Chile

La ropa de Agatha Ruiz de La Prada llega a Chile ¡Al fin!

Lleva más de 30 años llenando el mundo fashion de corazones, colores y globos; ha diseñado desde enchufes hasta chimeneas; en septiembre acaba de presentar su última colección, un tributo a Balenciaga, y ahora tendremos una línea con su firma en tiendas Dijon. Chilenas, preparémonos: ya no sólo nos “agathizaremos” con sus perfumes, ahora podremos llenar las calles de Santiago de alegría.

Divorciada hace poco, y después de 2 meses de vacaciones en Mallorca, la diseñadora española Agatha Ruiz de La Prada (57) reapareció renovada, reinventada, con 18 kilos menos y reconociendo que ahora canta, baila, juega golf y sale de casa todas las noches, algo que nunca hacía. En septiembre pasado presentó su última colección –un tributo al también diseñador español Balenciaga– en Nueva York y Madrid, llenando una vez más las pasarelas de originalidad, sofisticación y extravagancia, una explosión de colores y formas que son su sello. En más de 30 años de diseño, Agatha Ruiz de la Prada es una marca en sí misma, pero también una de las empresarias más exitosas de su país. Además de ropa y perfumes –lo más conocido en Chile– ha incursionado en objetos tan distintos como azulejos, lavadoras, coches de guagua, mochilas o puertas blindadas.

En tu última pasarela rendiste tributo a Balenciaga, ¿por qué?

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Porque me parece el más grande modisto de todos los tiempos, y además es español, como yo. Él fue uno de los grandes incursores en la Alta Costura e impuso innovaciones en la moda.

¿Cuáles son tus 3 diseñadores predilectos de la historia, y por qué?

Coco Chanel, Balenciaga e Yves Saint Laurent. Me inspiran, dan vida y felicidad.

La moda española, ¿dicta o sigue tendencias?

En este momento, dicta; todo el mundo copia a Zara a nivel mundial.

¿Eres la diseñadora española más internacional?

No lo sé, yo no puedo dar una respuesta natural de eso. Creo que los medios y las seguidoras de la moda tienen que dar su opinión al respecto.

Divertida, reconoce que se viste un 99,5% de Agatha, y si tiene que asistir a un funeral pide ropa prestada, porque el negro es uno de los colores que no se encuentran en su paleta. “El negro no me gusta porque es un color muy convencional; es la falta de libertad, la uniformidad que nunca me ha gustado. Es un poco el miedo social, y estoy en contra. La luz, que es el color, te cambia el ánimo, y con los mismos problemas o dinero, puedes estar más feliz”, dice. Lo suyo son los rojos, amarillos, naranjos, fucsias y morados, con estampados de corazones, estrellas y lunares, los mismos que podremos tener en nuestros clósets gracias al lanzamiento de la colección exclusiva Agatha Ruiz de La Prada para Dijon. 

Es enemiga de los abrigos de piel, pero amiga del animal print. “Me encantan los animales y por eso no quiero matar a ninguno, pero sí me puedo disfrazar de ellos”.

¿En tu colaboración con Dijon veremos la esencia Agatha Ruiz de la Prada? ¿O algo más “mesurado”?

Estoy muy contenta con mi colección de Dijon, todo tiene mi esencia y siempre busco que una pieza de la colección diga: ¡Esto es Agatha!

¿Qué es eso de “agathizar” el mundo?

Creo que las chilenas hace mucho tiempo que lo saben porque es un país al que constantemente estoy viajando y le tengo mucho cariño. Agathizar es exactamente entender lo que es Agatha Ruiz de la Prada, sus colores y diseños, y principalmente la felicidad.

¿Por qué decidiste hacer esta colaboración?

Porque Dijon está rompiendo esquemas en Chile. Cuando me contactaron me entusiasmé con esto de entrar con diseños internacionales, ya que ellos siempre trabajan con diseñadores chilenos con la meta de democratizar la moda. Entonces, entrar a dar ideas de diseño y exponer mi trabajo en este formato, me fascinó. Siempre que he trabajado en Chile he quedado súper contenta con los resultados.

¿Cómo nos defines como futuras clientas?

Como futuras clientas, tienen que ir a ver la colección, probársela, y así van a entender lo importante que es vestirse con alegría. Si te pruebas uno de mis diseños, te agathizas en segundos.

¿Tenemos que tener alguna característica especial?

La mujer Agatha es feliz, buena, educada… En una palabra, ¡sensacional! 

¿Es importante masificar o popularizar la moda?

Es importante democratizar la moda y ayudar al desarrollo de ésta. Es una industria de la que todos somos parte.

Siempre se te define como la diseñadora rupturista, de espíritu libre, que sueña despierta. ¿Falta algún adjetivo que te defina aún mejor?

¡Podría decir muchos!, pero me quedo con los que nombras y le agrego la felicidad.

¿En qué minuto de tu vida supiste que lo tuyo era el diseño?

Más o menos en la adolescencia, cuando me di cuenta de que el ir bien vestida me hacía feliz.

