Chile

Héctor Morales: “Hace tiempo que no sentía que era un gran año”

Protagoniza  “El Zoológico de Cristal”, una de las obras más exitosas de la temporada, en el Mori Bellavista; participará en la próxima teleserie de TVN, y conduce un programa cultural. Con una exitosa vida profesional que lo avala, no duda en criticar el escaso acceso al arte de los chilenos, y las pugnas en redes sociales.

Fotos: Gonzalo Muñoz F. Agradecimientos a Hotel Director.

Cuando conoces la historia de esfuerzo y éxito de Héctor Morales (35), es imposible no pensar en el poder de construirnos a nosotros mismos. Amante del arte, de los animales e incansable “activista” cultural, constantemente sorprende con nuevos roles en televisión, cine y teatro.

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Este año tomó una difícil decisión. Rechazó la oferta de volver a “Soltera otra vez 3” (Canal 13), y optó por quedarse en TVN para continuar en el área dramática, específicamente en la teleserie “Wena profe”, y conducir el programa “Zoom urbano”. “Hay mucho por hacer en el área dramática. Hace algún tiempo de alguna manera me prometí tomar decisiones más allá de lo económico, donde la intuición me guiara. Estoy con mucho trabajo, pero me siento súper contento. Hace tiempo que no sentía que era un gran año”, confiesa el actor, quien pronto estrenará la película “Swing”.

Actualmente podemos disfrutar de su emocionante participación en “El Zoológico de Cristal”, de Tenesee Williams, en el teatro Mori Bellavista (hasta el 30 de septiembre), obra que protagoniza. Hablamos de un trabajo realista, importante dentro del teatro contemporáneo. Se montó en 1945, pero sigue vigente debido a su temática, e incluso se estrenó en Broadway hace un par de meses. Habla de lo que sucede en una familia donde el hijo mayor, interpretado por Héctor, no puede desarrollar su vida por hacerse cargo de una familia con padre ausente.

La matriarca, personificada por Claudia di Girólamo, espera lo mejor para hijos, y que su hija, que tiene una pequeña discapacidad, cumpla con casarse con un buen esposo, una tarea que le encomienda al hermano mayor. Todo esto al interior de una familia de clase media con relaciones desgastadas. Héctor también toma el rol de relator.

“Si te enfrentas a este trabajo ves una obra que habla de una crisis familiar, pero la gente rápidamente conecta con su propia historia”, comenta.

¿El teatro es un arte fácil de entender para el público?

No, es una de las artes más exigentes. No sé si es fácil entenderlo siempre. Es tan arcaico sentarse en un lugar para que te cuenten una historia… Mientras estudiaba la obra pensaba que hoy estamos tan híperconectados con las redes sociales, que exigirle a alguien que se desconecte por una hora y media, para conectarse con una historia, es casi hacer un acto de fe. Sigue siendo un arte muy contrario a lo que vive el hombre en el día a día.

¿Crees que las artes siguen siendo elitistas?

Hago un programa que aborda la cultura y la gente en las calles (“Zoom urbano”, TVN), lejos de los centros de arte o museos. Me he dado cuenta de que se ha instalado un discurso que le sirve al sistema, “al público no le interesa la cultura, sino sólo el fútbol o los realities”. Hay gente a la que no le interesa, pero cuando se acercan a la cultura en todas sus expresiones, incluso a través de la comida, se enamora y la busca. El punto es que no tienen herramientas. Cuando alguien trabaja diez horas al día, se demora cuatro en desplazarse, ¿cómo le vamos a pedir que vaya al teatro? Con suerte alcanza a conversar con el hijo antes que se quede dormido, y lavar la ropa. Por cierto que las artes siguen siendo elitistas, porque el Estado no se ha relacionado de manera directa y concreta con ellas.

Conducías el programa cultural “Panorámica”, en 13C, y ahora estarás en TVN tocando la misma tecla. ¿Pensaste que llegarías a animar un programa?

No, cuando era chico tenía más pudor. Era actor de teatro, y pensaba que tenía que ser sólo actor. Con la edad te das cuenta de que quieres estar donde eres un aporte, donde te necesiten. A mí me gusta estar en conexión con la calle. Siento que algunos colegas pecan de seres ególatras al creer que la vida del actor debe ser bastante hermética, pero me parece que, si uno no está conectado con lo que pasa, no tiene material para trabajar.

Contaste que tu familia es de esfuerzo, de San Bernardo, que fuiste el primero en llegar a la universidad. ¿Influye esa historia en tu carrera?

Siento que de donde vengo, donde estudié, sólo han sido ganancias para mí, porque estoy conectado con la realidad de la mayoría y me ayuda para tener conciencia de lo que pasa en mi país. Conectar a los chilenos con algo que no se transa económicamente, algo cultural, me parece primordial. Con respecto al tema “elitista”, en la televisión la mayoría de los actores pertenecen al mismo lugar social; en el teatro es más diverso.

¿A qué lugar social?

En general, los actores de la tele son muy cuicos. Es que para un cabro que viven en La Florida o Maipú es poco realista pensar que quiere ser actor. Su familia, que le da la posibilidad de estudiar, va a querer que elija algo con que pueda ganarse la vida. Recuerdo haberle dicho a mis papás que quería ser actor, y ellos me decían que estaba perdiendo el tiempo. “El vecino del lado se compró un taxi y está ahorrando”, me dijeron. En una familia de clase media, estudiar es un lujo.

¿Te consideras austero?

Sí, porque sé la profesión que tengo. Es súper inestable. Aún así, me gusta vivir bien. No puedo estar en un lugar que pase frío, porque no quiero pasar frío. Si tengo que gastar un poco más para que donde vivo esté temperado, lo voy a hacer, porque he pasado demasiado frío en mi vida. Para algo trabajo. Nací en una casa que tenía piso de tierra, y en vez de barrer, se regaba. Ahora quiero vivir en una casa temperada. Si eso es no ser austero, no lo soy (ríe). También me doy gustos en cosas que me nutren, como viajar. Me gusta el arte en general, tengo muchos amigos pintores, así es que, si tengo la posibilidad de comprar un cuadro, lo compro. Dejé de tener culpa.

En Twitter comentaste sobre la polémica con el Pastor Soto –quien pisó la bandera homosexual– y el “bus de la libertad”. ¿Vivimos un momento de odio?

Vivir en Chile hoy es bien difícil, hay una constante pugna entre muchos lugares. De cualquier tema hay desencuentros. Me parece que sería súper rico para nuestra sociedad, pero en la medida que significara evolución, que aprendiéramos sobre la opinión del otro. En general Chile es un país muy ignorante en muchos temas. El otro día me preguntaban qué opinaba de la causa mapuche, me doy el tiempo de tratar de entender lo que pasa, pero es tan complejo, que incluso así no puedo generar una opinión radical, no me siento capacitado. Uno tiene que asumir que hay espacios donde uno tiene más opinión que otros, por tener más información. En las redes sociales todos tienen opinión de todo, estamos hablando al mismo tiempo, y no generamos nada nuevo.

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