Chile

Mariana Derderian y las redes sociales: “desconfío de esas vidas tipo Pinterest”

Madre de dos hijos y en pareja hace 7 años con el periodista Francisco Aravena, le gusta derribar mitos sobre la vida impoluta y defender los derechos de la mujer. No le cree a quienes venden una vida “Pinterest” y, si así fuera, les tendría mucha envidia.

Fresca, sincera y con una belleza imponente. Mariana Derderian cumplió 38 años hace una semana y se celebró a lo grande, como hace mucho tiempo no lo hacía. “Sólo me faltó que pidieran que hablara o que mordiera la torta”, cuenta entre risas. Madre de Leticia(2 años 4 meses) y Pedro (6 meses), la actriz se convirtió en un símbolo de la verdadera maternidad, esa con problemas, angustias y más preguntas que respuestas.

No quiere que la traten sólo como mamá porque “¡las mujeres somos tantas cosas! A mis 38 años me siento con más pilas que nunca. No duermo de corrido ni nada, pero los hijos llegan a ponerte joven. Te subes o te subes a la micro”. También se siente cada día más defensora de la mujer, porque somos tremendas. “Haría una oda a las mujeres; a cómo trabajamos, nos desdoblamos, somos más exigidas que los hombres, somos admirables, trabajamos, mantenemos una casa; puedes tener o no tener hijos, pero hay un power súper heavy, somos muy capaces”.

En materia laboral participa en la obra de teatro “Revueltos”, en Teatro Bellavista, y hace casi dos meses se transformó en conductora de la “Comunidad sin anillo” de radio Concierto, junto a Pato Bauerle, donde se siente muy bien recibida. Pese a que entiende que al aire compartirá episodios de su vida, logra mantenerla al margen de la esfera pública, especialmente a su pareja, el periodista Francisco Aravena. “Soy celosa de mi intimidad, así es que uso harto el recurso de ‘tengo una amiga’, que muchas veces es real (ríe). Muchas veces quiero decir cosas que no me las quiero atribuir a mí o a mi pareja. Tengo mucho cuidado, y tampoco me ha pasado de todo en la vida, así es que si tengo que enfrentar diferentes temas me apoyo en la persona que acompañé en algún proceso”.

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No tiene resuelto el tema de cuidar la intimidad en las redes, pero no le gusta publicar fotos de sus hijos o familia porque “le da nervios”. Aunque no deja de hacer chistes en su Instagram @mariana.derderian sobre los problemas del día a día y su caótica realidad como madre. “No sé qué es peor o mejor. Me pasa con mis hijos, que tienen que ser ellos quienes decidan qué parte de su vida es pública y cuál privada”.

Ahora los muestras un poquito más. ¿Qué pasó?

No los tengo ocultos ni tapados con diario (ríe). He subido fotos de mis hijos en Instagram, pero sólo 3 desde el 2015. Y les saco miles de fotos diarias, y me creo la muerte, se me cae la baba, los amo por sobre todas las cosas. No volvería atrás ni un segundo, me desvivo por ellos; creo que son lo más importante que he hecho en mi vida. En esta etapa es cuando más me necesitan. Ya llegará la etapa en que digan “qué lata la mamá”. Mientras me amen como ahora, que creen que soy lo mejor del planeta, no puedo dejar de disfrutarlos.

¡Te transformaste en un símbolo de la maternidad!

Cuando fui mamá me pregunté qué es esto de la mamá perfecta, ideal, de comercial. Hay momentos así, pero nadie nos avisó cómo lloraban, de sus pataletas, los cólicos… Hace poco son temas que se empezaron hablar más. La lactancia me costó un mundo, y leía en Internet eso de “la pechuga es lo más importante”, “la perseverancia en el proceso”; la verdad es que las mamás que nos cuesta amamantar no necesitamos un grupo de mamás perfectas juzgándonos, y además no les creo, porque mi realidad ha sido muy opuesta. Qué rico su suerte, pero no me hagan sentir mala mamá. Perder la libertad es muy violento también, y uno se da cuenta con la primera guagua.

¿Y ahora, con dos bebés?

Es más violento todavía (ríe). Con la segunda guagua uno sabe a lo va, pero te enfrentas a los celos de la primera y otras cosas. Leticia es muy demandante conmigo, aunque están en etapas distintas: ella entra al jardín y Pedro se queda en la casa. El otro día sacaba cuentas, y recién el 2020 voy a dejar de cambiar pañales… ¡Wow! (ríe). Igual soy demasiado feliz, tenía ganas de bajarme de la pega y sabía que quería tener dos hijos, porque es súper difícil ser madre en este país. Todos te dicen “tengan guagua, es bonito”, pero cuando llega el momento…

Tú has tenido suerte.

