Chile

Fernanda Ramírez: “Tengo un origen humilde y estoy muy orgullosa de eso”

“Augusta Montero” (“Perdona nuestros pecados”, Mega) es una joven clasista que actúa por su propia conveniencia. Fernanda es el contraste: siempre cercana a los afectos, a la simpleza de la vida y apasionada por su profesión. 

Fotografías Gonzalo Muñoz Farías. Maquillaje y pelo: Sole Donoso A. Producción de moda: Rodrigo Álvarez Novoa.  Agradecimientos a Hotel Director.

Actuar es espontáneo para Fernanda Ramírez. Su talento no se cuestiona después de sus participaciones como “Gladys” en “Pituca sin lucas”, o “Camila”, en “Papá a la deriva”, aunque todo su potencial “floreció” gracias a “Augusta Montero”, la a veces odiosa joven de “Perdona nuestros pecados” (Mega). Esta vez le tocó el rol antagónico, envuelta en un polémico trío amoroso con los hermanos “Möller”, que sigue dando que hablar en redes sociales. Lo mejor es que queda mucha historia, aún más potente, de esta teleserie escrita por Pablo Illanes.

“Se ha generado una dinámica súper rica. Es el elenco más afiatado en el que he estado. Nos vemos constantemente, somos súper amigos todos. Es rico ir a trabajar, es como ir a jugar con los amigos. Eso me pone súper contenta y me llena de energía”, confiesa.

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Sin imponer un tono moralizante, el evidente clasismo de “Augusta” desaparece en Fernanda. Se reconoce en los gustos sencillos, se siente orgullosa de su procedencia de un barrio de La Cisterna y no cae en el estereotipo de actor o actriz “cool”. Casada con el actor Francisco Dañobeitía y madre de Gael, de 1 año y tres meses, si bien era muy abierta sobre su intimidad en medios y redes sociales; hoy prefiere no ahondar en su vida privada. Quiere que la reconozcan sólo por su talento profesional. Aún así, hace unos días volvió a generar polémica cuando a su Instagram subió una foto amamantando a su hijo. “Ser madre y amamantar me hace sentir súper poderosa. Tengo el poder de nutrir, de calmar, de refugiar, de disfrutar, de lo que sea. Ha sido, sin duda, la experiencia más sublime y desafiante de mi vida”, escribió, apoyando la conmemoración del Mes de la Lactancia y como parte de un proyecto que busca mostrar lo natural y hermoso del acto, como una reivindicación del derecho de las madres de alimentar a sus hijos donde deseen.

La maldita raza que come y no engorda”

¿Te importa “el qué dirán”?

Cada vez menos…

¿Pese a las redes sociales? Antes tenías fotos con tu guagua (siempre de espalda), y las sacaste.

Comprendí que, cuando estás con el nivel de exposición que tenemos nosotros, la gente cree que tiene derecho a decir lo que quiera, sea bueno o malo. Es una red social y debes estar abierto a que opinen lo que quieran. Por lo tanto, decidí no exponer nada que sea de mi vida privada. Sólo la uso para mostrar lo que estoy haciendo, en lo que estoy trabajando, marcas con las que trabajo; ya no es mi álbum personal, como al principio. Cuando me escribían cosas mala onda, respondía, me enganchaba; ahora bloqueo, bloqueo, la mala onda.

En Instagram cuentas pequeñas historias. En una relataste que estuviste en un templo, como un grupo religioso. ¿Es cierto?

Tiene parte verdad y otra no. Realmente entré a un templo, pero está exagerado. No voy a contarlo porque es parte de mi vida privada.

En otro confesabas que extrañabas la soledad. ¿Se puede extrañar?

Eso tiene que ver con la exposición. No sé si puedo salir a la calle, fumarme un cigarro y que nadie esté observando. Incluso si no se te acercan, uno siente el ojo mirando (ríe). Pero me agendo esos espacios de todas formas.

Contaste públicamente sobre tu familia, que viviste sola con tu mamá. ¿Creciste con una figura femenina fuerte?

Sí, totalmente. Mi mamá es absolutamente autosuficiente, hasta el punto negativo de no pedir ayuda, rasgo que heredé. Me cuesta mucho decir que necesito ayuda. Mi arquetipo femenino es súper fuerte, de autosuficiencia, de no necesitar ayuda de un hombre.

Hubiese aspirado a no a ser madre ni casarme. Jamás tuve el ideal de la familia perfecta, no me hacía sentido. Pero…, las vueltas de la vida. Conocí a Francisco y me cambió el paradigma”.

Ahora que tu hijo está más grande, ¿te sientes más resuelta?

Sí, cada día más arriba de la pelota, nos entendemos más con Gael, tenemos un lenguaje común.

¿Quieres ser mamá de nuevo?

No voy a escupir al cielo, pero creo que no. Incluso me gustaría, pero siendo realista lo veo difícil, por mi carrera. Estuve alejada un año de mi trabajo para cuidarlo a él. Fue maravilloso, pero pesa económicamente, en el training, en todo. Es complejo.

¿Existe un cuestionamiento sobre “me estoy perdiendo la fiesta”?

No, porque en mi adolescencia me lo carretié todo. Obvio que mis compañeros salen y no puedo ir a todo, pero lo agradezco, porque no siempre tengo energía. Hay una diferencia con los 20. Y trabajamos como chinos igual…

¿Los miedos aumentan siendo mamá?

