Colombia

Llenando las calles de Niñas sin Miedo que multipliquen la libertad y la vida

Niñas sin Miedo es una organización que a través de la bicicleta y la pedagogía promueve los derechos de niñas y adolescentes.

Niñas Sin Miedo

Natalia Espitia es una joven bogotana, publicista de profesión y también escritora que hace pocos años descubrió que el sentido de su vida era ayudar a muchas niñas a superar sus miedos para ser mujeres líderes y exitosas. No contaba con que uno de los episodios más amargos de su vida le daría las pautas para construir un proyecto que hoy es su entera felicidad y su gran motivo de orgullo.

“Trabajé en mi profesión y me salí un poco aburrida de ese entorno. Quería buscar algo con más sentido, entonces empecé a indagar en el tema social. Así fue como milagrosamente, después de año y medio de estar desempleada, me dieron trabajo en una ONG estadounidense que construía casas en Soacha. Así fue como llegué al municipio”, cuenta Natalia.

Trabajando con esta organización, después de haber vivido fuera del país en ciudades como Londres, México y Buenos Aires, comenzó a experimentar ataques de pánico en la calle. Un día su jefe le sugirió que aprendiera a montar bicicleta creyendo que eso le podía ayudar con su problema, sobre todo teniendo en cuenta que ella nunca había aprendido a hacerlo. Además, le preguntó: ¿A usted qué fue lo que le pasó en la vida?, indagando por estos repentinos ataques de terror.

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Fue a esta persona a quién Natalia le contó por primera vez que había sido víctima de un intento de abuso sexual cuando vivía en Argentina. “Cuando vivía en Buenos Aires, una persona intentó violarme en la calle. Afortunadamente salí ilesa, pero empecé a sentir ataques de pánico en Bogotá, especialmente cuando sufría acoso callejero, lo que es muy común. Cuando alguien me decía ‘mamacita’ a veces pasaba del ataque de pánico a ataque de ira, y me daban ganas de matar a esa persona”, cuenta Espitia.

Siguiendo el consejo de su jefe, Natalia aprendió a montar bicicleta a los 27 años de edad. Empezó a usarla todos los días para ir al trabajo y fue así como inició a perder el miedo del acoso callejero y a estar sola en la calle.

Por esos días Natalia, que ya venía con la idea de hacer algo más social, estaba haciendo un curso de emprendimiento en el que le dijeron que si quería cambiar algo debía hacerlo en un ámbito que en realidad le importara. Así que dijo: “A mí lo único que me tocó en la vida fue la violencia sexual, entonces pensé en crear algo para prevenirlo. Así pensé en usar la bici como una herramienta, ya que a mí me había ayudado tanto. Empecé a recaudar bicicletas para realizar un programa en prevención de violencia sexual con las niñas de Soacha, ya que conocía muchas problemáticas que habían allá”, cuenta esta emprendedora social, ejemplo de liderazgo, que ha sido reconocida por su labor de impacto por la ONG Recon Colombia.

Así surgió la organización ‘Niñas sin Miedo’, que ya lleva cinco años impartiendo programas de prevención contra la violencia, proyecto de vida y prevención de embarazo adolescente a través de talleres por medio de la bicicleta. A raíz de eso también han dictado talleres de inglés, de lectura y hasta de yoga por los que ya han pasado 325 niñas y adolescentes entre los 7 y los 18 años de edad.

Incluso han creando una biblioteca con enfoque de género en el barrio, que es la comuna cuatro de Soacha, es decir, lo que se conoce como Cazucá. Hoy la ONG tiene contratadas a siete personas y una red de 60 voluntarios.

“Mi primera acción de recaudación fueron 20 bicis y fue ahí cuando me di cuenta de que quería vivir de eso. Empecé a recaudar dinero, que es lo más difícil, pero hoy puedo decir que tengo el trabajo de mis sueños, que es trabajar en Niñas sin Miedo”, dice Natalia.

Espitia asevera que lo más importante que ha aprendido en el proceso es que para prevenir el maltrato y el embarazo adolescente las niñas aprendan sobre sus derechos sexuales y reproductivos. “Son como las matemáticas, hay que aprenderlos en la vida”, comenta. Por eso ha enfocado sus esfuerzos en enseñarle a las niñas como aplicarlos en su cotidianidad, lo que ayuda mucho en su proceso de empoderamiento.

“Para que una mujer pueda ser líder lo primero es que tenga inspiración. Tienen que tocar la puerta desde pequeñas en el fútbol, en la lectura, la escritura y conocer mujeres que ya lo hayan hecho para que podamos conocer a través de esos espejos cómo trabajar en nuestros ideales”, dice Natalia.

Por último, la emprendedora social recalca que es importante que las mujeres empiecen a romper estereotipos en ámbitos en los que no eran esperadas como la ciencia, el deporte, etc, para que sean referentes para las generaciones que vienen.

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