Me siento muy afortunada, bendecida. Sí, me puedo dar el lujo de extender mi post natal, no salir a trabajar en horarios amplios. Toco madera y le agradezco al universo de rodillas. Igual encuentro que el país está al debe cuando las mujeres son madres, los empleadores no se ponen…

¿Qué pasó con tu denuncia a una productora en tu primer embarazo?

Hice una denuncia, fui al Ministerio del Trabajo porque estaban incumpliendo reglas y los multaron. Ellos demandaron de vuelta, y el proceso fue muy muy largo. Al final terminé diciéndoles que filo, que se quedaran con todo. No estaba dispuesta a que me amargaran mi primer embarazo, a pasarlo mal, a quedarme dormida pensando en su odiosidad y malas caras. El lenguaje no verbal del empleador que se enoja cuando la mujer está embarazada es del terror. Y él o la compañerita que dice “ay, se quedó embarazada, y viene el postnatal y no sé qué”… Hay un doble discurso tremendo. Uno no le está pidiendo un favor al empleador, sólo que cumpla las leyes.

¿Cómo van tus videos en redes sociales y YouTube?

No he logrado subir más videos a YouTube desde que nació mi hijo, pero espero retomar pronto para seguir mostrando que no existe la perfección. Desconfío de las personas que tienen una vida demasiado Pinterest. Me genera desconfianza…, envidia, digámoslo. ¡La perfección no existe! La gente que tiene una casa perfecta, hijos perfectos, vida perfecta, me da suspicacia, como diría el Bombo Fica…

Sí, la gente muestra otra realidad…

En el Instagram está la vida feliz. Yo no podría decir “aquí en mi casa perfecta”. Es decir, ¿cómo mantienes el orden con niños? No tengo ni un adorno en la mesa. Esa gente siempre perfecta con su casa perfecta, no encuentro que representen a nadie. Son como comerciales de los 90, en buena onda.

EL CONCEPTO “FRENEMY”

Estudiaste Ingeniería Comercial. ¿Qué tienes de ingeniera?

¡Todo! Soy estructurada. Tengo mucho de dispersa, volá y vivamos el día a día porque no sabemos si mañana estamos vivas, pero también mucho de previsora. No soy de “livin’ la vida loca”. Uno se forma en la universidda; cuando tengo un ingreso importante soy súper ahorrativa, invierto, me proyecto. En el día a día ando como “me puedo morir mañana, me puedo morir mañana”. Además me queda todo con mis hijos, su educación, entonces soy previsora. No sólo de administrar los recursos, soy más conservadora. Imagínate que cuando mis compañeros de teatro estaban estudiando expresión corporal, yo estaba estudiando economía poh’.

¿Crees en la suerte, en las coincidencias?

Totalmente. Creo que a veces uno está en el lugar indicado con la gente indicada y ocurre la sincronía, y no lo puedes creer. También creo que existen ventanas en la vida donde se abren espacios de oportunidades para conocer gente y, si en esa ventana uno atina, la vida toma un tremendo rumbo. Uno puede pensar que se está muy cómodo, pero eso a mí me da terror: transformarme en una persona conformista o estancarme.

¿Cómo te proyectas más adelante? ¿Actriz, comunicadora?

Me gusta mucho la televisión, la radio y la producción. Difícilmente me veo en un circuito diferente a este, me gusta el medio. Ahora empecé a trabajar con Ripley y estaremos juntos el 2018 también en la plataforma digital, y es bacán, porque uno les presenta directo a las marcas. La autogestión es grandiosa, natural, espontánea, porque no podría recomendar algo que no me gusta. He dicho muchas veces que no porque no puedo sostener alguna marca, y además la gente se da cuenta.

Tienes muchas amigas, ¿qué te gusta de ellas?

Sí, tengo más amigas que amigos; me encantan las mujeres. Tengo suerte, tengo amigas que me “reman”, me tiran para arriba. Ese concepto de “Frenemy” (friend-enemy), esa amiga que te tira para abajo, la amiga chaquetera, no la tengo. Me gusta la gente que me hace bien, que me suma… Eso se aprende con el tiempo.

¿Siempre fuiste tan alegre?

