Se te apareció marzo cuando recién comenzabas a disfrutar del buen tiempo y el «cierto» relajo que se vive en la ciudad. Todos los años pareciera que llega A rápido el mes que marca el verdadero inicio el año, ese que parte con el colegio, la universidad y un período laboral recargado. ¿Cómo mantener algo del descanso logrado?
Existen algunas pautas que podrían convertir marzo en un mes más planificado y, por lo tanto, agradable en la medida que pongamos en práctica ciertas medidas:
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1-. La importancia de una rutina. Los niños que crecen sin una rutina diaria constantemente buscan y prueban hasta dónde pueden llegar, especialmente si están haciendo algo que les gusta, por ejemplo, ver televisión, jugar Play o disfrutar afuera. También se resisten a asumir sus responsabilidades, como recoger sus juguetes o hacer las tareas. Si estableces rutinas predecibles –como horarios para acostarse, comer y levantarse– la disciplna será más fácil. Es importante, eso sí, que seas consistente y procures no variarlas.
2-. Crear un orden. «La rutina diaria es para los niños lo que las paredes son para una casa, les da fronteras y dimensión a la vida. Ningún niño se siente cómodo en una situación en la que no sabe qué esperar. La rutina da una sensación de seguridad y un sentido de orden del cual nace la libertad», escribió R. Driekurs, siquiatra y educador estadounidense. Los límites le indican al niño que toda actividad tiene una duración.
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3-. ¿Qué límites poner? Dependiendo de la edad, puedes establecer:
+El niño puede jugar afuera hasta la hora de comer.
+Puede ver televisión de las 4 a las 5.30 de la tarde.
+Después de las 7 pm ya no puede ver televisión ni jugar.
+A las 8 de la noche tiene que acostarte. El establecer una hora para acostar a tu hijo temprano y mantenerla no es fácil, pero los beneficios son enormes: asegura el descanso del niño y los padres tendrán tiempo para ellos y sus intereses.
Las reglas deben comenzar a establecerse desde pequeños y fortalecerse al menos dos semanas antes del inicio de clases. A medida que los niños van creciendo, la rutina diaria se vuelve más compleja y, poco a poco, se van introduciendo las normas de conducta y de higiene, y los límites.
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4-. A quién madruga… Dios lo ayuda, dicen. Y esta ayuda parte porque es impagable comenzar cada día con traquilidad. Desde otra perspectiva, qué peor que despertar para comenzar la jornada con prisa, nerviosismo y malos ratos. A la larga, se transforma en un negativo desgaste de energía, tanto para los adultos como para los niños. Si todas las mañanas son un caos, lo primero es replantear la situación, ver en qué estamos fallando y cómo podemos optimizar nuestro tiempo para que nos alcance.
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5-. Buen dormir. Para los niños es fundamental dormir bien y despertar tranquilamente, ya que necesitan un poco más de tiempo que los adultos para pasar del estado de sueño al de vigilia. Despertar de un sobresalto los predispone a estar desganados e irritables durante el día.
Al levantarse más temprano, no sólo se gana más tiempo para hacer las cosas, sino también tranquilidad y armonía, que finalmente se traduce en una mejor relación familiar y un mejor desempeño en las actividades diarias.
Los niños necesitan que éstas sean organizadas por los adultos, por eso, puedes establecerles un orden de lo que deben realizar por las mañanas, asignando tiempos. Por ejemplo, primero ir al baño, tomar una breve ducha, vestirse, peinarse y tomar el desayuno. Así el niño tendrá una pauta a seguir.
6-. Se puede adoptar el hábito de dejar preparada la ropa y las mochilas el día anterior, hacer que los niños se bañen por la noche, dejar las colaciones listas en el refrigerador y la mesa puesta para el desayuno.
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7-. Y por sobre todo, tener una actitud entusiasta y positiva por las mañanas, para que tus hijos se contagien con esta energía. Si te levantas desanimada, seguirán tu ejemplo. También es importante que los esfuerzos de los niños por estar listos a tiempo sean compensados. Felicítalos cuando lo logren y, en ocasiones, prémialos, por ejemplo, con un rico desayuno en cama el fin de semana. Recuerda que una actitud positiva puede más que mil regaños.