Espectáculos

Series de Policías

Todo eso y mucho más después del corte.

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Adiós a la ingenuidad

La serie Área 12 se empezó a emitir en los Estados Unidos en 1968. Yo la empecé a ver en la serie de la tarde en 1984. TVN tenía en ese tiempo un sistema rotatorio: un día Área 12, el miércoles Los Dukes de Hazzard, el viernes el Hombre Increíble y no me acuerdo cuales eran las otras dos. Me parece que el horario era de 4 a 5, después de la teleserie y antes de Tardes de Cine.

Como sea, Área 12 tenía ya 16 años de antigüedad en esa época y a mí me parecía de lo más reciente, pero lo importante es que era una serie inocentona. Dos patrulleros que una vez a las quinientas desenfundaban el arma para atrapar a un ratero mientras el resto del tiempo bajaban gatitos que habían subido árboles.

Hemos recorrido un largo camino en las series policiales, y a lo mejor se puede decir que su evolución ha sido de alguna manera la evolución de la sociedad de frente al problema de la delincuencia. Dicho de otra manera, las series se han ido tornando más crudas y abordando temáticas cada vez más sórdidas porque la delincuencia del siglo XXI es también más cruenta.

Al igual que las drogas, la violencia causa acostumbramiento. Para conmover a un público progresivamente más insensible las series han tenido que tornarse más gráficas y explotar casos cada vez más sórdidos. En los 80 nadie nunca hubiera pensado que llegaría el día en que mostrarían cadáveres en escena y hasta parte de sus autopsias, como en CSI, o que los capítulos se trataran sobre prostitución infantil, trata de blancas y violadores en serie como en Law & Order SVU.

¿Qué nos depara el futuro? De seguro hay cosas lo suficientemente sórdidas y gráficas como para pensar que sería de mal gusto mostrarlas hoy. Llegará el día en que el año 2025 estemos tan anestesiados que haga falta algo mucho más fuerte para interesar al público.

Series políticamente correctas

Otra arista que es interesante explorar es que la misma policía se da cuenta de que el tenor de las series afecta su imagen ante la opinión pública. Si en los 80 no tenía nada de malo permitir -por omisión- que el papel de los detectives privados se confundiera con el de la policía legítima (Como el caso de Mike Hammer, con la genial interpretación de Stacy Keach) o que los autos caros y los trajes Versace insinuaran que estaban más que comprados (Don Johnson y Phillip Michael Thomas en Miami Vice) con el tiempo se han separado los roles.

Los detectives privados ahora son pintados como gente al margen de la ley, decadente, acostumbrada a apelar a métodos inescrupulosos que incluyen allanamiento de morada (i.e. entrar a una casa ajena), usurpación de funciones públicas (i.e. hacerse pasar por rati), lesiones graves (i.e. pegarle al sospechoso o a los soplones, que dicho sea de paso eligieron el peor trabajo del mundo) y así. Si antes eran los paladines que al final le hacían la pega a la policía, ahora se deja bien en claro que son unos indeseables, salvo claro en casos como Psych que es sólo una caricatura de detective privado.

Lo anterior tiene una extensión más dura. Como sigue habiendo público para el policía o detective duro, sin escrúpulos, cruel, bueno para hacer explotar autos y que no duda en matar gente, se desarrolla un subgénero que da lugar a series como 24 (una apología a la tortura), The Shield (una radiografía a los polis corruptos) y ahora The Beast (la despedida de Patrick Swayze).

Al final, la policía propiamente tal ahora es políticamente correcta. En CSI suspenden a los integrantes que han andado enredados en negocios turbios. En Lay & Order a veces el fiscal pierde el juicio porque los policías no siguieron los procedimientos al arrestar a un psicópata. Todo lo que es incorrecto o inescrupuloso se explota a través de series narradas en un tono distinto como diciendo: “Ojo que Jack Bauer no es paco ah, los pacos no hacen eso ok?”.

¿Quién hace la pega?

Como en todos lados, la percepción del televidente es que hay policías que hacen la pega mientras otros viven en un escritorio, saben del negocio y se llevan la gloria. Pero a la gente no le interesa saber quien no hace la pega sino quien la hace, verdad?

Pues bien, dependiendo de quien te lo cuente, los casos los resuelven distintos especialistas.

En CSI el caso completo lo hacen los científicos de criminalística. A lo más le piden a Jim Brass que vaya y apalee un poco a los sospechosos y los traiga al interrogatorio pero ¿Se han fijado que Gil Grissom interroga a los sospechosos directamente? ¿Que Nick Stockes va solo a hacer los arrestos? En CSI las ratas de laboratorio son al mismo tiempo superpolicías.

En Criminal Minds, en cambio, los laureles son para los siquiatras que trazan un perfil del sospechoso tan preciso que lo individualizan: “Veamos, ya que hay sangre por toda la pared esta persona es adicta al ketchup, y como el ketchup sólo sirve para las papas fritas nuestro sospechoso es un hombre caucásico de 1.80 que en este preciso momento se está morfando un big mac con papas grandes en el McDonalds de la esquina”. Y tate, caso resuelto. ¿Cómo luchas contra eso?