Nunca he sido miedosa, pero ahora me da miedo morirme por dejarlo a él. No quiero que crezca sin madre. Soy más prudente al manejar, ando más perseguida en la calle, me cuido más…

Quedaste súper delgada después de tu embarazo. ¿Te cuidas mucho?

¡Soy de la raza maldita que come y no engorda! (ríe). Desde chica fui muy flaca, siempre estuve bajo peso y mi mamá siempre estaba preocupada. Pero es mi contextura no más. Quizás seguir amamantando me mantiene más flaca. Ahora debo estar tres kilos bajo mi peso normal, pero no hago ejercicio ni dietas.

La famosa Augusta

No siempre mira a los ojos. Se nota cierta timidez que puede parecer mal humor, pero me equivoco. “Tengo buen humor, pero soy introvertida, más seria. Desconfiada. Cuando conozco a alguien observo mucho, mucho, hasta que llega un punto en que me involucro”.

¿“Augusta” ha sido tu papel más importante?

En televisión, sí. El personaje más complejo, con más matices, con más giros dramáticos y el que me ha traído más reconocimientos a nivel actoral.

¿Necesitó más trabajo, también?

Sí, más estudio. Al principio no estaba de acuerdo con mi trabajo, sentía que estaba “al debe” en relación a mis compañeros. También porque venía de dos teleseries seguidas del horario de las ocho, entonces venía pegada con un estilo actoral, me fue difícil desmarcarme. Viendo el producto final entendí el lenguaje, los tiempos, se me hizo más fácil acoplarme y pude decir “ahora sí”.

¿Todo es más exagerado, teatral?

Mucho más teatral, pero al mismo tiempo más real. No haces una maqueta, como en la teleserie de las ocho. Ahí eres la niña tierna, la mala. Ningún personaje es realmente malo o realmente bueno. Todos tienen oscuridades o luces.

¿En qué otros proyectos estás?

En una película llamada “Harem”. Es de realidad virtual, es decir, para verla hay que ponerse un casco de realidad virtual. Está grabada en 360 grados. Hacia donde mires tendrás una imagen. Es la segunda película de realidad virtual chilena (la primera fue “Constitución”), y también es de Leo Medel. Actúo con Mariana di Girólamo, Tutu Vidaurre, Eliana Albasetti, Patricia Rivadeneira.

¿Bajo qué temática?

Se trata de un hombre que despierta el día de su funeral y se da cuenta que una de sus siete esposas intentó matarlo. El rollo es descubrir quién del harem es la asesina. Las esposas se las da una ‘compañía de harem’; a través de un programa ven cuáles son tus gustos, quiénes coinciden, y te las mandan. Esta misma compañía hace una auditoría para saber quién es la culpable. El desenlace es sorprendente.

¿Y cómo la podremos ver?

Para “Constitución” instalaron sillas de computadores con su propio casco. Es increíble, porque sientes que las cosas te pasan a ti, los personajes te miran a los ojos, te tocan. Tuve que interactuar con las cámaras todo el rato. Estuvo bien entretenido. Saldrá pronto el teaser, y la película creo que la podrán ver a fines de año o el próximo. Además preparo una película para el 2018 y grabé un piloto de una web serie que la protagoniza José Antonio Raffo, Lucas Balmaceda, Claudia Celedón y yo.

¿Se vienen más teleseries en Mega?

Todavía no hay fecha para la próxima. Después de terminar “Perdona nuestros pecados” quiero descansar un rato, y luego centrarme en hacer cine. También le estoy echando el ojo a las series. Las teleseries me gustan, pero las llevo probando un rato y me gustaría probar más series. Hay mucho por aprender ahí que aún no he podido explorar.

Enumera tus atributos como actriz:

Soy buena para recibir instrucciones, y eso funciona. Me gusta generar la sensación que tengo perillas. Me gusta lograr cuando me dicen “quiero más de esto” o “menos de esto otro”. Llegar a esos lugares me parece demasiado atractivo. 

En YouTube hay videos de distintos colegios, siendo entrevistada. ¿Por qué das esos espacios?

Me han invitado a hablar a colegios con niños en riesgo social, a talleres de Periodismo, donde su actividad final es entrevistar una persona conocida. Me gusta ir porque se incentivan sus ganas de transformarse, y además porque no vengo de un lugar fácil. Me crió mi mamá, mamá soltera, en La Cisterna; conviví con la marginalidad, finalmente logré estudiar y estar en un lugar de reconocimiento o de éxito, si se le quiere llamar así. Es lindo decirle que ellos también pueden hacerlo, porque piensan que uno la tuvo muy fácil. Tengo un origen humilde, estoy muy orgullosa de eso, me gusta que sepan y tengan fe en que si quieren algo, pueden lograrlo estudiando o esforzándose.

Ahora que puedes darte ciertos “gustos”, ¿cuál el mayor lujo?

Somos bien sencillos los dos. El mayor gusto es arrendar una casa y no un departamento. Tenemos patio, ¡ese es nuestro gran lujo! (ríe). Coleccionamos vinilos, quizás eso es lo más raro. Antes era buena para viajar, pero ahora con mi hijo hay que pensarlo, planificarlo más y no hemos tenido tiempo tampoco.

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