Chile

Yorka: “La sala de clases y el escenario son ambientes muy similares”

Encargadas de musicalizar y retratar un Chile real, uno que conocen. Este dúo comienza a cosechar éxitos profesionales mientras renuevan sus capas más personales.

Ha sido un año agridulce. Este 2019, el proyecto de pop de las hermanas Daniela y Yorka Pastenes se llenó de aplausos y flores: de musicalizar Soltera Otra Vez, con sus canciones Evidente y Rinoceronte, a una gira que las tiene recién llegando de Estados Unidos y México; pasando por su concierto más grande a la fecha, en el Teatro Nescafé de las Artes, este próximo 28 de agosto.

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La composición cotidiana y cercana de Yorka está cumpliendo seis años de existencia, justo en un punto en el que su mundo más íntimo se carga de cambios. La pérdida del padre, “esa figura incondicional que ves todos los días en la casa”, se transformó en motor para digerir la pena, entender los procesos personales y ver cómo sacar adelante todo el dolor, convirtiéndolo en canción.

Oriundas de San Bernardo, con un imaginario representativo de la clase media chilena, las músicas y profesoras de música no sólo se han encargado de visibilizar el trabajo de bandas de mujeres, también saben ocupar la vitrina para expresar sus lineamientos como docentes y músicas.

Humo, su último y tercer disco larga duración, las termina de posicionar en la renovación del pop local. Un trabajo que les valió nominaciones a los Premios Pulsar 2018 por Canción del Año con Y bailamos tanto, además de ser el perfecto diario de vida de dos hermanas que eligieron la música para ser ese “fuego que le da calorcito a la vida”.

No hay una fórmula exacta para superar la pena de la pérdida. ¿Cómo lo han vivido ustedes?

Daniela: Así, viviéndola. Si siento pena, me permito estar mal, llorar y botar. La muerte es algo que nos movió el mundo y ahora estamos ordenando. Entre nosotras, también hemos sido un apoyo heavy. Cuando tocamos, si una llora la otra canta.

Yorka: Es complicado, porque una ve a los papás como incondicionales, cree que van a estar ahí siempre. Una se levanta y están ahí, llegas y están ahí. Fue duro volver a la música. Cantamos en su funeral y fue como un sacrificio, perdimos la voz. Humo es un disco de puras despedidas; canciones que eran para mi ex, pero que se convirtieron en himnos para mi papá. La tristeza se transforma todo el tiempo y tiene muchos disfraces. Humo pasó de ser la pena, a traernos alegrías, a volver a ser tristeza. Ha sido muy cíclico.

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¿La música sigue sirviendo para descomprimir presiones o ya es, de lleno, una responsabilidad?

Y: Es el fuego que todavía le da calorcito a mi vida. Me carga la industria, me carga lo que tengo que hacer para vivir de la música, pero es lo más lindo que tengo y es poderosa. Para mí, la música tiene que entregar mensajes. Me encantaría que se tomara con más responsabilidad y fuerza, porque tiene la facultad de unir a muchas personas que están escuchando una canción.

¿Creen que la música local se estanca en lo apolítico?

Y: Me parece que hay que saber cómo mezclar las cosas. Puedes lograr una canción con rollo político, pero, en muchos casos, como el nuestro, que tenemos canciones más emocionales que sociales, sabemos que tenemos que usar la vitrina, las redes y el escenario para manifestar lo que pensamos. Me parece importante hacer tu trabajo con una posición clara.

D: Siento que una persona que puede llegar a tener acceso a gente, tiene que decir algo. Siendo profesoras, es algo que solemos hacer. Es una responsabilidad.

Yorka

¿Qué tanto se parece la sala de clases al escenario?

Y: Mucho. Tienes que entrar al show o a la sala muy segura de ti y vender lo que sea que estás vendiendo. No sé si te pasaba que cuando ibas al colegio te costaba creerle a los profes que eran más tímidos. Hay que hablar como si supieras todo y eso es actuar, como en el escenario.

D: Son espacios súper parecidos. La sala me ha empoderado. Estar hablando con los chiquillos con prestancia, me generó una confianza que he podido aplicar en los shows, y eso se nota en el crecimiento que tenemos como banda. La sala de clases y el escenario son ambientes muy similares.

¿Cómo ven la posible salida de la asignatura de música de la malla curricular escolar?

Y: La música es una experiencia que todas las personas deberían vivir, por eso existe esta asignatura: vivir la experiencia de tocar una canción con tus compañeres en la sala, logra cambiar algo en ti. El trabajo en equipo, la disciplina. La música es mágica y aporta, pero hay que vivirla para dimensionar eso. Los y las niñas necesitan conocer esa experiencia y elegir si les gusta o no.

D: Más allá de la música que escuchan, el hecho de vivirla te hace trabajar cosas como la paciencia. Las generaciones de ahora tenemos la inmediatez, y en las clases se nota cómo eso afecta. Les pido que hagan algo y, si no les sale a la primera, se frustran sin siquiera volver a pensar en intentarlo. Y ahí está el rol de nosotras y de la música, de hacerte trabajar con constancia y disciplina. La música requiere tiempo, paciencia y trabajo. Un instrumento te puede dejar con un mensaje para toda la vida. Que deje de existir es horrible, por eso es importante entender las peticiones docentes. La educación ya tiene muchos problemas de raíz como para hacer oídos sordos.

Son hermanas, pero eso no significa ser amigas. ¿Cómo describen su relación?

Y: Peleamos ene.

D: Es que nos decimos las cosas.

Y: Somos amigas y es un grado de amistad muy profundo. Es bacán lograrlo con alguien de tu familia, porque no es obligación, y ahí sí tiene que ver la música. Cuando murió nuestro papá, Daniela me dijo: “Tú eres la persona más parecida a mí que existe en el mundo”. Es que compartimos contextos, crianzas, vivencias, el mismo hogar, el mismo barrio.

Y su música tiene mucho de contextos. Humo es familia, es la casa, son las vacaciones…

Y: Somos muy agradecidas del pasado, porque nos forma. Humo lo hicimos en casa y tiene detalles que te hacen sentir que llegaste a ese lugar especial: tu pieza, tu cama, tu gato, tu perro, tu mamá. Para nosotras es una carga social ser una de las pocas bandas de clase media que está en la escena, tocando y dando la pelea. Hacer canciones como Catemito, que habla de San Bernardo, Paseito, que habla del Litoral Central, o Tonadita de Año Nuevo, que habla de la familia y de la comida, es decir “esto somos, esto es Yorka, de aquí venimos”. Siento que logramos identificación. En la música pasa como en las teleseries: en algún momento te aburres de ver mansiones, porque no es una realidad con la que te puedas identificar.

¿Qué podemos esperar del concierto en el Nescafé de las Artes?

Y: Esto es como cuando quieres hacer un cumpleaños y dices “voy a arrendar un lugar, voy a comprar ropa, contrato un DJ y los invito a todos”. El Nescafé es un autoregalo. Cumplimos tres discos y es el primer aniversario de Humo. Partimos en un lugar para 100 y ahora llegamos a uno de mil. Es especial, único e irrepetible. Nos dimos color.

D: Además tenemos novedades musicales. Estrenamos hace poco una versión de Quédate conmigo con Mariel Mariel, quien hizo este feat para su amiga Sirena, que murió asesinada en Costa Rica mientras viajaba sola. La canción y el video es una bomba de mujeres cansadas de muchas cosas, de exponernos a engaños, a violencias. Nos cuesta componer algo más social y ella le puso este toque.

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