¡Es que me gusta pasarlo bien! Pero soy muy buena para el autobullying también. Me río de las cosas en las que no tengo nada que hacer. Me río de las cosas que voy viendo y no tienen remedio, no tienen solución. Trato de ver el lado positivo de todo. Ahora que me preguntas, viene de mi mamá. ¡Ella plancha bailando! Con mucho se nace, pero influye el entorno que te rodea. Mi mamá es una fiesta constante. Creo que a ella le influyó el paso por Venezuela (vivieron 10 años). El Venezuela de la época que estuvimos allá era de una alegría tremenda, y mi mamá es de cantar, bailar, agarrar la guitarra; hacía talleres de teatro y llegaba vestida de rana a la casa…

 

“¿Belleza? Nunca engrupí con eso”

¿Te sientes cercana a esa belleza venezolana, donde viviste 10 años?

No, en Venezuela iban de taco alto hasta al supermercado. Me siento cercana a la comodidad, trato de verme linda y mantenerme bien físicamente.

¿Cuándo te diste cuenta que eres objetivamente linda?

Nunca me engrupí con eso. Mi papá tenía terror a que con mi hermana, que siempre fue la bonita de la familia, descansáramos en creernos lindas. Él me decía “hay muchas mujeres más lindas”, y encuentro que estuvo bien, fíjate. Es que desde chica a las mujeres se les dice “qué linda”, pero a los hombres “qué valiente, qué inteligente”. Ahora a la Leticia le digo que es talentosa, chistosa, rápida; se lo copié a mi papá. No destaco su belleza, y es realmente bella (ríe). Si uno se lo dice constantemente va a sentir que ser linda es importante. No hago distinción con mis hijos. Cuando estornudan, les digo “salud, amor, talento”; nada de “salud, dinero y amor”.

¿Cómo te sientes ahora con tu imagen?

Me siento contenta conmigo misma, aunque uno siempre quisiera más. Te miras en el espejo y siempre te encuentras algo. Es parte de ser mujer no más. En la imperfección está la belleza. Finalmente, siento que la belleza viene cuando uno se asume, cuando asumes tus particularidades, cuando te aceptas.

Ya, pero cuéntanos cómo lograste bajar después de dos embarazos…

Con el primero engordé 17 kilos y en el segundo 22. No soy de las afortunadas que bajan solas. Si no hago dieta, no bajo. Con la lactancia no bajé ni un gramo; ¡para mí que es mito eso de que se baja! Hice una dieta con pocos carbohidratos, dejé el azúcar, comía cada dos horas, tomaba dos litros de agua y hacía deporte más encima. Me merezco haber bajado de peso porque trabajé por eso.

¿Qué ejercicios hiciste?

Me compré un equipito de TRX, salto la cuerda, mancuernas. En YouTube pones “clases de TRX” y está lleno de tutoriales. Pedro podría ser mi mancuerna para hacer sentadillas, porque pesa 10 kilos. No alcanzo a salir mucho de la casa para hacer deporte por los niños, pero hago todos los días, aunque sea 20 minutos. ¡Un dato! La @chio_trainer es personal trainer y te hace rutinas en cualquier lugar, y además comparte algunas en su Instagram.

¿Cuál es tu relación con el maquillaje?

En el día a día ando bien natural, no uso mucho. Si hablamos de marcas, me gusta mucho Nars. ¿Qué uso? Base, tapaojera, sombra; me gusta más delinearme por arriba, y me oscurezco los lados de la cara y la nariz, me hago los efectos de luz y sombra en la cara… Esto en el pick del maquillaje poh’, onda para un matrimonio. ¡Y siempre bloqueador solar!

¿Qué usas para humectar el cuerpo?

Cremas hidratantes no más. Al final uno tiene que hacer de todo: deporte, alimentarte bien, un chorrito de agua helada en la ducha, usar cremas y el resultado responde a todo lo que haces. Un gran consejo para prevenir las estrías es hidratarse más por dentro que por fuera, mucha agua. Me gustan mucho los aceites también, porque no te deja pegote, se absorben, y hay tantos aceites de almendras y rosas… Encuentro increíbles los de L’Occitane.

¿Algún dato de belleza que te haya sorprendido últimamente?

Sí, para prevenir las estrías y problemas de piel, en un vaso de agua disolver gelatina sin sabor y tomarlo; da elasticidad a la piel, es puro colágeno. Lo estoy probando hace una semana no más, pero veremos qué pasa.

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