Chile

Montserrat Ballarin: “No entiendo la obsesión por la juventud eterna”

Por primera vez la vemos en un papel popular, en la teleserie “Tranquilo papá”, de Mega. Aunque se piense lo contrario, considera que mantiene varias semejanzas con su personaje. Es nuestra musa en el especial accesorios de otoño invierno que preparamos… En medio del cual nos muestra su visión de vida.

Por: Carolina Palma Fuentealba. Fotografías: Gonzalo Muñoz Farías.
Producción de moda y estilísmo: María José Cabargas S.
Pelo y maquillaje: Soledad Donoso A.

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No se considera una adicta a la moda. De hecho, le cuesta hacerse el ánimo para ir al mall, le da pereza probarse diferentes prendas. «Me gusta la moda, pero sólo escoger lo que me gusta. Eso de sistematizar la moda y decir esto se usa para este otoño, no creo mucho en esa moda uniformada. Por eso al final a uno la pelan cuando va a eventos, porque se viste como mamarracho (ríe). Uno a veces se viste como reflejo de la vida que lleva que muchas veces es más desastrada, desordenada. Sales a las 7 de la mañana en bici, te vas a la pega, después a ensayo y después te vas al carrete con la misma ropa no más. Para mí es más importante llegar, pasar más tiempo con mis amigos, que pasar a la casa, ponerme bonita y partir», dice Montserrat Ballarín (30).

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Pese a esto, le gusta jugar diversos papeles. Por lo mismo, aceptó transformarse en nuestra modelo de maquillaje y accesorios. Aunque objetivamente es una mujer bella, atractiva, cultiva otros talentos, como el baile, ama el flamenco y la interpretación. Ahora la vemos en la teleserie «Tranquilo Papá», de Mega, donde personifica a Cinthia Morales, su rol más alejado de «la cuica».

Además, forma parte de la compañía Departamento de Teatro, con la cual prepara una nueva obra que se estrenará en junio en el GAM, junto a Francisco Reyes, Álvaro Morales y Ximena Rivas, entre otros. «Ha sido bien bonito porque partimos hace años haciendo obras, y se nos acercaron aliados para los proyectos. Es interesante lo que pasa en el cruce de generación, y que ellos estén dispuestos a escuchar las ideas que tiene uno. Nos nutrimos mucho. Ha funcionado bien esta compañía colaborativa, con obras que no siempre tienen papel para todos. Es bueno saber que uno puede actuar, servir café, planchar los vestuarios o conseguirse fondos. Es un buen ejercicio para el ego trabajar desde todos los frentes».

Mantiene una gran conciencia social, le gusta la lectura y no duda en dar su opinión referente a distintos temas. ¿En qué cree Montserrat Ballerin? En esta entrevista revela interesantes aristas de su personalidad.

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Lejos de la iglesia
«Me criaron en una familia muy católica, tuve esa formación, pero llega un momento en que tomas decisiones propias. No dejé de creer, pero no veo la necesidad de encasillarme en una religión. Creo más en las energías. Las acciones que uno realiza tienen consecuencia, y con cada pequeña decisión uno arma la vida que quiere construir. No creo en la figura de este Dios que manda las cosas por algo, más bien creo en el ser humano. Energéticamente uno llama las cosas que van pasando. Cuando tengo algún problema, recurro a los parientes que se fueron, como mis abuelos. No sé porque uno pide que lo cuiden, uno lo hace sin pensar».

Arribismo santiaguino
«Tengo la sensación, quizás porque soy de Punta Arenas, de que Santiago está hecho para que la gente no se mezcle. Sus fronteras están super delimitadas: el barrio bueno, es el malo. Incluso, cuando vives en Santiago, lo asumes como una realidad. Es un tipo de arribismo, clasismo. Creo que no hemos avanzado mucho y como santiaguinos, tenemos que empezar a dejar de lado los prejuicios. Sobre todo porque la información que estamos mandando a regiones es alarmante y no cierta».

No más cuicas
«La gente se acostumbra a verte en un tipo de papel en televisión, y te recuerda y te asocia con eso. Siempre me he considerado más piruja que cuica. Es divertido que la gente me tenga asociada a más cuica, pero mi niñez fue en Punta Arenas, en la calle, tenía amigos de todas partes. Para el papel en «Tranquilo Papá» me he preparado observando a la gente y tratando de buscar referentes, pero también con la ´chispeza´ que le puede dar uno. Es un desafío, uno agradece que los jefes hayan tenido la confianza con uno de dar un papel diferente, que no saben si va a funcionar. No es desafiante en el sentido que no es tan tan diferente a mí».

Libre de prejuicios
«Creo que uno viene con un chip súper integrando inconscientemente y trata de hacer pega consciente de, cuando se pilla prejuiciando algo, dejar de hacerlo. Cuando uno llega de región, lo primero que te preguntan en Santiago es tu apellido y de cuál colegio saliste. Eso no ha cambiado mucho este último tiempo. Por suerte vengo de región, soy más NN y mi apellido no es reconocible porque mi papá es un emigrante. Uno hace la pega de sacarse el prejuicio, y reconocerlo en un ser humano que es igual a ti, y mientras lo conoces ves las diferencias».

