Colombia

Por qué amamos a Amparo Grisales a pesar de su divismo

Sencillo: porque como buena “diva”, ha hecho y dicho lo que le ha dado la gana.

Por: Luz Lancheros

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A excepción de los franquísimos santandereanos y los abiertos costeños (y hablamos así, en el imaginario que se ha quedado en el colectivo nacional por siglos), la cultura de la región Andina proviene de la insignificancia y lo anodino. Donde no hay que destacar mucho «para no tener problemas», donde no hay que decir nada de frente «para no tener problemas», donde no hay que resaltar «para no tener problemas», ni ostentar mucho «para no tener problemas». Mejor dicho, sé del montón y tendrás una vida apacible y productiva, como lo reza nuestro credo fundacional*.

Claramente, si una mujer rompe estos códigos de conducta, es castigada. Así ha pasado desde siempre y aún peor si es famosa y si se ve como quiere, dice lo que quiere y no necesita de nadie para surgir. Como Amparo Grisales, quien ha creado un estilo desde su debut en los años 70. Y que luce, con orgullo y con un porte que quisieran muchas, sus 60 años. Adiós a los chistes de la edad.

 

En «Yo me Llamo», en sus cuatro temporadas, ha sido la estrella del show con sus frases rimbombantes («Me ericé»). Y a más de uno ha caído mal por su franqueza natural y su mordacidad. Pero por eso también muchos han visto el programa: para ver su opinión descarnada ante quien le muestra su talento, así, por ejemplo, no supiera cantar, como verán en este video a continuación.

¿Qué importa? Ella es hipnótica y ha hecho lo que ha querido en su carrera y con su vida. Puede que no sea Meryl Streep, pero tiene una presencia apabullante. Destaca por no guardarse sus opiniones y por ser celosa de su intimidad, así como por su belleza en cada una de las etapas de su vida, cualidad que le gusta cultivar. Por supuesto, en este país de contradicciones, que ella haga eso causa resquemor («qué vanidosa y ególatra», dicen muchos), a pesar de que vivamos inmersos en una cultura de la belleza que en ocasiones, para las mujeres, tiene un alto precio social.

 

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Ahora bien, si hablamos de actuación, recuerdo cuando la ví en «Las Muñecas de la Mafia» (2009) y gozaba con su personaje, el de una astuta ex esposa de mafioso que sabía cómo fastidiar a su antiguo marido y también a sus nuevas amantes. Robaba la escena, prácticamente. Las otras no tenían nada que hacer ante ella. Y por eso es que sigue en un programa que en gran parte se mantiene por el morbo que genera: «Qué va a decir Amparito», «o detesto que hable duro a la gente, pero me encanta», dicen muchos televidentes.

Pero más allá de la figura que ha creado, también sabemos mucho de la Amparo humana. En redes suele mostrar esta cualidad y, en Twitter, da respuestas ingeniosísimas ante quien pretende insultarla. Y por supuesto, en varias entrevistas ha revelado que todos sus logros lo ha conseguido por ella misma. Entonces, ¿cuál es el problema que tienen muchos con esta mujer bellísima, inteligente, de carácter fuerte e independiente? 

 

 

No solo lo que expliqué al principio. Y obviamente, no solo esa cultura rudimentaria de «calladita te ves mas bonita». Incluso a varias mujeres colombianas- que aman depredarse entre ellas como deporte nacional- les fastidia. Quizás por ser lo que ellas no se atreven a ser o no pueden aspirar, porque a su edad siempre ha lucido un cuerpo envidiable y una apariencia fenomenal . Porque esa elegancia que tiene y esa postura no la tiene ninguna estrella de la televisión colombiana. Y porque ser diva de verdad tiene un costo (María Félix, por ejemplo, lo pagó con la soledad). O quizás porque el título requiere de una personalidad de hierro y una inteligencia enorme para todos los ataques a los que una mujer tan imponente es sometida.

Yo, por mi parte, admito que me veré «Yo me llamo» por ella. Por lo menos lo digo en público. No como los que la criticarán con los mismos clichés pero le darán al programa el rating que ha existido en el programa, en gran parte, también por ella.

* Esta teoría está en el libro de Enrique Serrano, «¿Por qué fracasa Colombia?» de Editorial Planeta (2016).

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