Mención especial merece Numb3rs, una serie que es como Pi de Darren Aronofsky pero a todo color y con gente menos perturbada. En esa serie tenemos a un matemático, Charlie Eppes, que resuelve los crímenes usando modelación matemática o algún otro chiche científico. ¿Por qué digo mención especial? Pues, porque la serie se trata sobre este matemático y creo que a poco andar se dieron cuenta de que no todos los crímenes pueden resolverse con modelación matemática, asi que hay capítulos completos en que la intervención de Eppes es poca e irrelevante. Es como: “Aquí tenemos al sospechoso y ya confesó pero… por qué tiene la chaqueta arrugada?”. Y Eppes responde: “Ah, eso es porque se sacó la cresta cuando lo trajeron al cuartel y por el fenómeno de la aceleración de coriolis (inserte clip de 3DStudio ilustrándola) se le enroscó la solapa”.

Finalmente, creo que el ejemplo más serio es el de Law & Orden en sus distintas variantes, porque muestran el trabajo rutinario que hay detrás, las complicaciones de los fiscales para conseguir encarcelar a los malos y los plazos apretadísimos que se manejan, fuera de los cuales un culpable puede salir libre. Es la serie más realista a mi entender, pero por desgracia no la más entretenida.

A propósito de eso, no sé si será idea mia, pero dependiendo de la serie el clímax se produce en distintos momentos. Volviendo a CSI, cuando grissom les muestra que el casquillo de la bala le sacó un moco al asesino, que el moco tenía células de piel y que con el ADN lo pillaron. Fácil Fácil. Dato freak: siempre pregunto cómo pueden usar sangre para obtener ADN si los glóbulos rojos no tienen núcleo y por tanto carecen de material genético. Pues bien, los glóbulos blancos sí tienen ADN y eso implica que cuando aceptas una transfusión también recibes ADN de otra persona. Un consejo útil: trata siempre de qe de transfundan sangre de algún weon bonito, porque si es alguien feo a lo mejor puedes mutar y quedar como él.

Pero hablábamos del clímax. En CSI, basta que Grissom se engrupa al criminal con algún argumento chanta/científico para que éste largue toda la pepa (i.e confiese). En CSI Miami, basta que Horatio Caine se mande una frase para el bronce de medio perfil. Para hacer una comparación saliéndome del género, es como cuando Dr. House está discutiendo con alguien y algo que dice le hace click! y se le ocurre cómo resolver el caso. Ese es el clímax.

En Law & Order te muestran que la cosa no es tan sencilla, que aunque pillen al asesino con el cuerpo de la víctima entre los dientes, un error de procedimiento puede dejarlo libre. Esto es una realidad que se pasa de soslayo en CSI en donde se hace pensar al espectador que la cosa ya está cocinada.

¿Hacia dónde innovar?

Durante los últimos años la buena respuesta a las series de Jerry Bruckheimer, como el mismo CSI llevó a pensar que habían dado con la clave: harto morbo, harta violencia explícita en la forma de cadáveres desmembrados, y harto respaldo científico para darle un toque hiperrealista. Cuando la TV siente que encontró la fórmula precisa cae en el error de pensar que el paso siguiente es aplicar más de lo mismo, con más intensidad.

Pero en TV las fórmulas se agotan, asi que series cada vez más gráficas, morbosas y/o científicas de a poco van perdiendo el encanto porque mal que mal, no estamos en el 2025 y hay un límite. Si te acercas mucho a él la gente reacciona con rechazo. ¿Hacia dónde innovar entonces?

Me parece que de a poco estamos volviendo a un sistema en el cual se vuelve a entender al policía como eje central. De hecho, tal vez sea una falacia decir que de a poco estamos volviendo, porque contrariamente a lo que se pensaba cuando la concibieron, incluso en CSI de a poco el eje central fue la vida de sus protagonistas por sobre el detalle científico de la hemorragia petequial y el trauma por objeto contundente. A propósito, tengo que confesar que la muerte de Warrick Brown realmente me golpeó.

Exijo que lo revivan con las esferas del dragón! Pero en fin, como iba diciendo, hoy la nueva moda con las series con policías que no parecen policías. Series como Life, con un policía Zen que de tan tranquilo asusta más que cualquier sicópata, o The Mentalist, en donde un prestidigitador resuelve casos gracias a su ingenio y capacidad de pensamiento lateral, parecen estar marcando la pauta por estos días.

Hegel sostenía que la historia es cíclica, así que es atinado esperar que la arremetida de “series policiales en donde el protagonista tenga un rasgo particular completamente inusual para el estereotipo del policia” siga el mismo ciclo que las series de corte morboso/científico. Habrá más, y en ellas el factor de interés se hará exagerado hasta lo grotesco. Pronto habrá series de policías en donde el protagonista resuelve casos gracias a que tiene un hermano siamés que lo ayuda. Otro donde el protagonista resuelve casos gracias a que habla con el dedo gordo de su pie derecho.

Quien sabe, hay tántas direcciones hacia donde ir y por su misma naturaleza -un remedio contra el aburrimiento- la TV tiende a crear anticuerpos incluso contra sus mejores productos. Eventualmente diseñarán algo mejor, más adecuado para la época o simplemente más original

O sea… ojalá lo hagan, porque a mí al menos ya me están hartando algunas de esas series.

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