunde a través de Internet.