Beneficios de viajar
«Si en algo uno debería invertir es en viajes. Conoces culturas distintas que se relacionan de forman diferente, sales de los lugares cómodos, seguros. El viaje que tengo más presente es uno que hice hace poco: me fui sola más de un mes por algunos países de Europa, como Portugal, España y Alemania. Fue bonita la decisión de irme sola. Te vas y cambias las perspectivas de los problemas, todo se ve más pequeño, los problemas ocupan el lugar que ocupan realmente, no como uno los magnifica en la cabeza».

Juego de la vanidad
«Todos tenemos algo de vanidad. También es importante que esté presente, pero que no te consuma energía para usar en cosas más importantes. Me mantengo delgada porque soy bien buena para moverme, media nerviosa. No me quita para nada el sueño. Además, hay estándares que no son los reales. Sobre todo siendo actriz, tu cuerpo es tu herramienta para comunicar, para construir los discursos que quieras construir, entonces, hay que quererlo como es. A veces uno se pega una engordada, pero dentro de límites sanos, no debería hacerte daño. Lo importante es que el peso no sea un obstáculo para hacer cosas. No entiendo esta obsesión por la juventud eterna».

Los 30
«Automáticamente, uno se cuestiona su vida. Igual agarré mis cosas y me fui de viaje (ríe). Creo que tiene que ver con iniciar etapas nuevas, y validar las decisiones que uno ha tomado. Hace un tiempo, la única manera de hacer una familia era casarte y a los 30 estabas casada. Creo que eso no es así hace mucho rato. Es bonito cuando uno ha validado otras decisiones en la vida, y la manera de hacer familia ahora es más dúctil. Tampoco creo que la única manera de ser feliz sea casarse y tener hijos. Ahora hay muchas más formas de realizarse para las mujeres. Me vino un cuestionamiento, pero uno bonito porque las opciones que he escogido me han traído satisfacciones. Todavía tengo tiempo de tener hijos. No se me está pasando la vieja todavía» (ríe).

Cultivar amistades
«Los amigos son una parte importante de mi vida. Es la familia que uno elige al final. Con el ritmo de vida que uno lleva, que no tiene horarios estables, mis amigos son pilares igual que mi familia. Los veo varias veces al mes. Tiempo es lo único que uno tiene para dedicarle a la gente que uno quiere. Ha sido un bonito aprendizaje en los últimos años, darme cuenta que es lo único que uno tiene para entregar, aunque estés cansada, llegues a las diez de la noche, tengas que estudiar. Pienso que uno no sabe cuándo es su último día. Cuando te quedas hasta tarde porque quieren contarte un problema, al otro día estás cansada, pero contenta. Me tomo el tiempo, porque vivimos en una sociedad que nos ha dicho que el trabajo es lo único importante. Esta generación es más consciente de que el trabajo debiera ser algo que te hace feliz o te permite tener los medios para hacer cosas que te hacen feliz».

Amante de la lectura
«Siempre trato de estar leyendo un libro. Cuando no tengo tiempo de leer es cuando estoy haciendo teatro, aunque haciendo teatro lees muchos referentes para nutrir esa obra. El amor por la lectura me lo inculcó la lectura, el valor de leer por goce, por gusto. Me gustan muchas las novelas y estoy súper pegada con Haruki Murakami, un escritor japonés. En la literatura, las películas, las artes visuales, cualquier manifestación artística es una puerta de entrada para entender universos lejanos o los que no son los más cómodos para uno».

Desesperanza política
«Voto, pero con profunda desesperanza. No es que no me interese, pero hay una desilusión con la clase política. Eso tiene que ver con algo profundo: no puede ser que un político gane más que un profesor. De a poco nos damos cuenta que está mal hecho desde el origen. Servir al pueblo es ser un representante del pueblo, y cuando existe otros intereses más grandes que el primordial, no sé si algo bueno puede salir de ahí. En general, el estilo de política de la gente joven me llama la atención, pero también tengo poca certezas. Es gente con ideas nuevas a un sistema que se cae a pedazos. Me pregunto qué se puede hacer gente con ideas nuevas en un sistema viejo».

Conexión con la naturaleza
«Me gustan mucho las flores. Cuidar flores es una faceta que nació hace poco, más de vieja (ríe). Me bajó el trauma porque un amigo me dejó cuidando su cactus y se me pudrió, y no podía ser que ni siquiera pueda cuidar un cactus. No tengo mascotas, hijos, nada, así que probé con las flores. Encontré una terapia en plantar las flores, en darle el espacio todos los días al llegar a mi casa. Aunque uno quiera sólo acostarse, darte el tiempo de regar las plantitas, me gusta. Es lo mismo que me pasa con la bicicleta. Son buenos espacios para que la vida no pase de largo».

Así fue la sesión de fotos de Montserrat Ballarin para Nueva Mujer

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No te pierdas el backstage de Montserrat Ballarin para Nueva Mujer

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