Agatha quería ser pintora antes de diseñadora. La familia de su madre fue mecenas de Gaudí, pagaron el 90% de su obra. “Eso me influyó mucho, el que mi familia gastara tanto dinero en financiar al artista más universal de Barcelona. Mi artista preferido es Picasso. Es sin duda el que más me ha influido, aunque también Mark Rothko y Andy Warhol”.

¿Qué te pone más nerviosa, un desfile, una entrevista, un shooting o la etapa de creación de una nueva colección?

Nada de eso me pone nerviosa, estoy acostumbrada. Algo que ahora realmente me pone nerviosa es la gente que bloquea las rayitas azules en WhatsApp, ¡y sólo se ve en gris!  

En Chile y en todo el mundo las blogueras o it girls tienen un rol preponderante en “lo que está de moda”, ¿qué te parecen estas nuevas integrantes del mundo fashion?

¡Me parecen muy divertidas, geniales! De hecho … 

La moda está entrando a una corriente más respetuosa de los materiales, y cómo y dónde se confecciona. ¿Estás metida en este tema de la Moda Consciente?

Soy muy consciente, pero me gustaría ser más activa en cuanto a esta corriente.

¿Te gustaría vestir a alguna política, Presidenta o Primera Dama?

A todos los diseñadores del mundo nos gustaría vestir a Juliana Awada, porque es espectacular (empresaria textil y Primera Dama de Argentina, esposa de Mauricio Macri).

ALGO DE INTIMIDAD

Pareces una fuente inagotable de alegría y optimismo a través de tus diseños. ¿Eres así en tu vida personal también?

Creo que sí, por lo menos eso trato de demostrar.

¿Qué te alegra en demasía?

Me alegra mucho que me quieran.

¿Cuándo llora o se entristece Agatha Ruiz de la Prada?

Cuando no me quieren, lloro.

Te acabas de divorciar de una relación muy larga, pero a la vez muy corta, ¿cuál fue la mayor enseñanza de este proceso?

¡Uy! He aprendido infinitas cosas en ese proceso. 

Se sabe que eres trabajólica, ¿te pasó la cuenta?

No. Gracias a mi trabajo he conocido más de 100 países y he presentado mis desfiles en muchos de ellos.

De hecho en España acaba de lanzar una nueva colección que también incluye toallas, fundas nórdicas y cojines, una vorágine creativa y de presentaciones que según la prensa hispana le habría  permitido evadirse de su situación personal. “En la época de mi madre, que no trabajaba, estas cosas (las separaciones) eran durísimas, porque el disgusto duraba treinta años. Pero el trabajo me está ayudando muchísimo”.

Tienes dos hijos, ¿heredaron tu misma pasión?

Los dos trabajan conmigo, tienen quizás menos pasión por la moda, pero realmente mucha más inteligencia para el negocio. Tristán es ahora el director general y Cósima se encarga más de la parte internacional.

España sigue siendo víctima del terrorismo, ¿dónde estabas para el atentado de Barcelona?

De vacaciones en Mallorca.

¿Te interesa la política o prefieres pasar de largo?

Me he tomado unas vacaciones de la política …

¿Cataluña debe independizarse?

No.

¿Un poco de Agatha aliviaría la relación de Trump con Norcorea?

Sí, totalmente, en especial por las flores y corazones. Creo que les alegraría el corazón.

Eres marquesa y baronesa, ¿usas tus títulos?

Me gustaría mucho usarlos, pero no se me ocurre cómo, porque es más el título que lo que se hace para ellos.

El 2010 se convirtió en marquesa de Castelldosrius, Grande de España, y baronesa de Santa Pau, los títulos más importantes de Cataluña. ¿Por qué? Tras un largo litigio liderado por ella misma, con el objetivo que España reconociera la igualdad de hombres y mujeres a la hora de heredar títulos nobiliarios.

“La historia es la siguiente: mi abuelo, en vida, repartió algunos títulos con sus hijos, y a mi madre prometió darle otros. Luego no le dio nada. Mi abuelo esnobeaba mucho a su yerno, que nunca le cayó bien, y mucho menos cuando se separó de su hija, mi madre. Esto hizo que pagara el pato mi madre y que en la familia la trataran peor. Luego, cuando murió mi abuelo, repartieron siempre en su contra, siempre se portaron mal con ella. Lo hice porque soy la nieta mayor, pero fundamentalmente porque estaba convencidísima de que era lo justo; lo hice por mi madre y lo conseguí después de luchar mucho”.

¿Cambió en algo tu vida?

En nada. Sigo trabajando igual. Como una loca. Me metí en este litigio sin ganas y fue muy pesado para mí. Lo hice porque siempre he sido feminista y pensé que era necesario hacerlo. Ganamos y ya está. La vida sigue igual. No participo ni de cenas ni de bailes, pero eso es lo bonito, que no sean útiles, sino sólo un adjetivo al nombre. Todo el mundo tiene contradicciones. Sigo teniendo la mentalidad de pasarme dos meses de vacaciones, siempre con la rabia de no pasar tres, que es lo que hacían mi bisabuela, mi abuela y mi madre. Y, por ejemplo, no me gusta el golf, pero juego todas las mañanas, porque es lo que hay que hacer.

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