Como dice el dicho: «La belleza está en los ojos de quien la mira» y en el caso del influencer, esto sí que lo vive todos los días.
Durante siete años, diseñadores como Virgil Abloh y Kanye West, así como Demna Gvasalia en Balenciaga, han hecho del streetwear un rubro de lujo ampliamente deseado y demandado. La Liendra se pone «elegante» y le llueven críticas
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Así, las sudaderas, cangureras y tenis noventeros han llegado a agotarse debido a que han llegado a ser fenómenos virales y objetos de deseo también en manos de celebrities e influencers.
La Liendra se pone «elegante» y le llueven críticas
Incluso artículos desconcertantes como los crocs han sido vendidos en 1300 dólares, como los que vendió Balenciaga.
Ahora bien, el streetwear en clave edgy y noventero es muy popular en las nuevas generaciones, que han elevado looks básicos a declaraciones funcionales de estilo.
La Liendra no podría ser la excepción: el influencer comparte los códigos estéticos de muchas personas de su generación.
Estos códigos también incluyen repensar la masculinidad clásica que reinó por décadas con el uso de colores y estampados en el caso de los hombres.
Por eso, en su último post se puso unos pantalones estampados, unos trainers y una cangurera de Diesel, terciada, como se ha visto en tantos jóvenes en las grandes ciudades del mundo.
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Lo puso con un caption particular: «»Yo soy feo, pero cuando me arreglo, uy papá, soy un feo arreglado».
Si bien muchos seguidores adoraron su look tan cool, otros, que no gustan de estas tendencias o no las entienden, le dieron comentarios desobligantes.
<p><em>“Mucha facha”, “se le puso los pantalones a la novia, amigo”, “esa camisa le sirve de cobija también”, “¿mano, no había zapatos para hombre?”, “la pinta de la tía para ir a la plaza de mercado”</em>.</p>
Claramente, aún en Colombia se es muy hostil ante quien osa vestirse de manera original, diferente o acorde con lo que se ve en pasarelas y estilo callejero en grandes capitales de la moda.
Sin embargo, «La Liendra» seguirá siendo como es: al fin y al cabo, por todo lo critican (algunas veces con razón).
Quizás la ropa que usa sea lo menos reprochable que presenta como figura pública.